Croacia reina en el m¨¢s all¨¢ y elimina a Brasil
El equipo de Modric consigue en la pr¨®rroga el empate m¨¢s tard¨ªo de la historia de los mundiales, echa en los penaltis a la gran favorita y alcanza la semifinal
Si hay un equipo con el que nadie querr¨ªa verse atrapado en una cornisa estrecha, sobre un precipicio, ese es Croacia, la Croacia del interminable Luka Modric y los porteros parapenaltis, aqu¨ª en Qatar y tambi¨¦n hace cuatro a?os en Rusia. En el filo, cuando uno piensa que los tiene rendidos, que se encuentran aplastados bajo un golpe terminal, incluso ah¨ª nadie puede confiarse. Ni siquiera Brasil. Ni siquiera Neymar en el punto de su carrera en el que estaba convencido de haber atrapado su gran fogonazo en un Mundial, pero que se qued¨® sin la semifinal, que jugar¨¢ Croacia.
Con el partido en la pr¨®rroga, a punto ya de alcanzar el descanso, Neymar se descolg¨® a buscar la pelota, tir¨® una pared con Rodrygo, otra con Paquet¨¢, aguant¨® una embestida de Sosa, rode¨® al portero que lo hab¨ªa parado todo y marc¨®. Su jugada de todos los tiempos, el tanto con el que igualaba a Pel¨¦, con 77, como m¨¢ximo goleador de la historia de la selecci¨®n. En el descanso de la pr¨®rroga recibi¨® abrazos que resum¨ªan el alivio hist¨®rico de que la estrella de su generaci¨®n hubiera conquistado un ¨¦xtasis de ese calibre tras una buena colecci¨®n de desencantos en los mundiales. Pero no. El m¨¢s all¨¢ de las pr¨®rrogas y los penaltis pertenece a Croacia. Bruno Petkovic, delantero de 28 a?os del Dinamo de Zagreb, emboc¨® en el minuto 117 el empate m¨¢s tard¨ªo de la historia de los mundiales. Pura Croacia.
La selecci¨®n de Tite, la de las sonrisas y los bailes, se top¨® desde el comienzo con la banda de sabios de Modric. El m¨¦todo puede desactivar la exuberancia. Croacia vive de su resistencia y de una maquinaria en el centro del campo que es de lo m¨¢s preciso que ha alumbrado el f¨²tbol. Por ah¨ª empez¨® a embridar los riesgos de la fantas¨ªa. Tocaban Modric, Brozovic y Kovacic, tac, tac, tac, y ah¨ª se iba diluyendo Brasil, que corr¨ªa m¨¢s detr¨¢s de la pelota que con ella. Un contrasentido.
Lo sufri¨® hasta Neymar, que se lanz¨® por su cuenta a presionar al portero. Su entusiasmo desesperado desorden¨® todo el equipo a su espalda, y los croatas, la ortodoxia que juega de memoria, se plantaron con tres paredes en el ¨¢rea de Alisson. Perisic lleg¨® menos de medio segundo tarde.
Croacia ten¨ªa siempre todo pensado antes. La primera vez que Casemiro recibi¨® en el centro y fue a girarse, se encontr¨® all¨ª a Modric, que le birl¨® el bal¨®n. El madridista nunca ha sido el m¨¢s r¨¢pido, y menos ahora, pero sabe todo antes que el resto. A su excompa?ero, ahora en el United, lo ten¨ªa apuntado desde hace d¨ªas como punto donde desactivar la salida de Brasil. Lo persigui¨® toda la tarde. Los de Tite cuentan con mucho menos precisamente en la zona donde m¨¢s miga tiene Croacia.
El partido de Brasil estaba en desactivar la armon¨ªa rociando un poco de caos. Porque cuando el rival lo esperaba ordenado y ellos paseaban el bal¨®n de un lado a otro, la irrelevancia provocaba bostezos hasta a Modric. Solo cuando Neymar retroced¨ªa eran capaces de variar el ritmo, sobre todo si consegu¨ªa enlazar con Vinicius. As¨ª agitaban de cuando en cuando a Croacia, que enseguida regresaba a su acomodo de gobernar el centro. Su inquietud era limitada.
Esos arranques de Neymar comenzaban demasiado lejos, y el brasile?o donde resulta indescifrable es m¨¢s cerca del ¨¢rea. Cuando se dio la vuelta all¨ª por primera vez, dej¨® a Richarlison solo casi en el ¨¢rea peque?a delante de Livakovic, un muro imposible con 11 paradas, varias a bocajarro, adem¨¢s del primer penalti a Rodrygo.
Croacia dominaba el centro y Brasil no amenazaba por las bandas, donde no asomaban dos laterales, ambos fuera de posici¨®n (Milit?o y Danilo), y no desarmaban los extremos. Tite escogi¨® esos pasillos como primer lugar en el que intervenir. Entraron Antony y Rodrygo por Raphinha y Vinicius.
Brasil se desesperaba, incapaz de saltar los cerrojos del entramado de Dalic, un poco m¨¢s angustiado a cada paso que con el que se alejaban de lo que hab¨ªa descrito Tite como el plan que mejor les encajaba: marcar cuanto antes. Las circunstancias chocaban con su impetuosidad y con el peso que cargan desde el principio al reconocerse como favoritos y casi obligados a llevarse el Mundial. Con Croacia enfrente, el panorama no pod¨ªa resultar m¨¢s endiablado. La banda de Luka Modric mira pasar el tiempo como su capit¨¢n, imperturbable. El cron¨®metro avanza y no se inquietan, sino que juegan convencidos de que nadie aguanta m¨¢s que ellos si logran sostenerse. Desde Rusia, al llegar a los partidos eliminatorios, solo hab¨ªan jugado un partido sin pr¨®rroga, la final contra Francia. En los dem¨¢s, se impusieron siempre. Como contra Brasil.
Ah¨ª estaban los croatas, enfilando el ¨²ltimo tramo en modo resistencia, una posici¨®n en la que no tiemblan. Y as¨ª condujeron el partido a sus dominios de la pr¨®rroga, con Modric abortando el ¨²ltimo contragolpe de Rodrygo, otro compa?ero con el que emple¨® su sabidur¨ªa de falso lento. Y as¨ª tambi¨¦n aguantaron el fogonazo con el que Neymar crey¨® haberlos tumbado. Nadie parece aprender que en el m¨¢s all¨¢ reina la Croacia de Modric.
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