Monse?or Benelli y el marxismo-comunismo
Lo menos que puede decirse de las declaraciones hechas por monse?or Benelli, sustituto de la Secretar¨ªa de Estado, en la Asociaci¨®n Austr¨ªaca de pol¨ªtica extranjera es que son sumamente imprecisas, por no decir equ¨ªvocas, expresadas en las tradicionales f¨®rmulas diplom¨¢tico eclesi¨¢ticas, que permiten cualquier interpretaci¨®n en cualquier momento; pero el contenido de esas declaraciones sobre la dificultad e incluso la imposibilidad de un di¨¢logo entre cat¨®licos y marxistas-comunistas, tiene sin duda alguna un objetivo muy concreto: el de oponer toda clase de reparos, y si pudiera ser alguna especie de valladar, a la oleada del marxismo en Italia, al famoso compromiso hist¨®rico, que, tras las elecciones del pr¨®ximo junio, bien puede ser una realidad.De hecho, son muchos los observadores pol¨ªticos y religiosos que vienen pensando, desde hace alg¨²n tiempo, que las decisiones vaticanas de los ¨²ltimos meses y ese acento entre apocal¨ªptico y derrotista con que la Iglesia parece estar siendo gobernada, tiene como indudable origen la perplejidad y el temor, la derrotista sensaci¨®n de la Curia Romana enfrentada a una sociedad como la italiana que ha dejado de ser una cristiandad y que, por diversas razones de tipo cultural y pol¨ªtico, se encuentra fascinada o atra¨ªda por una soluci¨®n comunista o en la que el marxismo ha copado, por ejemplo, los resortes culturales y los modelos o esquemas de vida que parece que son los que ¨²nicamente tienen ahora atracci¨®n para los italianos. Un documento mismo como el publicado hace unos meses por la S¨¢nta Sede sobre la sexualidad es indudable que, m¨¢s que un planteamiento cristiano del problema, en un mundo como el nuestro en el que el dilema mismo de la existencia: ?to bed or not to be? (ser o no ser) ha sido sustituido por la obsesi¨®n existencial de ?to bed or not to bed? (acostarse o no acostarse), era una desesperada defensa de la moral tradicional en este aspecto -no la cristiana, como podr¨ªa parecer a primera vista, por cierto- frente a una situaci¨®n como la italiana que desde los h¨¢bitos del matrimonio ?por razones de honor? ha pasado a la exigencia vociferante del aborto legalizado y del divorcio.
En el mismo plano de autodefensa, hay que se?alar ciertas "purgas" -la palabra pertenece al argot inquisitorial y dictatorial, pero me parece una hipocres¨ªa sustituirla por alguna locuci¨®n m¨¢s p¨ªa- en las universidades eclesi¨¢sticas romanas o cierta limitaciones impuestas a determinados profesores como el padre Garth Hallet; de la Gregoriana, a quien se ha advertido la disconformidad oficial con el empleo de una metodolog¨ªa lingu¨ªstica en su ense?anza en vez de una metodolog¨ªa tomista. Y el mismo triste marchamo tiene una consideraci¨®n como la emitida por la congregaci¨®n para la Educaci¨®n cuando en un reciente documento contrasta -?como valor de ortodoxia y de verdad?- la unidad de la teolog¨ªa digamos, cl¨¢sica frente aI pluralismo de la teolog¨ªa moderna que se tilda de arbitrario y ca¨®tico. Y en este clima, es en el que hay que entender la llamada de atenci¨®n de monse?or Benelli acerca del marxismo comunista y del di¨¢l¨®go cat¨®lico con ¨¦l.
De alguna manera, monse?or Benelli plantea una cuesti¨®n muy lealmente al decir que el "problema del di¨¢logo se impone, ahora, a la Iglesia en toda su gravedad incluso con los ateos y de una manera especial con el marxismo-comunismo que, entre ellos, es el interlocutor m¨¢s poderoso que esa Iglesia encuentra, hoy, en su camino?. Y podr¨ªamos preguntar de pasada si, por ejemplo, el mundo de la ciencia no es, al fin y al cabo, un interlocutor m¨¢s poderoso a¨²n y al que, sin embargo, no se presta demasiada atenci¨®n, por no decir ninguna, pero es evidente que monse?or Benelli se refiere a corrientes filos¨®ficas, sociales y pol¨ªticas y seguramente tiene toda la raz¨®n en plantear as¨ª las cosas. Mucho m¨¢s cuando es plenamente consciente de que muchos fieles y cl¨¦rigos e incluso te¨®Iogos cat¨®lic¨®s han sentido extraordinariamente su fascinaci¨®n hasta el punto de que durante todo este tiempo postconciliar parece haberse estado preparando en amplios sectores del catolicismo una especie de asunci¨®n teol¨®gica del marxismo enteramente similar a la asunci¨®n que del aristotelismo hizo, en su tiempo, Tom¨¢s de Aquino. Es decir, que no se ha tratado solamente de un di¨¢logo, sino de una integraci¨®n del marxismo-leninismo a la expresi¨®n de la fe con una radicalidad y un dogmatismo, incluso, que nos permitir¨ªa acu?ar la f¨®rmula de ?tomismo-leninismo?, menos chusca y m¨¢s dram¨¢tica de lo que puede parecer a primera vista por que cristianos muy comprometidos en la lucha socialista y comunista y que han realizado ya esa integraci¨®n fe- marxismo en sus vidas, llegan a afirmar de modo magistral que de todas formas no s¨®lo no habr¨ªa otro medio de an¨¢lisis hist¨®rico y social verdadero y ¨¦tico a la vez que el del famoso an¨¢lisis cientifico, es decir, marxista de la realidad, sino que la f¨¦ cristiana, aqu¨ª y ahora no puede expresarse, sin auto enga?o o falsedad, m¨¢s que a trav¨¦s de la lucha de clases. Toda otra expresi¨®n ser¨ªa pura ideolog¨ªa imbrincada en intereses econ¨®micos, oscuridad y muerte, llanto y crujir de dientes.
Hasta aqu¨ª se ha llegado y aunque la situaci¨®n italiana no fuera la que es y no desti?era tanta amargura sobre el talante de la Curia Romana era preciso, sin dura, que Roma hablara, haciendo un an¨¢lisis de fondo de la cuesti¨®n. Es decir, no para prohibir ese di¨¢logo cat¨®lico marxista, que monse?or Benelli no desautoriza en absoIuto, aunque como es l¨®gico pide seguridades y prudencia para ¨¦l, sino para situar debidamente todo lo que significa el reto materialista de una filosof¨ªa y una praxis como la marxista-comunista y ofrecer una respuesta que no puede ni ser vieja pura condenaci¨®n can¨®nica del Santo Oficio, ni la claudicaci¨®n o la asunci¨®n de materialismo hist¨®rico a la expresi¨®n de la fe, pero quiz¨¢ tampoco la famosa doctrina social de la Iglesia, si es que existe como corpus filos¨®fico coherente, que est¨¢ permitido dudarlo. Aunque monse?or Benelli se haya remitido tan espec¨ªficamente a ella.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.