A Marruecos siempre le quedar¨¢ Qatar
La extrovertida afici¨®n de Casablanca recibe el resultado con sentimientos encontrados de resignaci¨®n por la derrota ante Francia y de satisfacci¨®n por las altas cotas alcanzadas en el Mundial
Las rachas de diluvio que se precipitaron este mi¨¦rcoles sobre Casablanca no frenaron ni un ¨¢pice el br¨ªo de sus moradores en la gran noche del f¨²tbol marroqu¨ª. La megaurbe costera no contar¨¢ con el pedigr¨ª capitalino de Rabat, ni el pasado imperial de Fez o Marraquech, ni tampoco el aura cosmopolita de T¨¢nger. Pero Casablanca encarna la energ¨ªa joven y confiada del Marruecos moderno, la misma que ha llevado a su selecci¨®n nacional hasta las semifinales del Mundial de Qatar. Miles de aficionados vibraban en directo ante las pantallas gigantes del entoldado situado a la vera del estadio Mohamed V o en puntos de reuni¨®n estrat¨¦gicos como el macrocentro comercial Morocco Mall, a orillas del Atl¨¢ntico.
El temprano gol franc¨¦s impuso el silencio en las calles casablanquesas, pero los rugidos de angustia y excitaci¨®n pronto volvieron a resonar en la metr¨®polis. El tanto postrero de Kolo Muani desat¨® sentimientos encontrados de resignaci¨®n, por la derrota ante Les Bleus, y satisfacci¨®n, por las altas cotas alcanzadas en el Mundial. Desde las grandes ciudades hasta la m¨¢s peque?a aldea del pa¨ªs magreb¨ª, la expectaci¨®n ante el choque deportivo con Francia, la expotencia colonial cuya cultura impregna la vida cotidiana marroqu¨ª, se reproduc¨ªa con el mismo esquema. Grandes reuniones familiares en torno al televisor o c¨®nclaves de amigos y vecinos en las mesas de un caf¨¦.
Mohamed (prefiri¨® no facilitar su apellido), de 44 a?os, se atareaba poco antes del partido en el restaurante Casa Jos¨¦, una cadena espa?ola de tapas finas muy apreciada en Marruecos, para atender a m¨¢s de 150 comensales durante el encuentro. ¡°En cuanto suene el pitido final saldr¨¢n todos a la calle para celebrarlo, ganen o pierdan; lo que ha conseguido el equipo nacional ya es historia¡±, pontificaba el gerente del local situado cerca de la estaci¨®n ferroviaria Casablanca Puerto, en la intersecci¨®n de la antigua medina con el n¨²cleo de la era colonial francesa.
No son muchos los marroqu¨ªes que pueden costearse en ese restaurante un men¨² que supera de largo los 200 dirhams (unos 18,5 euros) por persona, en un pa¨ªs donde cuatro de cada diez asalariados declarados solo perciben los 3.000 dirhams (280 euros) mensuales del salario m¨ªnimo oficial. La econom¨ªa informal o sumergida, por lo dem¨¢s, sigue teniendo un peso del 30%.
En la vecina estaci¨®n del Puerto, coraz¨®n del sistema de cercan¨ªas de Casablanca y su periferia, F¨¢tima Gherazi, de 25 a?os, terminaba su caf¨¦ antes de abordar un tren con destino a Rabat, donde residen sus padres y hermanos. ¡°Esto hay que vivirlo con la familia¡±, sosten¨ªa esta empleada en una red de apartamentos tur¨ªsticos en Casablanca que estudi¨® administraci¨®n y direcci¨®n de hoteles en T¨¢nger. ¡°La estrategia del equipo de Marruecos est¨¢ dando buenos resultados. Puede que sea demasiado defensiva¡±, analiza, ¡°pero nos proporciona grandes alegr¨ªas¡±.
Cree firmemente que los ¨¦xitos de los Leones del Atlas en Qatar han contribuido a mejorar la imagen de su pa¨ªs. ¡°Marruecos nunca ha dejado de creer¡±, considera, ante rivales de la talla de Espa?a, Portugal o, ahora, Francia. ¡°Conf¨ªo en que servir¨¢ para que mejore tambi¨¦n el sector del turismo y la econom¨ªa en general; los pa¨ªses ¨¢rabes y africanos est¨¢n ahora con nosotros¡±, se?alaba esta profesional antes de dirigirse hacia el and¨¦n en la terminal ferroviaria. Miles de pasajeros se apresuraban tambi¨¦n para llegar a tiempo de seguir ante la pantalla el partido de m¨¢s alto nivel disputado por la selecci¨®n de Marruecos en toda su historia.
De madrugada, cientos de viajeros se hab¨ªan dirigido al aeropuerto de Casablanca para embarcar en uno de los 30 vuelos especiales con destino a Doha programados por Royal Air Maroc (RAM). La cancelaci¨®n de siete de ellos, aparentemente en un intento de Qatar de evitar la llegada de espectadores sin billete de entrada al estadio, desat¨® las protestas en la terminal a¨¦rea, seg¨²n la prensa digital marroqu¨ª.
Tanto en la Medina de Casablanca, en la que a¨²n subsisten bolsas de miseria, como en el distrito popular de Maarif, se respiraba el optimismo que emana de los ¨¦xitos de Marruecos, acompa?ados del ben¨¦fico temporal de lluvias que ha aplacado la peor sequ¨ªa de los ¨²ltimos 30 a?os. ¡°Al menos tenemos alguna alegr¨ªa en medio de las crisis encadenadas de la covid y de la guerra de Ucrania, que han da?ado nuestra econom¨ªa¡±, reconoc¨ªa Karim Salah, de 47 a?os, en su establecimiento inform¨¢tico de Maarif, que fue el barrio de los republicanos exiliados en Casablanca y sigue siendo feudo de la izquierda marroqu¨ª.
Rodada ¨ªntegramente en EE UU hace ahora 80 a?os, la pel¨ªcula Casablanca dej¨®, sin embargo, la impronta del nombre de la ciudad en la memoria de la cultura universal. En el recuerdo quedan algunas de sus frases memorables, que bien pueden servir para describir la trama vivida en las ¨²ltimas cuatro semanas por los Leones del Atlas. Han iniciado una larga amistad con millones de aficionados de todo el mundo. Y, como a todos los marroqu¨ªes, siempre les quedar¨¢ Qatar.
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