La resoluci¨®n no tiene fuerza de obligar, pero...
La resoluci¨®n del comit¨¦ de Relaciones Exteriores del senado norteamericano, recomendando la ratificaci¨®n del tratado de Madrid, no tiene fuerza de oblilar, ni en relaci¨®n con el gobierno norteamericano, que negoci¨® el tratado que se va a aprobar con toda seguridad, ni mucho menos en relaci¨®n con el gobierno espa?ol. Refleja s¨®lo un esp¨ªritu o estado de opini¨®n del se?ado.Su no fuerza de obligar no priva, sin embargo, a esa resoluci¨®n de cierto valor la hace, por ello menos, respetable y temible. La resoluci¨®n, en sus cinco puntos, pide que Espa?a acelere el proceso de creaci¨®n de instituciones libres y democr¨¢ticas, lo que la facultar¨ªa para su plena integraci¨®n en las instituciones europeas, por un lado, y la coopera ci¨®n con la OTAN, por otro. Cualquier, retroceso sensible en el proceso de reformas en Espa?a, por tanto, est¨¢ sujeto, de acuerdo con esta resoluci¨®n, al escrutinio del senado norteamericano, lo que crear¨ªa dificultades al desarrollo futuro, de compromisos tan intangibles como los de ?amistad y cooperaci¨®n?, y dificuliar¨ªa la provisi¨®n de fondos para cubrir las contrapartidas norteamericanas a las bases, poniendo as¨ª impedimentos al plan de modernizaci¨®n de las fuerzas armadas espa?olas, previsto por el tratado.
La resoluci¨®n, no obstante, no puede interpre tarse de ning¨²n modo como una interferencia en los asuntos internos de Espa?a. Esencialmente es una llamada de atenci¨®n al gobierno norte¨¢rnericano sobre Is imposibilidad de seguir mant¨¦niendo relaciones de tipo defensivo con pa¨ªs no de mocr¨¢tico. De ese modo, el punto cuarto de la resoluci¨®n, que determina que lo que se va a ratificar solo es v¨¢lido por cinco a?os, aparece como un plazo puesto al gobierno norteamericano, en el sentido de que de que cualquier renovaci¨®n del tratado solo podr¨¢ hacerse en un contexto europeo y no ratl¨¢ntico, esto es, con Espa?a dentro de las instituciones europeas y preferiblemente en la OTAN.
La pruba de que el comit¨¦ de relaciones exteriores no quiere condicionar la libertad soberana de los gobiernos radica, por lo dem¨¢s, en el hecho de que el punto 3 "hace votos" para Espa?a suscriba el tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear, pero no lo pone como condici¨®n, ni requisito indispensable aunque, como es sabido, el sentir del senado es contrario a la posibilidad de que Espa?a, o cualquier otro estado, se convierta en potencia nuclear.
El comit¨¦ ha rehusado adoptar el punto de vista m¨¢s beligerante, representado por el senador Sy.mington, para el que Espa?a no solo deb¨ªa de renunciar a ser nunca potencia n¨²clear, sino que tambi¨¦n deb¨ªa de aceptar, como un signo fatal de su destino, el acoger fuerzas nucleares norteamericanas en su territorio, m¨¢s all¨¢ de 1979,y aun deb¨ªa pedir menos por las facilidades concedidas a Norteam¨¦rica.
La resoluci¨®n, pues, puede ser considerada como un marco o esquema puesto al gobierno norteamericano para sus tratos con Espa?a, y como una invitaci¨®n al gobierno espa?ol para ponerse a la altura de lo que la opini¨®n internacional, unida a la opini¨®n espa?ola, considera exigencia dce la Espa?a de hoy: ser miembro responsable y pleno en la sociedad de naciones europeas.
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