La autoridad tiene la palabra

El eje de la feria va a estar en los toros, que son el elemento fundamental de la fiesta. Su presencia y su comportamiento dar¨¢n la medida de las posibilidades de los diestros, de quienes no cabe dudar que van a tener el mejor ¨¢nimo para salir triunfadores en sus respectivos compromisos, pues no en vano San Isidro y la plaza de Madrid, mal que les pese a muchos, marcan la pauta de toda la temporada.El p¨²blico, de otro lado, va a tener tambi¨¦n parte destacada en el desarrollo de la feria. No debe olvidarse que es en s¨ª mismo componente del espect¨¢culo por cuanto no s¨®lo subraya ¨¦xitos y fracasos, sino que sanciona el resultado final de cada actuaci¨®n.

Quiz¨¢ no fuera ocioso, en este momento, y teniendo muy en cuenta cuanto ocurri¨® en la edici¨®n del a?o anterior, pedir serenidad a los m¨¢s exaltados, ecuanimidad en todo caso. La fiesta de toros no puede ser nunca un hecho arbitrario en ning¨²n sentido, pues se traicionar¨ªa su propia naturaleza. Como no es, tampoco, un fen¨®meno social que da tono, ni un suceso salvaje donde impere la dureza y la sangre. Precisamente por eso y por la responsabilidad que el p¨²blico asume al quedar de su dependencia la sanci¨®n final de la lidia, su actitud ante los acontecimientos de todo tipo que van a producirse en la feria debe ser equilibrada.

Pero si alguien tiene una responsabilidad m¨¢xima es la presidencia. El presidente de la corrida es, ya se sabe, la autoridad m¨¢xima, y no exclusivamente en cuestiones de orden p¨²blico. Por definici¨®n es ¨¢rbitro, dirige la marcha de la lidia, refrenda los resultados que el p¨²blico aclama y dirime en caso de divisi¨®n de opiniones. Y a¨²n m¨¢s, porque participa en las tareas previas de reconocimiento de las reses, siempre ostentando la autoridad, que ejerce sin apelaci¨®n cuando hay criterios encontrados entre los profesionales veterinarios, de tal manera que si una corrida se da por v¨¢lida en el reconocimiento, es porque el presidente la tiene por reglamentaria.

Mas si hubo equivocaci¨®n, si alg¨²n defecto f¨ªsico del toro no fue advertido en el reconocimiento y se advierte cuando salta a la arena, la autoridad a¨²n tiene opci¨®n a corregir el error y puede devolver la res al corral.

Sabemos que la disposici¨®n de los cinco presidentes -acaso seis- que van a distribuirse la direcci¨®n de todo el ciclo, no tienen otro objetivo que cumplir y hacer cumplir el reglamento. Si no fuera as¨ª, por cualquier causa, si producir¨ªa un error grave e incomprensible, pues no quedan tan lejanas las consecuencias que pudieron obtenerse de la feria ¨²ltima, que en su gran mayor¨ªa estuvo jalonada por los esc¨¢ndalos.

Estos son los funcionarios del Cuerpo General de Polic¨ªa que van a turnarse en, la presidencia: se?ores Corominas, comisario-jefe de Ventas; Garc¨ªa Vali?o, comisario-jefe de Charnart¨ªn; Mantec¨®n, jefe del servicio de Int¨¦rpretes de la Direcci¨®n General de Seguridad; G¨®mez, jefe del negociado de Armas de la Jefatura Superior de Polic¨ªa, y M¨ªng¨¹ez, de la Brigada Social. Es probable que tambi¨¦n se incluya en el equipo al se?or Portol¨¦s. Todos ellos tienen la palabra.