Costes y beneficios en el negocio del pan
Despu¨¦s de la agitada primavera vivida por el gremio panadero se ha reactivado una conflictividad que parec¨ªa ya cancelada tras de los rentables precios conseguidos por los industriales y la resignaci¨®n de los consumidores a pagarlos.Sin embargo, un nuevo y ruidoso contencioso se ha planteado, si bien en esta ocasi¨®n, la disputa afectaba exclusivamente al sector, pues s¨®lo interven¨ªan los fabricantes de pan y los detallistas.
A nadie que haya seguido de cerca el ?affaire? del pan deben sorprenderle los hechos recientes; en realidad, se trata de una consecuencia fatal del arreglo de precios del mes de mayo. Entonces se aprobaron unos precios al consumo suficientemente altos como para desencadenar un forcejeo entre los industriales y los expendedores al p¨²blico a fin de establecer las respectivas participaciones en el margen del beneficio que los nuevos precios proporcionaban.
El coste del pan
El coste del pan tiene dos fases claramente diferenciadas. La fase industrial y la distribuci¨®n o venta al p¨²blico. En cuanto a la primera, la descomposici¨®n del coste de un kilo de pan, en valor promedio, y para los renglones m¨¢s significativos es:- Harina eingredientes 14,70pts/kg.
- Energ¨ªa y combustible 1,20 ?
- Mano de obra 12,50?
- Amortizaci¨®n y Gastos generls 2,00?
T O T A L pts/kg. 3 0, 40
Estos ser¨ªan los costes de fabricaci¨®n, en los que se ha recogido con holgura desde la materia prima principal (800 grs. de harina para fabricar 1 kg. de pan) hasta unas cuant¨ªas importantes para dotaci¨®n de amortizaciones y gastos generales de la industria. Destaca el hecho de que los salarios directos e indirectos representan 12,50 pesetas por kilogramo de pan fabricado y se corresponde a los desembolsos por todos los conceptos -remuneraci¨®n, seguridad social, vacaciones, etc¨¦tera- en una empresa tipo con 10 obreros de plantilla y una producci¨®n de 150 kilos de pan por obrero en jornada normal de trabajo. Esta es la empresa modelo para la fijaci¨®n del escandallo propuesta por la Agrupaci¨®n Nacional de Panader¨ªa.
Si al coste industrial a?adimos el beneficio del fabricante m¨¢s el transporte o distribuci¨®n y el margen del detallista tenemos el coste total del kilogramo de pan.
- Coste industrial 30,40pts/kg.
- Beneficio industrial (10%) 3,10 ?
- Reparto a la tahona 1,50 ?
- Margen al detallista 5,50 ?
T O T A L pts/kg. 40, 5 0
Un beneficio industrial del 10 por 100, m¨¢s un alto coste del reparto, m¨¢s un 15 por 100 del beneficio sobre cost.e industrial al detallista remontan el coste total del kilo de pan a 40,50 pts/kilo. Si en el caso de Madrid se considera un precio medio de 43,50 pts/ kilo para los formatos principales resulta, por tanto, que existe a¨²n un margen adicional, despu¨¦s del beneficio industrial y comercial, de 3 pts/kilo.
Exceso de capacidad: los detallistas exigen
Desde el primer momento los detallistas exigieron y, al parecer, lograron un aumento del margen comercial. Su poder de negociaci¨®n era mayor que antes, dado que existe un exceso de capacidad en el sector, y a los nuevos precios todos los fabricantes estaban dispuestos a aumentar su producci¨®n.Pero a esta disputa vinieron a unirse los fabricantes de pan de otras provincias. Como es sabido las disposiciones relativas a la fabricaci¨®n y venta de pan tienen un ¨¢mbito provincial con el prop¨®sito de adecuar los precios de venta de cada provincia a la estructura de los costes industriales louales. Ya sea por discrepancia en el c¨¢lculo de los costes o por diferencias grandes de productividad, o por el manejo de las propuestas de escandallo, el resultado ha sido que provincias lim¨ªtrofes tienenhoy precios sustancialmente distintos de tal manera que los panaderos de las provincias con precios bajos est¨¢n tratando de entrar en aqu¨¦llos con precios altos ya que la diferencia de precio de venta compensa con creces el coste del transporte.
Esto es, creemos, lo que ha sucedido en Madrid cuando un fabricante de otra provincia ha tratado -de acuerdo con alg¨²n despacho de venta que necesitaba aumentar su volumen de ventas- de abordar este mercado. Para ello redujo sustancialmente los precios de venta al p¨²blico -probablemente reajustando los m¨¢rgenes industriales y comerciales, pues hab¨ªa lugar para hacerlo- y como respuesta la tienda que sufri¨® las consecuencias de esta competencia de precios, dio el espect¨¢culo del pan regalado.
?Qu¨¦ hace la administraci¨®n?
Es de esperar que lo que acabamos de leer en las p¨¢ginas de sucesos de los diarios es el segundo y pen¨²ltimo acto de la comedia del pan. En el tercero y ¨²ltimo creemos que corresponde a la Administraci¨®n definir cu¨¢l es su papel en la fijaci¨®n del precio del producto m¨¢s elemental de consumo.Est¨¢ bien que la Agrupaci¨®n Sindical de Panaderos de Madrid haya conseguido llevar adelante su propuesta del alto escandallo de coste tomando como representativa una empresa con baja productividad, pero lo que no es aceptable es que pretenda adem¨¢s qu¨¦ precios m¨¢ximos se conviertan en precios fijos y se produzca una repartici¨®n del mercado entre panaderos y detallistas para evitar cualquier conato de competencia. En las actuales circunstancias si se est¨¢n manteniendo los precios m¨¢ximos autorizados es porque existe un acuerdo entre productores y distribuidores para repartirse el mercado.
En este punto, creemos que tiene que entrar la Administraci¨®n para fijar el marco en que se tiene que desenvolver el comercio de este producto. No entramos si es el gobernador civil -como delegado de abastecimientos de la provincia- o la Junta Superior de Precios o quien sea, pero es preciso establecer las condiciones de competencia tanto a nivel de f¨¢bricas y de despachos como a nivel interprovincial. No tiene explicaci¨®n. que el 50 por 100 del coste del pan sea mano de obra de fabricaci¨®n y distribuci¨®n, definiendo as¨ª un sector cuya productividad ser¨¢ probablemente una de las m¨¢s bajas en Espa?a; para un consumo promedio de 200 amos por persona y d¨ªa, resulta que se ocupan en Espa?a 50.000 personas en la fabricaci¨®n de pan y otras tantas en su venta y reparto.
Y es que el pan es uno, entre muchos, de los casos m¨¢s representativos de la urgente necesidad de que la Administraci¨®n recupere la iniciativa en la fijaci¨®n, aprobaci¨®n e vigilancia de los precios.
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