El alcance de la amnistia
El s¨¢bado 17 de julio hacia las seis y media de la tarde, me llamaron por tel¨¦fono desde Radio Nacional, para invitarme a grabar mi respuesta a la siguiente pregunta: ??Cu¨¢l es el alcance que debe darse a la amnist¨ªa anunciada por el Gobierno?? Se trataba de una encuesta que se radiar¨ªa en el ?Diario hablado? de las diez de la noche. Acept¨¦ la invitaci¨®n y quedaron en llamarme a las nueve y media para efectuar la grabaci¨®n desde mi propio tel¨¦fono. Redact¨¦ mi respuesta y llamaron, en efecto, puntualmente.Me advirtieron que deber¨ªa considerar como ya formulada la pregunta -puesto que era la misma para todos los encuestados- y que por lo tanto la contestara, sin m¨¢s, cuando oyera las palabras con que iban a presentarme: ?Joaqu¨ªn Satr¨²stegui, mon¨¢rquico liberal?.
As¨ª lo hice, y terminada la grabaci¨®n y despu¨¦s de despedirnos cordialmente, me aprest¨¦, media hora m¨¢s tarde, a o¨ªr mi voz. Participaron en el programa, Jos¨¦ Mar¨ªa Valiente, Fernando Alvarez de Miranda y Jes¨²s Esperab¨¦ de Arteaga. Al llegar mi turno, no se oyeron m¨¢s palabras que las de mi presentaci¨®n (por cierto, dos veces) y las que subrayo, de mi respuesta, que en su integridad fu¨¦ como sigue:
?Comenzar¨¦ por recordar que hoy hace precisamente cuarenta a?os que sal¨ªa de Madrid con un conjunto de j¨®venes de Renovaci¨®n Espa?ola, capitaneados por Carlos Miralles, para ocupar Somosierra siguiendo instrucciones del General Mola. Y hoy es la primera vez que se me da ocasi¨®n de hablar por Radio Nacional.
?Pues bien, contestando a su pregunta, dir¨¦ que estoy convencido de que la necesaria y aut¨¦ntica reconciliaci¨®n de los espa?oles exige que la amnist¨ªa sea muy amplia. Debe alcanzar a los delitos y faltas de motivaci¨®n pol¨ªtica o de opini¨®n, tipificados -no s¨®lo en el C¨®digo Penal como dice el Gobierno, sino tambi¨¦n en el de Justicia Militar y dem¨¢s leyes especiales. Asimismo debe alcanzar a las sanciones pol¨ªticas impuestas en expedientes administrativos durante los ¨²ltimos cuarenta a?os. Y es preciso que se beneficien de ella civiles y militares.??Comparto las razones del Gobierno para no recomendar la amnist¨ªa de "quienes hayan lesionado o puesto en riesgo la vida o integridad f¨ªsica de las personas". Cuando la democracia sea una realidad y la convivencia ciudadana un hecho, habr¨¢ llegado el momento de examinar definitivamente estos casos?.Protesto, como es natural, por la mutilaci¨®n de la expresi¨®n de mi pensamiento hecha por Radio Nacional; pero adem¨¢s, el atropello nie parece especialmente grave, cuando nuestros gobernantes, en su declaraci¨®n de la madrugada, rrianifestaban su deseo de ?hacer p¨²blica expresi¨®n de respeto? hacia las ?varias corrientes de opini¨®n? y proclamaban que ?la aceptaci¨®n de la cr¨ªtica? y ?el reconocimiento del servicio que a la comunidad presta la discrepancia civilizada, constituyen para el Gobierno normas elementales de conducta?.Esto aparte, ?qu¨¦ es lo que molest¨® de mi respuesta a los directivos de Radio Nacional?; ?que, habiendo yo participado en la preparaci¨®n e iniciaci¨®n del Alzamiento, propugne una amplia amnist¨ªa pol¨ªtica?; ?que se?alara que durante cuarenta a?os no me dieron ocasi¨®n de hablar por sus micr¨®fonos?
Ambas cosas son verdades evidentes, y el proclamarlas sin comentario alguno no es signo, a mi juicio, de una actitud incivilizada. Creo que los espa?oles en general y el Gobierno en particualr, deben saber que somos legi¨®n los ex-combatientes o los que no lo fueron, que estamos abogando desde principios de los a?os cuarenta por la amnist¨ªa pol¨ªtica. No hay que olvidar que, haci¨¦ndose eco de ese sentimiento, don Juan de Borb¨®n dijo ya en su declaraci¨®n de noviembre de 1942: ?Mi suprema ambici¨®n es ser Rey de una Espa?a en la cual los espa?oles, definitivamente reconciliados, podr¨¢n vivir en com¨²n?. Y en su manifiesto de marzo de 1945 consider¨® imprescindible para ello una ?amplia amnist¨ªa pol¨ªtica?. Ser¨ªa injusto -y lo que es peor, un tremendo error- que la amnist¨ªa que ahora se anuncia no beneficiara tanto a los militares como a los civiles (quiz¨¢ esta opini¨®n haya molestado a los directivos de Radio Nacional). Todos sabemos -la prensa lo publica- que generales, jefes y oficiales de la misma promoci¨®n, que combatieron en uno u otro bando, se reunen peri¨®dicamente y confraternizan recordando sus a?os mozos de Academia Militar y su com¨²n amor a Espa?a. El Estado debe confirmar oficialmente esa reconciliaci¨®n de los hombres de armas, borrando toda discriminaci¨®n. Desgraciadamente, la medida beneficiar¨¢ ya a pocos y en edad de retiro, pero aunque tard¨ªa, contribuir¨¢ a la concordia nacional. Lo mismo hay que decir con relaci¨®n a sanciones impuestas a militares que exteriorizaron sus ideas democr¨¢ticas pocos meses antes del fallecimiento del General Franco.
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