Inglaterra despega como un tiro ante Ir¨¢n
La selecci¨®n de Gareth Southgate arrolla a un rival muy d¨¦bil y muestra su gran repertorio ofensivo sin necesidad de que anote Kane, su mejor chacal
No se demor¨® Inglaterra, que despeg¨® como un tiro en Qatar. Fundi¨® a Ir¨¢n con una zurra considerable, pu?o de hierro, palo a palo. De nada la sirvi¨® al conjunto persa un sobrepeso defensivo. De mucho le sirvi¨® a Inglaterra su escuadr¨®n ofensivo. No necesit¨® jugar, le bast¨® con atacar. Del resto se encarg¨® el equipo del portugu¨¦s Carlos Queiroz, sorprendentemente ingenuo para ser el m¨¢s veterano del torneo. Y no le falta recorrido al propio Queiroz, con cuatro Mundiales en la mochila, a solo uno del r¨¦cord del brasile?o Carlos Alberto Parreira. Como cierre, la en¨¦sima estupidez de ese artefacto que es el VAR en manos de qui¨¦n sabe qui¨¦n. Para el 6-2, en la ¨²ltima mil¨¦sima del encuentro, un penalti que fue un diminutivo de penaltito, o menos a¨²n. Delirantes tiempos, tiempos de gloria para el cada vez m¨¢s copioso pelot¨®n arbitral. Resulta que el sector que debiera ser el m¨¢s transparente y preciso del tinglado es el m¨¢s bab¨¦lico. De traca.
El duelo comenz¨® con gestos inequ¨ªvocos. Rodilla en tierra de los ingleses y silencio de los jugadores iran¨ªes, mudos al sonar el himno. No al racismo y no al r¨¦gimen iran¨ª tras la muerte de la joven kurda Mahsa Amini. Despu¨¦s de los elocuentes proleg¨®menos, el f¨²tbol tard¨® en llegar.
El partido comenz¨® de forma accidentada. Todos en un campo de minas. Todo el mundo chocaba, el personal se iba constantemente a la lona, se anudaban unos a otros. F¨²tbol en un patio de recreo. Hasta que se desplom¨® Beiranvand, portero de la selecci¨®n persa. Un trompazo con su camarada Hosseini le dej¨® sonado, muy sonado, cerca de un cuarto de hora. El chico intent¨® sobreponerse, pero se desmoron¨®. Poco despu¨¦s lo har¨ªa todo el conjunto iran¨ª, arrollado en un periquete por la carga rival. Fin de la contienda.
Orden¨® Gareth Southgate un 4-2-3-1, con Rice y Bellingham de sostenes en el gabinete de medio campo, Mount de enganche con Kane y Saka y Sterling como aspiradores por los costados. Frente a un adversario enchironado con cinco guardianes y cuatro brigadas por delante, a Inglaterra le cost¨® dar con el desenlace. Lo marc¨® Maguire, un central de forro grueso de lo m¨¢s chocante: es mejor cerca de la porter¨ªa ajena que de la propia.
A la media hora, con el encuentro a¨²n muy pedestre, el capit¨¢n del United caz¨® al vuelo un cabezazo que atiz¨® el larguero de la meta de los de Queiroz. La ruta era a¨¦rea. Al instante, Bellingham clav¨® el 1-0. De cabeza, por supuesto. Y de inmediato, Saka grap¨® el 2-0 con una asistencia de Maguire de cabeza, claro. Tambi¨¦n por los aires gan¨® Kane un asalto que deriv¨® en el 3-0, abrochado por un complejo remate de Sterling.
Ir¨¢n, crispada y fundida. Nada que ver con la selecci¨®n que en Rusia 2018 casi provoca un soponcio a Espa?a y Portugal. Solo busc¨® la trinchera y lo hizo con monaguillos, nada que ver con el edadismo que la significa. Queiroz intervino al descanso y durante un tramo rebaj¨® la defensa a cuatro en l¨ªnea. Dio igual, el martirio sigui¨®.
A esta Inglaterra le distingue su arsenal. Southgate dispone de una m¨¢s que notable bater¨ªa de delanteros para afiliarse a Kane. El capit¨¢n tambi¨¦n es alguien fuera del ¨¢rea. Lo mismo que sus socios dentro. De hecho, en la goleada a Ir¨¢n no moj¨® Kane, al contrario que Sterling, Saka, Bellingham, Rashford y Grealish. Cualquier d¨ªa lo har¨¢n Foden o Mount. Y Kane, obvio.
Tal es el batall¨®n que tras relevar a los cuatro atacantes se mantuvo el torrente de goles. Ocurre que Southgate tiene que hilar fino para que el equipo no se le descompense. Cuenta con el muy competente Rice y el emergente Bellingham como anclas, pero habr¨¢ que medir a Inglaterra cuando lleguen las cumbres y tenga que remangarse en defensa. Frente a Ir¨¢n le bast¨® con la pegada. De tralla se intuye que va sobrada. Por aire y por tierra. Llegado el segundo acto ya no requiri¨® de la receta de Maguire. Saka, un diablillo de 21 a?os, mand¨® al garete a toda la zaga iran¨ª, expectante m¨¢s que reactiva, y sell¨® el 4-0. Tambi¨¦n hubo pase¨ªllo iran¨ª para el quinto y el sexto.
Para Taremi qued¨® el ¨²nico consuelo de Ir¨¢n con dos migajas. El ariete del Oporto marc¨® los dos tantos. El primero muy bien articulado. El segundo, una deriva de la ?o?er¨ªa arbitral. A los de turno les dio por explorar uno de los miles de enganchones que se dan en las ¨¢reas. Vaya usted a saber el motivo. Lo peor es que no lo explicar¨¢n. Y de hacerlo pudiera ser peor. Se escuchar¨ªan mil versiones diferentes.
Para entonces ingleses e iran¨ªes ya suspiraban por bajar el tel¨®n. Lo mismo que la gente en las gradas, con un fr¨ªo acondicionado de a¨²pa cuando en el exterior se registraban 26 grados. Cosas de este ins¨®lito Mundial en el que Inglaterra, una de las cabecillas, sac¨® m¨²sculo. Ir¨¢n nada tuvo que decir en el campo. S¨ª que lo hizo en el pre¨¢mbulo, ah¨ª s¨ª que dej¨® huella e hizo por ganar su partido m¨¢s importante, el que dirime su pueblo.
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