Retrato de familia

La sucesivas migraciones de los distintos pueblos europeos a la Am¨¦rica del Norte, desde los Padres Peregrinos hasta hoy, han nutrido el arte y la literatura de im¨¢genes y narraciones referidas a los primeros a?os de su historia. En lo que a recientes migraciones escandinavas se refiere, Erskine Caldwell, por citar un autor bien conocido, incluy¨® en su colecci¨®n de relatos Jackpott uno titulado Invasi¨®n de suecos, donde el humor y la s¨¢tira pon¨ªan en evidencia el hecho y circunstancias de estos trabajadores tercos y obtinados, frente a una peque?a poblaci¨®n del Sur, de personalidad y costumbres totalmente dispares.Jan Troell, realizador sueco, tras el gran ¨¦xito de Norteam¨¦rica de su filme Los Emigrantes, vuelve aqu¨ª, en un retrat¨® de familia al tema de sus antepasados en Am¨¦rica, a mediados del siglo XIX.

El relato es lineal y en espacios abiertos, desde el primer asentamiento hasta la muerte de los protagonistas. El nuevo pa¨ªs, esa nueva tierra, abierta a todos, sin prejuicios religiosos o sociales, es su protagonista principal, a lo largo de inviernos y veranos, de trabajos y riesgos en los que la Naturaleza se manifiesta siempre, unas veces con sus galas mejores y otras con su aliento implacable. Caracteres elementales y aventuras cotidianas, comunes en este tipo de relatos, correr¨ªan el riesgo de caer en la monoton¨ªa, a no ser por la fotograf¨ªa extraordinaria del mismo realizador y a sus dos protagonistas, sobre todo, que, como es habitual en la mayor¨ªa de los filmes suecos que llegan hasta nosotros, ya conocimos en anteriores pel¨ªculas de Bergman. Lo que com¨²nmente entendemos por pasiones: nostalgia, incomprensi¨®n, intolerancia, se halla dado con un cuidado especial, para no ir m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites del drama, con una econom¨ªa de medios expresivos que Troell se dir¨ªa aprovecha y ampl¨ªa con su especial vena po¨¦tica, para darnos a conocer el contorno ambiental de sus personajes, casi fundido a ellos: el volar de una hoja en el oto?o, el paso de las aves sobre los lagos, el silencio del bosque, la presencia invisible de los indios.

Llena la segunda parte la aventura del hermano menor, su viaje a California, que, en su brevedad, nos explica mucho m¨¢s sobre tema tan manido que las mil y una pel¨ªculas realizadas y a duras penas soportadas, a prop¨®sito de la fiebre del oro, y que el final se cierra con la lucha y exterminio de los Sioux, en una secuencia tambi¨¦n extraordinaria. No hay en ella cabalgadas ni hechos falsamente heroicos, ni cargas, ni discursos, tan s¨®lo la imagen inolvidable de los condenados al pat¨ªbulo al comp¨¢s de una canci¨®n, en un d¨ªa gris, nevado, ante el silencio de la tropa.

De mayor duraci¨®n que la acostumbrada, este filme, a pesar de su factura excelente y de la historia que nos cuenta, quiz¨¢ llegara a pesar si no contara con la baza importante de Max von Sydow y Liv Ullman. Esta, m¨¢s que dar vida a un tipo, se dir¨ªa que lo transforma, que lo vive desde su interior, en un prodigio de ese saber interpretar al que ya, desde hace tiempo, nos tiene acostumbrados.