La corrida de Beneficencia indign¨® a los aficionados
Cuando El Viti se dispuso a brindar al Rey el primero de la tarde, muchos de los tendidos 9 y 10 se levantaron indignados: ??Fuera de ah¨ª, eso no se brinda, fuera esa verg¨¹enza! ? El primer brindis de un torero a don Juan Carlos como Rey de Espa?a merec¨ªa m¨¢s verdad, m¨¢s autenticidad; el toro de ese brindis debi¨® ser un ejemplar elegido entre lo mejor de nuestra ganader¨ªa de bravo, al menos por presencia; debi¨® ser un toro de los que se han visto tantas tardes en la feria de San Isidro, acorde con los tiempos taurinos que corren y no, como era el caso, un producto que recordaba en todo a los que echaban al ruedo en los a?os sesenta, para la payasada y el triunfalismo.La corrida se la carg¨® no el p¨²blico, ni siquiera los toreros, sino el propio organizador, que no encontr¨® en el campo seis reses apropiadas para este acontecimiento. ?Tan dif¨ªcil es? ?Acaso no hay en toda la pen¨ªnsula, en estos momentos, una divisa que pueda ofrecer seis toros parejos y con trap¨ªo? El primer fracaso de la corrida de la Beneficencia fue que ya sali¨® remendada, con productos de Lisardo S¨¢nchez, ganader¨ªa que ya ha dado que hablar y que gritar a la afici¨®n, y no precisamente por buenas cosas. Y el definitivo, que cuanto sali¨® sin remendar, lo de Mayalde o ten¨ªa el trap¨ªo justito, o carec¨ªa en absoluto de ¨¦l, o mostraba unos pitones sospechosos, o no se ten¨ªa en pie.
Ayer se celebr¨® la corrida de Beneficencia, con cuatro toros del conde de Mayalde y dos de Lisardo S¨¢nchez (3
? y 4.?) para El Viti, Ruiz Miguel y Julio Robles. Y dos de Boh¨®rquez, para los rejoneadores Joaqu¨ªn Moreno Silva y Juan Moura.En lidia ordinaria la corrida fue un fracaso, por la deficiente presentaci¨®n y falta de fuerza del ganado. El Viti estuvo desdibujado y Ruiz Miguel y Julio Robles voluntariosos, pero sin clase. Mataron as¨ª: El Viti.- Pinchazo y estocada corta en el primero y media en el cuarto (protestas en ambos). Ruiz Miguel.- Pinchazo bajo, metisaca, estocada perpendicular y ca¨ªda y descabello en el segundo (silencio) y estocada ca¨ªda en el quinto (oreja). Julio Robles.- Pinchazo, estocada atravesada y descabello en el tercero, y en el sexto, pinchazo, estocada atravesada, rueda de peones y tres descabellos (aplausos en ambos). Moreno Silva, palmas. Juan Moura, dos orejas. El cuarto de la tarde derrib¨® y el picador Aurelio Garc¨ªa sufri¨® conmoci¨®n cerebral, de pron¨®stico reservado.
El aspecto del primero era de novillo y se ca¨ªa, el segundo lo mismo, pero se ca¨ªa m¨¢s y ni siquiera lo pudieron picar porque simularon la suerte, el cuarto estaba inv¨¢lido. Todos se fueron al suelo alguna vez. Una desdicha. Todo esto suscit¨® protestas, naturalmente; no tantas como en San Isidro se hubieran producido pues el p¨²blico de ayer era distinto, en general conformista, ajeno a la lidia y desconocedor de ella, aplaudidor a la m¨ªnima ocasi¨®n -que pocas hubo- y con cara de invitado. Pero con todo, esas protestas rondaron alguna vez el esc¨¢ndalo. Y quiz¨¢ no fueron a m¨¢s, porque la andanada del ocho, aunque chill¨®, estuvo contenida. Algunos dec¨ªan: ??Qu¨¦ hacen los de la andanada que no gritan m¨¢s?? Y no se les puede pedir tanto. Los de la andanada ya han hecho por la fiesta cuanto se puede hacer y en la protesta han llegado al m¨¢ximo permitido. Acaso lo ¨²nico que les queda es que uno se queme a lo bonzo y se lance a vac¨ªo, andanada abajo, gritando: ??Los gatos no se brindan, aaaggg! ?. Pero he aqu¨ª que El Viti, a quien en cuatro salidas consecutivas al ruedo de las Ventas ha sido imposible verle torero ante un toro, se encar¨® con ellos. ?Qu¨¦ hizo El Viti ayer, de alguna calidad, incluso si nos olvidamos del g¨¦nero que tuvo delante, para justificar esa insolente actitud?
Por su parte, Ruiz Miguel y Julio Robles estuvieron voluntariosos, y eso es todo. Si son toreros de clase, la ocultaron, y si en algo acertaron fue en pegar pases que no dec¨ªan nada. Para Ruiz Miguel a¨²n habr¨ªa relativa justificaci¨®n: tiene valor y poder, que ¨²nicamente luce ante el toro. Pero Julio Robles no, porque se ha dicho de ¨¦l, creo que con raz¨®n, que es un estilista, y no se le vio estilo alguno.
Lo bueno, a niveles de alta escuela taur¨®maca, lo hizo Juan Moura, un cr¨ªo -dicho sea con verdad, porque tiene diecis¨¦is a?os, y con admiraci¨®n-, que lleva el toreo en la cabeza y en el coraz¨®n, y se lo hizo a un manso aquerenciado en tablas, de las que supo sacarle cuantas veces convino. La maravilla del temple, para torear y clavar, el conocimiento de los terrenos; el valor, todo ello lo exhibi¨® este cr¨ªo portugu¨¦s, que ser¨¢ un maestro consumado en cuanto no les pierda la cara a los toros, lo cual hace sin duda, por exceso de confianza. Juan Moura es la gran revelaci¨®n de los ¨²ltimos a?os, el mejor torero de hoy
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