Arabia Saud¨ª deja sonada a Argentina
La pasmosa selecci¨®n saud¨ª, con nueve titulares del cuarto clasificado de su Liga, remonta a la albiceleste de Messi
Una selecci¨®n con nueve titulares del cuarto clasificado de la Liga de Arabia Saud¨ª se llev¨® por delante este martes a la Argentina de Messi. El f¨²tbol es pasmoso, un hechizo como pocos. El fracaso albiceleste fue rotundo. Un equipo sin volumen de entrada y rudimentario cuando tuvo que remar ante una Arabia Saud¨ª con mayor forro f¨ªsico y una sobredosis de entusiasmo cuando en una avalancha nada m¨¢s comenzar el segundo acto dej¨® sonada a la albiceleste. Un azote de ¨¦poca para el bicampe¨®n sudamericano, sin margen alguno ante sus angustiosos duelos con M¨¦xico y Polonia. Al t¨¦rmino del choque, en el imponente estadio Lusail ¡ªconstruido para la ocasi¨®n, al tiempo que una ciudad del mismo nombre¡ª, Arabia y su ruidosa y numerosa hinchada se sent¨ªan campeones del mundo. Del universo. L¨®gico, acababan de derrotar a un adversario que llevaba tres a?os sin perder, 36 partidos, a uno del r¨¦cord hist¨®rico de Italia. Una victoria que remite a las de Corea del Norte ante Italia (1966), Argelia sobre Alemania (1982) o Corea del Sur tambi¨¦n contra Italia (2002). La propia Argentina ya cay¨® con Camer¨²n en 1990, y Francia con Senegal en el partido inaugural de 2002.
Para colmo argentino, malditos gui?os del destino, el Al Hilal, el conjunto de los nueve colosos que reclut¨® de inicio el franc¨¦s Herv¨¨ Renard, est¨¢ dirigido por Ram¨®n El Pelado D¨ªaz, leyenda de River y de Argentina. Equipo, por cierto, por el que en su d¨ªa desfilaron mitos como los brasile?os Zagallo y Rivelino.
En Lusail, por supuesto, nada hac¨ªa presagiar el desenlace. Ya no solo por la cartelera, que anunciaba a un aspirante frente a un telonero. M¨¢xime cuando antes de los 10 minutos se activaron unos ¨¢rbitros con ganas de marcha. El f¨²tbol se dej¨® engatusar por la tecnolog¨ªa que le auguraba una justicia po¨¦tica y ya no es f¨²tbol. Es otra cosa.
Hoy los partidos son virtuales. El ¨²nico encuentro real se dirime en una salita en la que un grupete de ¨¢rbitros ¡ªse hacen llamar VAR, AVAR 1, AVAR 2 y AVAR 3¡ª, ojea im¨¢genes de forma fant¨¢stica. Tan fabulada que la misma imagen que vieron ayer no la ven hoy; o bien, lo que hoy merece ser visto no lo mereci¨® ayer. Porque s¨ª, o porque no. Es la nueva ley arbitral, o lo que sea. Por ejemplo, la del esloveno Slavko Vincic y el holand¨¦s Paulus Van Boekel. S¨ª, la misma pareja del Inter-Barcelona del 4 de octubre. Entonces no quisieron repasar una mano de Dumfries, pero s¨ª vieron en el microscopio una de Ansu.
En Lusail, el holand¨¦s, de nuevo en el VAR, se chiv¨® al esloveno. Porque s¨ª, porque le dio por ah¨ª. Cierto que un saud¨ª estaba abrochando a Paredes dentro del ¨¢rea. Desde que el f¨²tbol era f¨²tbol las ¨¢reas fueron pistas de coches de choque. Hoy, seg¨²n el d¨ªa, se pitan penaltis o se dejan pasar. ?Y por qu¨¦ pitar el agarr¨®n de un saud¨ª, o un ingl¨¦s, lo mismo da, y no los simult¨¢neos del equipo adversario? Porque s¨ª, porque no. En Qatar fue porque s¨ª y Messi sent¨® al portero. De paso, seg¨²n el estad¨ªstico M¨ªster Chip, se convirti¨® en el quinto jugador en marcar en cuatro Mundiales tras Pel¨¦, Uwe Seeler, Klose y Cristiano.
De nada le sirvi¨® al equipo de Lionel Scaloni que Messi tomara la delantera. El resto del encuentro fue calamitoso. De entrada porque la albiceleste quiso jugar al ritmo de Messi y al paso solo puede jugar Messi. Arabia parec¨ªa una selecci¨®n simplota, empe?ada en ir por el precipicio, con la defensa a 40 metros del portero. Todo un horizonte para los argentinos, confiados ante el aparente suicidio saud¨ª. Sin nada de lo que fardar, con cierta sencillez, tres veces m¨¢s emboc¨® Argentina ante la agujereada zaga rival. Las tres en duelos esgrimistas con el meta Alowais, batido por Messi y dos veces por Lautaro. Messi, Lautaro y dem¨¢s argentinos fueron vencidos por el VAR. Un codo por aqu¨ª, un pelo por all¨¢¡ Tres goles fuera de lugar. Entre sofoco y sofoco con el maldito VAR, solo un remate del capit¨¢n argentino que de forma estupenda rechaz¨® Alowais. De Emiliano Mart¨ªnez, portero albiceleste, no se sab¨ªa nada. Con lo justo, la selecci¨®n de Scaloni estaba en ventaja y sin avisos del contrario, rampl¨®n hasta entonces. Nada que ver con el vuelco que estaba por llegar.
Renard, un trotamundos que ha dirigido a Zambia, Angola, Costa de Marfil y Marruecos, provoc¨® un cambio de agujas. Arabia, siempre api?ada, dio un paso al frente. Comenz¨® a ganar cada asalto, sin miramientos, cuerpo a cuerpo con la Argentina de Messi. Casi nada. De repente, una quebradiza Argentina, un equipo chato, nada expansivo. Una selecci¨®n sometida en apenas cinco minutos. Del gol de Alshehri tras un birle a Messi al golazo de Aldawsari con un remate combado. Obvio, los dos se alistan en el Al Hilal.
Mordida a mordida, con la mand¨ªbula tiesa, el animoso grupo saud¨ª resisti¨® hasta el final e improvis¨® la gloria, que el f¨²tbol tambi¨¦n va de eso. La respuesta de los de Scaloni fue tibia, con m¨¢s ah¨ªnco que sutileza. Emboscado Messi, Argentina solo acertaba a colgar la pelota en el per¨ªmetro de Alowais, magn¨ªfico en un disparo en sus narices de Tagliafico. El Papu y De Paul ¡ªerr¨¢tico toda la jornada¡ª no daban consistencia al medio campo. Tampoco Paredes era el destino. Scaloni dio carrete a Juli¨¢n ?lvarez, del Manchester City, a Lisandro Mart¨ªnez, del United, a Enzo Fern¨¢ndez, del Benfica, a Marcos Acu?a, del Sevilla... Y all¨ª estaban Messi, Di Mar¨ªa, Lautaro... La ma?ana catar¨ª era del Al Hilal y de Arabia. Una sacudida hist¨®rica para Argentina.
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