Permiso, yo soy el tango
La primera etapa del tango se abre con el estreno de Mi noche triste, en 1918, y se cierra con la muerte de Gardel, diecisiete a?os despu¨¦s. Es que, si bien los or¨ªgenes del tango datan del siglo pasado. La po¨¦tica y la estructura arm¨®nica que hoy conocemos se remontan a aquellos a?os. Luego de a?os de fraude electoral, en 1916 toma el poder la Uni¨®n C¨ªvica Radical, movimiento encabezado por Hip¨®lito Yrigoyen, que refleja el desenga?o y la voluntad de vindicaci¨®n de los criollos y de los hijos de la inmigraci¨®n, excluidos de la participaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica. Los votos que lo llevaron al Gobierno abarcaban desde estamentos de la nueva burgues¨ªa manufacturera de Buenos Aires hasta trabajadores y peque?os y medianos propietarios del campo y la ciudad. Con su llegada se afianzar¨¢ el proceso cultural que tuvo su punto de partida en los a?os transformadores de 1880 y comenzar¨¢ a desarrollarse una literatura inquisidora de la realidad posinmigratoria.
Renovaci¨®n
La renovaci¨®n musical -pasaje de los primitivos tercetos a la orquesta- venida del brazo del yrigoyenismo y aportada por Arolas, De Caro, Cobi¨¢n, Bardi y Delfino prepara el terreno receptor de unos versos nacidos en la frontera de ese doble ¨¢mbito social que va del arrabal al centro de la ciudad. Los poetas, dando cuenta de su origen social, mostrar¨¢n no poseer, como clase, un proyecto unificado para enfrentar un sistema que el yrigoyenismo no lograr¨ªa modificar en sus estructuras fundamentales. Sin proyectos colectivos, los personajes cantados buscar¨¢n romper la dura estratificaci¨®n social a trav¨¦s de salidas individuales, eternamente condenadas a la frustraci¨®n. As¨ª, en ese primer per¨ªodo, el tango se?alar¨¢ el camino que va de la miseria al lujo del cabaret, y de ah¨ª al declive y al marginamiento. Mina que fue en otros tiempos/ la m¨¢s papa limoinguera/ y en esas noches tangueras/ fue la reina del fest¨ªn/ Ya no tiene pa'ponerse/ ni zapatos ni vestidos,/anda enferma y el amigo/ no ha'portado por el bul¨ªn. Pascual Contursi se hab¨ªa quedado en el pat¨¦tico relato de la decadencia de la mina que se hab¨ªa largado para el centro, cuando aparece Celedonioflores con su cr¨ªtica descarnada y un cierto tono de reproche: Son macanas... no fue un guapo harag¨¢n y prepotente/ ni un cafishio de aver¨ªa el que al vicio te larg¨®/ Vos rodaste por tu culpa y no fue inocentemente./Berretines de bacana que ten¨ªas en la mente,/ desde el d¨ªa en que un magnate cajetilla te afil¨®. Entretanto, Jos¨¦ Gonz¨¢lez Castillo dibujaba historias rom¨¢nticas y paisajes suburbanos. En ¨¦l no hallaremos lunfardismos -cal¨® porte?o- ni dramas sociales: Al paso largo, de un pobre viejo/puebla de notas el arrabal/con un concierto de vidrios rotos/el organito crepuscular. Menos prol¨ªfico que Flores, dejar¨¢ algunas obras importantes como Griseta, Sobre el pucho, Silbando.
Milonguera
En general, en los versos de esta ¨¦poca veremos que la miIonguera que dio el mal paso no tendr¨¢ retorno ni paz, la decadencia se adue?ar¨¢ de ella y estar¨¢ condenada a vivir sola, fan¨¦ y descangada, no pudiendo volver al barrio que la vio partir. El hombre, en cambio, el muchacho de barrio que no podr¨¢ corripetir en el cabaret con el como no podr¨¢ hacerlo en otros planos de la realidad, volver¨¢ acompa?ado por una apolog¨ªa de la madre, por una etapa intermedia en el bul¨ªn o cotorro -apartamento de soltero donde tomar¨¢ valor para continuar el duro retorno. Es que el poeta se mueve en un mundo de conflictos/en un mundo con conflictos y comprende, condena y reprocha hasta que, frustradas las salidas individuales, sobreviene la regresi¨®n, el encierro, la nostalgia, elaborando una forma de protesta indirecta, depositaria de la identidad de un amplio sector social. La madre ser¨¢ el nexo con el mundo abandonado, la madre/barrio estar¨¢ presente en la obra gardeliana y en todo el per¨ªodo que se cierra en 1935.Los poetas reprochan paternal mente porque padecen las mismas frustraciones que sus h¨¦roes, ansiosos trashumantes sociales. As¨ª se puede entender la eterna condena a la reina del fest¨ªn que en realidad triunfa, es decir, se independiza del barrio/madre, lo que no ocurre con sus compa?eros de aventura. ?Pero no ves, gilito embanderado, que la raz¨®n la tiene el de m¨¢s guita? Que la honradez la venden al contado,/ y a la moral la dan por moneditas?/ ?Que no hay ninguna verdad que se resista/ frente a dos pesos moneda nacional?/ Vos result¨¢s, haciendo el moralista,/ un disfrazao... sin carnaval. En 1920 esta primera letra de Enrique Santos Disc¨¦polo irrumpe con su in¨¦dita agresividad en el paisaje congelado del tango, expresando el fracaso objetivo del proyecto popular yrigoyenista y replicando a sus confundidos colegas.
