Polonia, entre la crisis econ¨®mica y el reajuste pol¨ªtico
Los des¨®rdenes obreros que estallaron el pasado mes de junio en diversas poblaciones del cintur¨®n industrial de Varsovia, horas despu¨¦s de que el presidente del Consejo de Ministros de Polonia Piotr Jaroszewic anunciase por televisi¨®n la entrada en vigor de los nuevos precios, han dejado al descubierto la grave crisis econ¨®mica por la que atraviesa Polonia y las dif¨ªcultades del primer secretario del Partido Obrero Polaco Unificado (POPU- comunista), Gierek, por llevar a cabo la idea de la segunda Polonia, que prometi¨® en 1971, incluyendo mejoras econ¨®micas y una democratizaci¨®n real.Como sucedi¨® en 1970 en las ciudades del B¨¢ltico, Gdansk, Gdynla, Szczecin, y Lodz, el movimiento de protesta obrero en Ursus y Radom, el 25 de junio pasado, responde a un ?no? categ¨®rico de los obreros de pagar con su esfuerzo la crisis econ¨®mica polaca que redundar¨ªa en un descenso real del 20 por 100 en sus salarios.
Cuando se iniciaron los procesos contra los huelguistas de Ursus y Radom, alguien pens¨® que el Estado iniciada una vendetta. Pero como inform¨® hace escaso tiempo un alto funcionario del PC de Polonia, ?el partido est¨¢ en un dilema. Si act¨²a con dureza habr¨¢ casi una huelga general, si por el contrario act¨²a con suavidad, las reformas pol¨ªticas se impregnar¨¢n paulatinamente con g¨¦rmenes de la democracia burguesa?.
Al lado de las protestas econ¨®micas, las cr¨ªticas al Estado no carecen de fundamentos pol¨ªticos. El Gobierno decret¨® el aumento en el precio de los productos alimenticios b¨¢sicos despu¨¦s ?de consultar con diversas organizaciones obreras?, lo que es cierto muy relativamente, ya que una de las cosas que los leg¨ªtimos representantes de los huelguistas afirmaban era que tales contactos entre el Gobierno y los trabajadores hab¨ªan sido preparados por el primero con organizaciones de escas¨ªsima representatividad y sometidas a la voluntad del Estado.
En lo concerniente a la Iglesia (la segunda fuerza popular), la entente con el Partido Comunista est¨¢ deteriorada desde la reforma constitucional, y se aprovecha cualquier ocasi¨®n de descontento en el pa¨ªs para lanzar las m¨¢s duras cr¨ªticas al Estado.
Edward Gierek afirm¨® antes de salir de vacaciones a Crimea, donde se entrevist¨® con Breznev, que ?nadie podr¨ªa gobernar Polonia contra la voluntad de los polacos?. D¨ªas m¨¢s tarde, una persona allegada al primer secretario daba cuenta de que el Politbur¨® se esforzaba en encontrar un modelo propio que sirviera de puente entre los eurocomunistas y el bloque oriental, aliado de la URSS.
Gierek, que estuvo prudente por no decir neutral en la disputa de la conferencia paneuropea del PC, estar¨ªa seguro de controlar la situaci¨®n interna. Nada demuestra lo contrario, pues los diferentes m¨ªtines en apoyo al PC polaco, tras las huelgas, se convertieron de hecho en campa?as de apoyo al primer secretario.
Gierek parece haber aprendido la lecci¨®n del B¨¢ltico (1970) y no querr¨ªa incurrir en los mismos errores que Gomulka. Pero sobre el prop¨®sito de hacer efectiva la democracia socialista en Polonia, el primer secretario del POPU debe tener en cuenta los 303.000 hombres del mariscal Yakubovsky, comandante en jefe del Pacto de Varsovia, estacionado en su pais.
La situaci¨®n econ¨®mica y social ha. creado sin duda un inalestar en la cumbre del partido y, en gran :medida, Gierek debe reconocer el fracaso de su so?ada segunda Polona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.