Asombrosa Espa?a
La selecci¨®n, insaciable y descarada en su estreno en el Mundial, mira ahora a una herida Alemania al tiempo que Luis Enrique advierte de que el elogio debilita
Ninguna victoria ha tenido seguramente m¨¢s repercusi¨®n hasta ahora en la Copa del Mundo que la de Espa?a, protagonista del partido perfecto ante Costa Rica. Incluso un rival habitualmente competitivo se convirti¨® en un espectador del despliegue de la Roja. El ejercicio de precisi¨®n no admiti¨® objeciones, sino que mereci¨® muchos elogios y oblig¨® a indagar en los secretos de un equipo de autor que se expres¨® de forma coral y solidaria, hasta el punto de que solamente Ferran Torres repiti¨® como goleador en el 7-0.
No fue una victoria por aplastamiento o dimisi¨®n de Costa Rica. La cadencia de los goles y la armon¨ªa del juego culminaron un partido perfecto por bien pensado y mejor ejecutado despu¨¦s de las dudas generadas por la incertidumbre de la alineaci¨®n y el intervencionismo de Luis Enrique. La actualidad del equipo se hab¨ªa concentrado tanto en el t¨¦cnico y su car¨¢cter absorbente, que por un momento se pens¨® que el seleccionador decid¨ªa desde el color de las medias del equipo hasta la nutrici¨®n de los espa?oles, sobre todo respecto al consumo de huevos, con sus recomendaciones como el streamer Luis Enrique.
Hab¨ªa el riesgo de que un personalismo excesivo provocara un distanciamiento de la selecci¨®n si no mediaba una identidad futbol¨ªstica en la cancha de Qatar. La respuesta result¨® inequ¨ªvoca porque Espa?a jug¨® como una unidad, con m¨¢s sentido de equipo que nunca, todos a una, indesmayable en el esfuerzo colectivo y alejada de cualquier individualidad, interiorizada la idea de Luis Enrique. El marcador dej¨® en evidencia a cuantos sospechaban de su debilidad en las ¨¢reas por la falta de centrales de garant¨ªas y de un ariete goleador: Morata, suplente, sali¨® para poner el punto final al partido en el minuto 92.
Espa?a no recibi¨® ning¨²n disparo en contra y marc¨® siete goles, actu¨® de forma compacta, la pelota circul¨® de forma r¨¢pida y el ataque fue continuo para desespero de Costa Rica. El equipo fue tan insaciable y descarado a fin de cuentas como Luis Enrique, sin que a ning¨²n aficionado le sentara mal con independencia de su relaci¨®n con Lucho. Ni el seleccionador ni ninguno de sus futbolistas figuran curiosamente en las listas de los nominados a los mejores premios y, sin embargo, proceden con la grandeza de los campeones que ponen el t¨ªtulo en juego en cada partido, amistoso o del Mundial. Jugadores y t¨¦cnico se avalan a s¨ª mismos como si fueran indivisibles hasta el final de la Copa.
Asensio, por ejemplo, parece mejor jugador en la selecci¨®n que en el Madrid, de la misma manera que la importancia de Pedri y Gavi como interiores espa?oles es superior al impacto que tienen habitualmente en un Barcelona m¨¢s dependiente de extremos como Demb¨¦l¨¦. Todos los internacionales convocados parecen haber interiorizado la idea futbol¨ªstica de Luis Enrique. El esfuerzo es innegociable y est¨¢ prohibido especular, una raz¨®n suficiente para no hacer c¨¢balas apresuradas tampoco sobre sus opciones antes de enfrentar a rivales de la entereza de Alemania.
A los alemanes les falt¨® la efectividad de los espa?oles para evitar la derrota con los japoneses y, por tanto, el duelo del pr¨®ximo domingo se presenta como uno de los m¨¢s excitantes de la Copa. La selecci¨®n de Flick pudo rematar el encuentro despu¨¦s del penalti transformado por G¨¹ndogan. Las ocasiones se sucedieron en el ¨¢rea de Jap¨®n antes del 1-2, sin que ning¨²n atacante acertara a embocar el bal¨®n, de manera que se consum¨® un marcador tan sorprendente e igual como el de Argentina ante Arabia Saud¨ª: 1-2.
La personalidad de la selecci¨®n
El resultado recrudeci¨® el debate abierto en Alemania sobre la falta de un artillero en una selecci¨®n acostumbrada a ganar campeonatos con goleadores como Gerd M¨¹ller. Una situaci¨®n parecida a la que afrontaba Espa?a antes del 7-0. La mirada sobre la Roja habr¨¢ cambiado despu¨¦s del impacto de su triunfo ante Costa Rica. El propio Luis Enrique ya ha advertido de que el elogio debilita despu¨¦s de constatar que la cr¨ªtica le motiva igual que el desaf¨ªo, convencido en cualquier caso de que se ve capaz de llegar hasta el fin del mundo con sus futbolistas cuando no ha renovado siquiera un contrato que acaba en Qatar.
Tambi¨¦n ha anunciado el seleccionador que ante los alemanes no repetir¨¢ la formaci¨®n dispuesta contra Costa Rica. Una manera de mantener en vilo al grupo de internacionales, hacerles a todos part¨ªcipes del momento y disponer un plan espec¨ªfico para cada adversario sin que cambie la personalidad de Espa?a. Ninguna de las decisiones que tom¨® Luis Enrique ante Costa Rica pareci¨® caprichosa, y menos la de apostar por Nico Williams ¡ª¡±es un avi¨®n¡±, coment¨® el t¨¦cnico a uno de sus ayudantes¡ª antes que apostar por ejemplo por Ansu Fati.
A Luis Enrique le gusta jugar con sus futbolistas, con los periodistas y con los aficionados, acostumbrado a vivir en tensi¨®n m¨¢s que en conflicto, confiado como est¨¢ en una selecci¨®n joven y ambiciosa que asombr¨® en su presentaci¨®n con un juego moderno y reivindicativo ante Costa Rica.
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