El romancero tanguero
En un sentido amplio la poes¨ªa tanguera es af¨ªn del romancero, esa rica vertiente de nuestra poes¨ªa popular que se filtra por los versos de Lope y G¨®ngora, reaparece en los rom¨¢nticos del XIX. Ser¨¢n, sin embargo, B¨¦cquer, Machado y Lorca los maestros de nuestra poes¨ªa ¨¦pico-l¨ªrica contempor¨¢nea, y no ser¨¢ casual que el mejor disc¨ªpulo argentino de Machado, Baldomero Fern¨¢ndez Moreno, figure con frecuencia en el voluminoso libro en que Celedonio Flores anotaba los versos de sus autores predilectos. La payada, hija del folclore literario legado por la conquista de Am¨¦rica, estos otros elementos hisp¨¢nicos, el modernismo de Dar¨ªo y su reacci¨®n encarnada en Evaristo Carriego, las actitudes rebeldes de los poetas anarquistas, todo esto, a partir de toda esta peculiar combinatoria, germinar¨ªa la primera poes¨ªa tanguera.
Sextetos
Pascual Contursi le pone letra a Mi noche triste y, sin saberlo, le da su canci¨®n a Buenos Aires. Fue estrenada por Gardel, introductor de los mejores poetas de su tiempo. El tango hab¨ªa encontrado su voz y sus poetas, dejaba el arrabal para convertirse en m¨²sica ciudadana, con sus propias reglas, con una ortodoxia que ser¨ªa conmovida a lo largo de su historia por pocos pero importantes innovadores.Roberto Firpo, Enrique Delfino, Oswaldo Fresedo y Juan Carlos Cobi¨¢n, inspirado autor de esos grandes cl¨¢sicos que son El motivo, La casita de mis viejos, Los mareados, Mi refugio, Nostalgias, anunciaban la irrupci¨®n del revolucionario Julio de Caro. Despu¨¦s de haber tocado en las orquestas de Fresedo y Cobi¨¢n, a su regreso de un viaje que emprende a Estados Unidos, en 1923, organiza un sexteto que renovar¨¢ las estructuras tangueras. Con su c¨¦lebre violin-corneta, un viol¨ªn al que le a?ad¨ªa una corneta para lograr mayor volumen, liberar¨ªa al g¨¦nero de moldes r¨ªgidos bajo su influencia aparecer¨ªan excelentes sextetos que, como el de Pedro Maffia, definir¨ªan importantes estilos. Tal es el caso del pianista de Maffia. Joven de 21 a?os que se llamaba Oswaldo Pugliese. Otro pianista, Carlos di Sarli, dirigir¨ªa un sexteto con influencias de Firpo y Fresedo, de las que se desprender¨ªa para dejar paso a una personal modalidad pian¨ªstica, de acentuada zurda. Paralelamente, el precursor Francisco Canaro continuar¨ªa con su simple l¨ªnea interpretativa y, promediando la d¨¦cada del veinte, aparece Juan de Dios Filiberto, Caminito, Malevaje, Clavel del aire y muchos m¨¢s nos muestran la simpleza caracter¨ªstica de toda su obra, en la que reside, justamente, la gran dificultad de la misma.
La llegada del cine sonoro tendr¨ªa dos consecuencias inmediatas: por un lado, pase¨® por el mundo "el pelo pavimentado" -Garc¨ªa M¨¢rquez imagina- de un Gardel que repart¨ªa su ocio entre lujosos trasatl¨¢nticos y rubias de New York, por otro, har¨ªa que las orquestas que desde los palcos de los cines le pon¨ªan m¨²sica a Rodolfo Valentino y otros tormentos de la ¨¦poca se replegaran a los caf¨¦s de la calle Corrientes, que tanta importancia van a tener en la d¨¦cada del cuarenta. El cine norteamericano, difusor de Gardel, llegar¨¢ con sus propios ¨¦xitos musicales, desatando una competencia que el tango no estaba en condiciones de afrontar, y, por si esto fuera poco, el 24 de junio de 1935, un accidente de aviaci¨®n quebrar¨ªa la voz de la ciudad por decirlo en lenguaje tanguero. La Muerte de Gardel cerraba uno de los m¨¢s ricos per¨ªodos de toda la historia del g¨¦nero.
Babelia
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