Embolo, un camerun¨¦s con la camiseta de Suiza, derrota a Camer¨²n
A la selecci¨®n helv¨¦tica le encantan los desaf¨ªos may¨²sculos, enfrentar a las mejores selecciones para desarmarlas y denunciar sus carencias, el peor enemigo para las favoritas
Un camerun¨¦s derrot¨® a Camer¨²n. Breel Embolo, nacido en Yaound¨¦, jugador del M¨®naco y delantero centro de Suiza, remat¨® la que fue seguramente la mejor jugada del partido en el estadio Al Yanoub. El gol, el primero en la historia del Mundial que marca un jugador contra su pa¨ªs de nacimiento, cambi¨® el guion de un encuentro que durante un buen rato tuvo mejor pinta para Camer¨²n. No estaba c¨®moda Suiza, nublada y torpe con el bal¨®n, mientras los leones indomables corr¨ªan sin parar hasta el arco de Sommer. No acertaron los delanteros de la selecci¨®n africana y permitieron que Suiza se afirmara a la salida del descanso, ya con el 1-0, despu¨¦s de haberlo pasado mal con 0-0. La final Camer¨²n-Marruecos pronosticada por Eto¡¯o peligra a la espera de los partidos con Serbia y Brasil.
A Suiza le encantan los desaf¨ªos may¨²sculos, enfrentar a las mejores selecciones para desarmarlas y denunciar sus carencias, el peor enemigo para las favoritas y mejor organizadas en cualquier fase o torneo, y, por el contrario, le cuesta enfrentar a equipos menos conocidos y dif¨ªciles de descifrar, aventureros como Camer¨²n. Los muchachos de Yakin se propusieron atacar desde el inicio, como si sintieran la necesidad de demostrar que tambi¨¦n saben llevar la iniciativa, y quedaron retratados porque no solo no alcanzaban el marco de Onana, sino que quedaron reiteradamente expuestos a las r¨¢pidas transiciones de los muchachos dirigidos por Rigobert Song y presididos por Samuel Eto¡¯o.
La ofensiva de los suizos era muy lenta y previsible, la pelota siempre al pie, sin capacidad de desmarque ni de filtrar un buen pase, sin opciones de superar a los centrocampistas y zagueros de Camer¨²n. Negados en cancha contraria, se mostraban vulnerables en defensa, una situaci¨®n ins¨®lita en una selecci¨®n muy dif¨ªcil de batir, habitualmente s¨®lida alrededor de su guardameta Sommer. Los movimientos de Choupo-Moting desorganizaron a la zaga de Yakin y las llegadas de los delanteros se suced¨ªan de forma limpia, preferentemente por la banda izquierda de su ataque, a veces bien resueltas por la anticipaci¨®n de Widmer. Hasta tres ocasiones claras de gol se contaron en media hora por parte de Camer¨²n.
A la que los africanos se animaron, convencidos de que su gol no depend¨ªa del juego, sino de la fortuna, de un cent¨ªmetro, de un toque o de un rebote, cada vez m¨¢s presentes en campo contrario y menos verticales y veloces, mejor¨® tambi¨¦n Suiza porque dispuso de campo para correr, no tuvo que procesar su juego ofensivo y confi¨® tambi¨¦n en la estrategia: Akanji, solo, cabece¨® fuera el saque de esquina previo al descanso de un partido din¨¢mico en el estadio Al Janoub. Los remates no hab¨ªan cogido porter¨ªa para suerte de Onana y de Sommer. Hasta que empez¨® la segunda parte y compareci¨® la versi¨®n sofisticada de Suiza.
Una jugada veloz y precisa, iniciada en la izquierda con un gesto t¨¦cnico de Vargas y manejada por los interiores, acab¨® en el costado derecho para Shaquiri. El centro del exquisito delantero al coraz¨®n del ¨¢rea fue rematado pr¨¢cticamente a puerta vac¨ªa por Embolo. Un gol estupendo que no fue celebrado por el ariete del M¨®naco nacido en Yaound¨¦. Nada agradece m¨¢s el equipo de Yakin que jugar con el marcador a favor de la misma manera que con un gol en contra es m¨¢s f¨¢cil que se desorganice Camer¨²n. La permeabilidad de la medular del equipo africano habilit¨® las salidas r¨¢pidas de Suiza y Onana y Castelletto evitaron el 2-0 despu¨¦s de dos remates de Vargas y Seferovic.
Agradecida con el resultado y feliz porque le aguardan Brasil y Serbia, Suiza despidi¨® el partido con un excelente rondo facilitado por la fatiga de Camer¨²n. Suiza vuelve a ser Suiza gracias a Embolo.
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