Intriga ramplona y machista

El fracaso de un director

Alberto Lattuada es un nombre de trayectoria muy irregular en el cine italiano contemp¨®raneo, a medias entre el deseo de realizar obras personales y el sometimiento a las m¨¢s abyectas presiones de la industria. Se suele recordar El alcalde, el escribano y su abrigo (desdichada denominaci¨®n espa?ola de Il Capotto, seg¨²n la obra de Gogol, como su mejor pel¨ªcula, pero tampoco hay que olvidar su contribuci¨®n como director a Luci del variet¨¢, la primera experiencia de Federico Fellini que fue su guionista y amigo personal. En su filmograf¨ªa abundan los desaciertos y la dispersi¨®n, con inesperados contactos con su vocaci¨®n originaria de hacer un cine m¨¢s directamente comprometido con la realidad de su pa¨ªs.La ¨²ltima etapa de su carrera, de la que es muy representativa el filme anteriormente llegado hasta nuestras pantallas, Venga a tomar caf¨¦ con nosotros, se caracteriza por una inserci¨®n en lo comercial m¨¢s descarada, si cabe, y un abandono casi absoluto de cualquier aspiraci¨®n hacia el cine literario y esteticista que se?al¨® sus comienzos.

Don Juan en Sicilia es la peor de sus pel¨ªculas, un compendio de horrores sin cuento, realizada en 1967 y a la que los azares de la distribuci¨®n y de la censura hab¨ªan impedido hasta ahora el acceso a nuestras pantallas. Su inesperado estreno en versi¨®n original testimonia el caos de una pol¨ªtica cinematogr¨¢fica que parece empe?ada, desde hace a?os, en que todo nos llegue a destiempo, cuando se han atemperado los posibles da?os que pod¨ªa ocasionar. Lo mismo podr¨ªa haberla firmado Lattuada que cualquier aprendiz, a la vista del infame resultado que no logra la comercialidad -con una intriga ramplona, machista, torpe- ni mucho menos retratar las aspiraciones conquistadoras del hombre siciliano. No tiene sentido la resurreci¨®n de este engendro cuyas audacias expresivas hoy son inoperantes, aunque en su momento pudo haber pasado como obra de ruptura contra la mojigater¨ªa de un ambiente estancado. Hasta el cine espa?ol actual -con todas sus limitaciones- ha superado las t¨ªmidas cotas expresivas de este Lattuada convertido en veh¨ªculo de uno de los peores actores de la historia: Lando Buzzanca.