La esperanza de Brasil de reconciliar al pa¨ªs gracias a su selecci¨®n se frustra en Qatar
Los aficionados de la Canarinha lamentan que se escapara la clasificaci¨®n contra Croacia, que la someti¨® en la loter¨ªa de los penaltis
Pocos minutos han pasado desde que la favorita del Mundial, la selecci¨®n de Brasil, ha ca¨ªdo descalificada en los penaltis frente a Croacia este viernes. En una calle paralela a una de las grandes avenidas de S?o Paulo, donde casi no circulaban coches desde que empez¨® el partido, se oye a lo lejos un llanto inconsolable. Es un cr¨ªo vestido con la camiseta de la Canarinha al que le asoman lagrimones mientras su padre lo agarra de la mano. El progenitor, que se protege del sol con un paraguas, explica: ¡°Est¨¢ cansado, dice que no puede caminar. Y s¨ª, un poquito frustrado con Brasil¡±. Quiz¨¢ era la primera gran decepci¨®n de su corta vida. En un bar cercano, el instante en que Marquinhos ha fallado el disparo y la selecci¨®n ha quedado descalificada se ha vivido de manera menos dram¨¢tica. O la procesi¨®n iba por dentro.
Se han o¨ªdo algunos exabruptos, gritos de decepci¨®n, pero de repente los parroquianos, como impulsados por un resorte, se han levantado simult¨¢neamente y cada uno ha salido en direcciones distintas camino a otra cosa. De vuelta al trabajo, a la parada del autob¨²s para regresar a casa, a pensar en las Navidades o en 2023, a ver si traen algo bueno¡ El sue?o de lograr la sexta queda aplazado para 2026 y las heridas se lamen en privado.
Jos¨¦ Carlos, de 59 a?os, regresaba cabizbajo hacia su trabajo sumido ¡°en una tristeza profunda¡±. ¡°Ven¨ªamos de varias victorias, hemos marcado un gol y a cuatro minutos del final han empatado. Croacia no se ha dejado intimidar¡±, explicaba.
Enterrada ha quedado la esperanza de regalarle una victoria hist¨®rica a O Rei Pel¨¦, que sigue hospitalizado con 82 a?os, una infecci¨®n respiratoria y en tratamiento contra el c¨¢ncer de colon. Exist¨ªa tambi¨¦n la esperanza de que la sexta contribuyera a una reconciliaci¨®n nacional o al menos a cerrar algunas de las heridas abiertas por la polarizaci¨®n pol¨ªtica y un resultado electoral que ha dejado Brasil dividido en dos. La ¨²ltima victoria mundialista brasile?a fue hace dos d¨¦cadas, poco antes de que Luiz In¨¢cio Lula da Silva llegara por primera vez al poder. Los suyos so?aban con emular la gesta a las puertas de su pr¨®xima toma de posesi¨®n para un tercer mandato, aunque Tite ya dijo que no viajar¨ªa a Brasilia ganaran o perdieran. Lo que sea para despolitizar la selecci¨®n y la camiseta.
Precisamente Lula tuite¨® al terminar el encuentro, anim¨® a los jugadores y mencion¨® a Neymar, seguidor declarado de Jair Bolsonaro, el presidente derrotado en las recientes elecciones por el candidato de izquierdas. ¡°Brasil hizo un esfuerzo, Neymar marc¨® un gol hermoso y el equipo mereci¨® m¨¢s. Mis felicitaciones a los jugadores y al cuerpo t¨¦cnico. Sigamos adelante porque en la vida nunca podemos rendirnos¡±, expres¨® Lula, que se convertir¨¢ en presidente del pa¨ªs el pr¨®ximo 1 de enero.
Tras un partido ag¨®nico con empate a un gol y concluida la pr¨®rroga, las esperanzas estaban bajo m¨ªnimos. Los seguidores brasile?os han ido perdiendo el fuelle tras el subid¨®n que ha supuesto el gol de Neymar con el que la Canarinha se ha adelantado. El tanto de Croacia cuando ya acariciaban la semifinal los ha dejado abatidos. Temerosos de lo peor.
A las puertas de los penaltis, Ramaiana Alexandrino, de 34 a?os, estaba incr¨¦dula enfundada en la camiseta amarilla y con las cinco estrellas, una por cada copa, sobre el escudo. ¡°Sab¨ªa que era dif¨ªcil, pero no cre¨ª que tanto. Nunca pens¨¦ que llegar¨ªamos a los penaltis. Ahora vete t¨² a saber. Esto ya es cuesti¨®n de suerte. Con ese portero es muy dif¨ªcil, es un monstruo, uno de los mejores, o el mejor del Mundial¡±, dec¨ªa esta seguidora del Palmeiras que criticaba la cantidad de pases que han perdido los suyos.
Ha visto el partido sola. Pero la mayor¨ªa estaba en grupos que compart¨ªan un churrasco, con una cervecitas o un a?a¨ª mientras segu¨ªan el partido en alguno de los cuatro televisores estrat¨¦gicamente colocados para seguir cada jugada desde cualquier rinc¨®n del local.
En cuanto el partido ha quedado sentenciado, Alexandrino ha salido como un rayo a retomar su trabajo en un laboratorio cercano. La v¨ªspera un taxista bromeaba con la costumbre brasile?a de dar libre a los empleados para que puedan disfrutar de los partidos de la Canarinha por aquello de mantener la armon¨ªa laboral y crear aficionados. ¡°Est¨¦ segura de que, si Brasil gana, nadie vuelva a trabajar, que es viernes y luego est¨¢ el partido de Argentina¡±.
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