La suerte de varas

En el segundo toro de la tarde el p¨²blico disfrut¨® de la suerte de varas. Ultimamente no era corriente que se aplaudiera con tanta fuerza a un picador por picar correctamente, a un toro por embestir con bravura y nobleza y a un torero por colocarlo perfectamente en suerte. En el segundo miura se dieron estas circuristancias y el resultado fue una gran ovaci¨®n para los tres protagonistas.La suerte de varas, que tanta importancia tuvo anta?o, vuelve a interesar al p¨²blico. Los toreros empiezan a comprobar que los toros bien picados, en su sitio, en lo alto del mortillo y no en los ri?ones, se quedan en condiciones m¨¢s ¨®ptimas para la lidia, porque al sangrar por la parte alta del pescuezo le resta fuerza en el cuello y evita que punteen durante la faena. Por el contrario cuando son heridos en la parte trasera, en los ri?ones se les limita la energ¨ªa de las patas; se resienten y tratan de defenderse, frenan las arrancadas y echan la cabeza arriba.

Para que el picador pueda hacer la suerte con desahogo es necesario que el toro sea colocado en la distancia exacta, es decir, con el espacio suficiente para que el ?torero de a caballo? pueda templar y medir la arrancada del animal. Tambi¨¦n es torear, picar a los toros.