Jud¨ªos, moros y democristianos
Ya est¨¢. Parece que ya se sabe lo que vamos a ser pol¨ªticamente en cuanto salgamos del post-post-franquismo: democratacristianos. Ni jud¨ªos, ni moros ni cristianos. Democratacristianos.-?Y don Santiago Carrillo?
-Seguir¨¢ de jud¨ªo errante.
-?Y Gir¨®n?
-Seguir¨¢ de moro en la costa, o sea en Fuengirola.
-?Y los cristianos viejos?
-O se hacen dem¨®cratas de Mart¨ªn Artajo o se quedan rezando el rosario en familia.
Ni la izquierda ni la derecha, curioso lector. La pasada semana se caracteriz¨® por una intensa actividad aleatoria de las plurales democracias cristianas que nos van a llevar al cielo mediante el sufragio universal. Claro que peor eran los de antes, que nos llevaban al cielo a patadas.
-?Y los que no vamos a misa?
-Siempre puede uno salvar su alma a ¨²ltima hora pidiendo el Ya del d¨ªa para agonizar leyendo al padre Vaca.
Pero no crean ustedes que esto supone la supresi¨®n del pluralismo pol¨ªtico. Siempre podernos elegir confesor: Mart¨ªn Artajo, Ruiz-Gim¨¦nez, Gil-Robles o Silva Mu?oz. Creo que los que ponen m¨¢s penitencia son Mart¨ªn Artajo y Silva. Ruiz-Gim¨¦nez y Gil-Robles s¨®lo te preguntan si has le¨ªdo El Capital:
-?Y cu¨¢ntas veces, hijo?
De momento est¨¢ cada uno de ellos dentro de su confesonario o garita democratacristiana esperando a la clientela, que no va a ser poca en este pa¨ªs de dem¨®cratas de misa de doce.
Me fui a cont¨¢rselo a Mar¨ªa Casares, que est¨¢ reci¨¦n llegada, para que no se haga demasiadas ilusiones, pero la encontr¨¦ rodeada de periodistas. Menos mal que Pilar Trenas me abri¨® pas¨®. Pilar Trenas, que es la que me corta el pelo (se le da la tijera como el bol¨ªgrafo), no me hab¨ªa hecho el esculpido a navaja ese d¨ªa, pero la Casares me recibi¨® igual. Yo la recuerdo en el Orfeo de Jean Cocteau, encamando a la muerte. Pero est¨¢ dichosamente viva. Jos¨¦ Luis Alonso, con corbata de manteler¨ªa, me explica que la Casares, adem¨¢s de ser un mito, es un mito que cobra poco:
_Vendr¨¢ a cobrar lo que podr¨ªa cobrar Mar¨ªa Asquerino.
Bueno, pienso que Mar¨ªa Asquerino tambi¨¦n es una gran actriz. Yo estoy enamorado de las dos, aunque por distintas razones. Son amores diferentes (e imposibles, ay).
-No cuente usted esas cosas, que vamos a ser democratacristianos.
-Tambi¨¦n tiene usted raz¨®n. Desde ma?ana titular¨¦ esta columna Diario de un democratacristiano. Yo es que soy un trepa.
La democracia cristiana no es que nos parezca mal. Lo que pasa es que nos parece poco. Porque lo que tiene la democracia cristiana, como el cristianismo sin soda, es que dura siglos. Y si no mire usted lo que dur¨® en Italia.
-En Italia han contado siempre con el apoyo del Vaticano.
-Aqu¨ª van a contar con el apoyo de la Editorial Cat¨®lica y de la Biblioteca de Autores Cristianos, que eso no hay quien se lo salte.
Iba yo a comprar el pan y me encontr¨¦ a Victoria Vera sin Ulises.
-Ulises ha ido a ponerle unas flores a la tumba de James Joyce -me explica.
Ay las teticas de Victoria Vera, que a lo mejor las condena al fuego eterno don Alberto Mart¨ªn Artajo. Le iba a pedir a Victoria que me las dejase ver por ¨²ltima vez.
-?Pero aqu¨ª en la panader¨ªa?
La verdad que no es el sitio. No es que yo tenga nada contra la democracia cristiana, pero Espa?a sigue siendo un pa¨ªs de jud¨ªos, moros y cristianos, un pa¨ªs de rojos, fascistas y republicanos. En este pa¨ªs hay de todo. Hasta mon¨¢rquicos hay en este pa¨ªs. No me importarla que la coalici¨®n democratacristiana ganase unas elecciones. Me preocupa m¨¢s que se incauten de la Historia. Ellos o cualquier otra confesi¨®n. En torno de Mar¨ªa Casares se debat¨ªa si vendr¨¢ o no Rafael Alberti. Pero no me imagino a Alberti confes¨¢ndose con Silva Mu?oz.
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