Primeras recacciones
Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez
?A t¨ªtulo meramente personal, ni ?dente en funciones de como presi Justicia y Paz, ni en nombre de Izquierda Democr¨¢tica, voy a expresar a EL PAIS lo que opino despu¨¦s de una primera lectura que me hacen ustedes a trav¨¦s del tel¨¦fono, del decreto-ley.
Quienes hemos venido luchando desde hace varios a?os por una amnist¨ªa en favor de todos los condenados por delitos de intencionalidad pol¨ªtica u objeci¨®n de conciencia, no podemos dejar de alegrarnos, porque la amnist¨ªa se haya producido con evidente amplitud, dado los obst¨¢culos, muy fuertes, por todos conocidos, que a ella se opon¨ªan. Aparte de esto, quienes hemos sostenido que deb¨ªa ser sin l¨ªmites, en funci¨®n de que sin l¨ªmites fue la concedida en septiembre de 1939, la quer¨ªamos sin l¨ªmites, al objeto de superar definitivamente las huellas de la guerra civil y la legislaci¨®n penal excepciorial de los ¨²ltimos decenios. Lo que es realmente evidente es que dada la buena voluntad demostrada por el actual Gobierno al proclamar la amnist¨ªa, desear¨ªamos que esta se produiese con dos medidas complementarlas fundamentales: por un lado, la aplicaci¨®n amplia de los jueces y tribunales ordinarios para interpretar el decreto-ley a favor del reo; por otro, lado, pedir¨ªa la revisi¨®n de oficio por parte del Trlbunal Supremo de todos los delitos cuyas causas ya conclusas pueden no entrar en este decreto y, sobre todo, las sentencias que han tenido lugar durante la vigencia del decreto-ley Antiterrorismo, que en parte, fue derogado por el anterior Gobierno, con el fin de determinar el grado de culpabilidad, revisi¨®n que completar¨ªa el efecto de la amnist¨ªa. Por ¨²ltimo, considero interesante que ante las objeciones que se puedan hacer a la amplitud de dicha amnist¨ªa, se tenga en cuenta el repudio de la violencia terrorista, venga del extremo que venga.
Jaime Miralles
Hay un primer dato: el contenido de este decreto-ley, con arreglo a la ley penal vigente, no es amnist¨ªa, porque es indulto. Para ser amnist¨ªa ha de extinguirse por completo la pena y todos sus efectos, seg¨²n el C¨®digo Penal. En segundo lugar, esta medida excluye a los condenados por poner en peligro la vida o la integridad de las personas, y pienso que este perd¨®n puede enervarse, quedarse sin efecto, al aplicarse a quienes sin serlo fueron condenados como terroristas. A este respecto pienso en el c¨¦lebre decreto de Prevenci¨®n del Terrorismo, de 1975.
Despu¨¦s, como patriota, me produce consternaci¨®n ver excluidos a los militares condenados el 10 de marzo de este a?o, que se han limitado a pensar que la funci¨®n del Ej¨¦rcito en la sociedad ha de ser apartidista, ajena a toda pol¨ªtica contingente y puesta s¨®lo al servicio de la voluntad nacional. A estos dignos oficiales, bien se les podr¨ªa haber reincorporado en su carrera. Sobre todo si tenemos en cuenta que hay militares a los que se permite actuar abiertamente en pol¨ªtica, incluso desde organizaciones reconocidas.
Por a?adidura, habr¨ªa sido muy generoso haber concedido alguna gracia de indulto a los delincuentes comunes.
La magnanimidad se desnaturaliza y se diluye al dosificarse con m¨®dulos tan exiguos. S¨®lo puede superar la guerra civil un r¨¦gimen
nacional, que en vez de perdonar con temor a los vencidos se atreva y pueda asumir ¨ªntegramente la historia de Espa?a.
Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s y Miguel Castell.
?Ir¨ªa contra la dogm¨¢tica penal cualquier interpretaci¨®n restrictiva que excluyera de la amnist¨ªa todo delito que no haya puesto realmente en peligro la vida o la integridad de las personas. Por tanto se han de incluir los actos de atentados a la propiedad no estrictamente dirigidos contra las-personas, como, por ejemplo, atracos a bancos con intencionalidad revolucionaria de orden pol¨ªtico o la tenencia de armas o explosivos.
En el terreno pol¨ªtico opinamos que aun con esa interpretaci¨®n quedar¨ªa discriminada la poblaci¨®n penal vasca. El pueblo vasco continuar¨¢ propugnando una amnist¨ªa total y sin restricciones como consecuencia de un proceso hist¨®rico dif¨ªcil de explicar en pocas l¨ªneas. El Pa¨ªs Vasco ha transferido la lucha por sus libertades en la libertad de sus presos pol¨ªticos.
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