La messidependencia
Leo no estaba preparado para reaccionar si el partido iba mal despu¨¦s de ser coronado rey de Maracan¨¢ en la Copa Am¨¦rica
Messi ten¨ªa mucha prisa por debutar en Qatar. Acudi¨® al sorteo de campo mucho antes que el capit¨¢n de Arabia Saud¨ª y no tard¨® ni dos minutos en armar el tiro para exigir al portero y menos de 10 en marcar el gol de Argentina. Incluso pareci¨® un especialista en los penaltis por la manera como asumi¨® la responsabilidad y enga?¨® al arquero para poner el 1-0. El partido qued¨® dise?ado para engordar el inventario victorioso de Argentina y los r¨¦cords inigualables de Messi. Ya eran 37 encuentros invictos de la Albiceleste y el 10 se convert¨ªa en el quinto futbolista que marcaba en cuatro mundiales despu¨¦s de Pel¨¦, Uwe Seeler, Klose y Cristiano Ronaldo.
Hab¨ªa apuestas para saber en qu¨¦ minuto llegar¨ªa el segundo tanto de Messi mientras Arabia Saud¨ª continuara con una defensa zonal adelantada que se jugaba el gol en contra en cada jugada filtrada de Argentina. Messi marc¨® efectivamente el 2-0, pero entonces apareci¨® el VAR. El tanto qued¨® anulado, al igual que dos m¨¢s de Lautaro ¡ªse contaron hasta siete fueras de juego en la primera parte¡ª, para suerte del equipo de Herv¨¦, que se corrigi¨® con el tiempo para que su equipo diera la vuelta al encuentro a la salida del descanso con dos goles estupendos en los dos primeros disparos a porter¨ªa de Arabia Saud¨ª.
Argentina pas¨® de ser el equipo m¨¢s optimista a ser el m¨¢s pesimista del mundo con el 1-2. Acostumbrada a ganar, la Albiceleste no supo jugar cuando vio que perd¨ªa, agarrotada futbol¨ªsticamente, sin capacidad para levantar el ¨¢nimo, fr¨¢gil de cabeza y piernas para desespero de una hinchada que solo parec¨ªa preparada para viajar de victoria en victoria hasta la victoria final en Qatar.
No hubo una respuesta colectiva ni individual porque Messi se enfri¨®, su juego se ralentiz¨®, empez¨® a perder la pelota y sus disparos no encontraron la porter¨ªa ni a bal¨®n parado, a veces demasiado alejado de la meta y en ocasiones excesivamente cercano, fuera del partido y menos protagonista que el portero Al Owais. El Messi ya visto y tambi¨¦n olvidado hab¨ªa reaparecido en Argentina. No estaba preparado para reaccionar si el partido iba mal despu¨¦s de salir coronado rey de Maracan¨¢ en la Copa Am¨¦rica. El rosarino acab¨® el encuentro apesadumbrado en el ¨¢rea de Arabia Saud¨ª. No acert¨® siquiera a chutar sin guardameta, sino que se enred¨® en una serie de regates que lo llevaron a firmar la rendici¨®n en una imagen ya olvidada del 10. Agach¨® la cabeza para saber d¨®nde le quedaba el bal¨®n y poco a poco claudic¨® despu¨¦s de una fulgurante salida que parec¨ªa anunciar una nueva victoria de Argentina. Nadie aguardaba la derrota y en su inesperado regreso al pasado ning¨²n argentino parece capaz de prever qu¨¦ pasar¨¢ ante M¨¦xico y Polonia.
Argentina se cre¨ªa invencible desde que construy¨® un equipo para Messi, como si se sintiera en deuda con el 10, en lugar de preguntar qu¨¦ equipo quer¨ªa un l¨ªder tan particular como Messi. La cuesti¨®n es que sigue siendo messidependiente; acaso la diferencia es que no se sabe c¨®mo responder¨¢ el rosarino en la que es su ¨²ltima oportunidad para ganar un Mundial. Igual resulta que una derrota tan sorprendente despierta a un Messi desconocido por su rabia o despierta al Messi infalible como futbolista muy visto en el Bar?a y a¨²n extra?o en Argentina. Ya no valen medias tintas ante la frustraci¨®n y la presi¨®n de una Albiceleste que la llegada del Mundial solo le sirve para evocar a Maradona.
La suerte de Argentina depende de la identidad de un Messi. No se trata de correr ni tampoco de ir despacio, sino de llegar a tiempo.
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