Washington y Mosc¨² firman un nuevo tratado nuclear
El presidente de los Estados Unidos, Gerald Ford, y el primer secretario del PCUS Le¨®nidas Brezhnev, firmaron ayer en la Casa Blanca y en el Kremlin, respectivamente, el tratado sobre limitaci¨®n de los ensayos nucleares subterr¨¢neos con fines pac¨ªficos.
Se ha hablado mucho, tal vez demasiado, de la importancia, de este acontecimiento. En principio, el tratado permite a los expertos de ambas superpotencias nucleares presenciar los ensayos at¨®micos de sus rivales y comprobar que los ensayos empleados tienen una potencia limitada. El tratado habla de 150 kilotones, es decir, de explosiones much¨ªsimo m¨¢s potentes que las que causaron la destrucci¨®n completa de Hiroshima y Nagasaki. Sin embargo, si el instrumento no sirve para frenar el potencial nuclear de los supergrandes, establece la norma de la inspecci¨®n sobre el terreno, que los sovi¨¦ticos se negaron a aceptar durante las conversaciones sobre el desarme de Ginebra. La mayor¨ªa de los observadores pol¨ªticos norteamericanos estiman que, a pesar de todo, la URSS seguir¨¢ llevando a cabo ensayos subterr¨¢neos secretos y que la cl¨¢usula relativa a la inspecci¨®n in situ s¨®lo se aplicar¨¢ a petici¨®n expresa del Departamento del Estado del Pent¨¢gono. Esa nota pesimista se explica f¨¢cilmente: hace apenas unos d¨ªas, las autoridades sovi¨¦ticas tuvieron que reconocer que hab¨ªan violado los acuerdos SALT 1 (sobre limitaci¨®n de armas estrat¨¦gicas defensivas) Y mientras que las autoridades de Mosc¨² aseguran que se trata pura y simplemente de una violaci¨®n t¨¦cnica, los expertos del contraespionaje norteamericano consideran que los rusos hab¨ªan planeado y llevado a cabo deliberadamente el aumento de su potencial militar nuclear.Luz verde
El defensor de esta tesis, James Schlesinger, se vio obligado a dimitir de su cargo de secretario de Defensa, tras haber acusado a su colega Kissinger de no querer revelar a la presidencia de los EEUU important¨ªsimos informes relacionados con la seguridad de los Estados Unidos.
La Casa Blanca ten¨ªa que haber dado su visto bueno al tratado con la URSS en la primera quincena del mes, de mayo, pero la fecha inicial inicialmente prevista para la firma coincidi¨® con la derrota de Ford en Texas y con lo que algunos observadores llamaron ?el tango pol¨ªtico? del presidente, que se limitaba a seguir los pasos de Ronald Reagan.
Ford ten¨ªa que ganar las elecciones de Michigan: la ratificaci¨®n del tratado con los rusos parec¨ªa menos urgente, menos importante que la campa?a del presidente. Pero ahora que Reagan ya no se mete con el poder¨ªo militar de llos Estados Unidos ni con Panam¨¢, la Casa Blanca puede dar ?luz verde? a la ratificaci¨®n del tratado.
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