Chile, tres a?os despu¨¦s del golpe de Estado
Hoy hace tres a?os que el Palacio de la Moneda, sede de la Presidencia de Chile, fue bombardeado y destruido por varios aviones. All¨ª muri¨® el presidente Salvador Allende, l¨ªder m¨¢ximo de la Unidad Popular, que desapareci¨® con ¨¦l. Desde entonces, un r¨¦gimen autoritario e intransigente gobierna el pa¨ªs austral. Denostado por la comunidad internacional, acorralado por sus enemigos democr¨¢ticos, sostenido por algunos pa¨ªses poderosos y otros vecinos, el r¨¦gimen de Pinochet atraves¨® ya varias tormentas y parece consolidarse a trav¨¦s del ?orden? (mantenido por un sistema policial implacable) y el ?desarrollo? que todav¨ªa no ha llegado. Miles de personas de toda clase, condici¨®n e ideolog¨ªa, han abandonado Chile en estos tres a?os, mientras que el r¨¦gimen se da el lujo de desposeer de su nacionalidad a antiguos ministros (ayer le toc¨® el turno al ex canciller Orlando Letelier), o simplemente de expulsar del pa¨ªs a sus enemigos, aunque sean moderados, como sucedi¨® con los juristas Jaime Castillo y Eugenio Velasco. Desde Santiago de Chile, nuestro corresponsal nos env¨ªa la siguiente cr¨®nica.
Con marchas ?espont¨¢neas? en todas las ciudades importantes del pa¨ªs y una concentraci¨®n, Pinochet celebrar¨¢ hoy el tercer aniversario del derrocamiento de Salvador Allende, uno de los golpes militares m¨¢s cruentos de la siempre explosiva historia de hispanoam¨¦rica.Un recuento r¨¢pido de los tres a?os de la dictadura pinochetista arroja un saldo no precisamente positivo, el cual resalta a¨²n m¨¢s al inscrib¨ªrsele en la larga historia democr¨¢tica y civilista de un pa¨ªs, como Chile, que durante toda su existencia fue una excepci¨®n jur¨ªdica y pol¨ªtica dentro del continente.
Es, sin duda, el aspecto m¨¢s reprobable de la gesti¨®n de Pinochet. Hoy ya no es descabellado afirmar que uno de cada 20 chilenos ha sufrido alg¨²n tipo de detenci¨®n como consecuencia de la represi¨®n pol¨ªtica iniciada por el r¨¦gimen, primero contra la izquierda y luego contra los grupos pol¨ªticos de centro, y tambi¨¦n contra todo tipo de organizaci¨®n -las sindicales, por ejemplo- que pueda erigirse cr¨ªticamente contra el Gobierno.
Los datos en esta materia son bastante indicativos. Investigaciones efectuadas por la Iglesia Cat¨®lica -hoy decididamente en contra del r¨¦gimen-, indican que hasta el momento se ignora la suerte de casi un millar de personas, muchas de las cuales fehacientemente fueron detenidas por la represi¨®n oficial.
El Comit¨¦ Intergubernamental de Migraciones Europeas (CIME), en tanto, tuvo que sacar del pa¨ªs a 4.200 refugiados y sus familiares, en primer lugar. Luego debi¨® ponerse en marcha para sacar a detenidos pol¨ªticos chilenos, cuyo n¨²mero asciende ya a 16.500, reubicados en 48 pa¨ªses. Estas cantidades son al, margen del movimiento de personas a trav¨¦s del asilo en embajadas, cuya cifra alcanza a 15.000.
Condenas impartidas por las Naciones Unidas, la Organizaci¨®n de Estados Americanos y otras entidades, no han logrado que el Gobierno Militar chileno termine con el mal trato a los detenidos pol¨ªticos y respete los derechos esenciales de la persona.
Las promesas de mejoramiento formuladas por el Gobierno a la OEA, que celebr¨® una Asamblea General en la capital chilena en la cual el tema m¨¢s importante fue la situaci¨®n de los Derechos Humanos en Chile, fueron olvidadas r¨¢pidamente, y el n¨²mero de personas desaparecidas sigue increment¨¢ndose.
Iglesia Cat¨®lica
La Iglesia Cat¨®lica ha endurecido su posici¨®n frente al Gobierno en las ¨²ltimas semanas. En una reciente declaraci¨®n incluso se acus¨® a miembros de la ?Dina?, el principal organismo de represi¨®n, de haber montado la provocaci¨®n contra los tres obispos chilenos -Fernando Ariztia, Enrique Alvear y Carlos Gonz¨¢lez-, que volv¨ªan al pa¨ªs luego de haber sido detenidos en Ecuador junto a otros 14 prelados del continente en el suceso m¨¢s bochornoso, que recuerde la iglesia americana en siglos.Refiri¨¦ndose a esta provocaci¨®n -unida a la campa?a articulada por medio de la prensa-, los obispos indicaron que no se trataba de sucesos aislados, sino que ?se eslabonan en un proceso o sistema de caracter¨ªsticas perfectamente definidas, y que amenaza imperar sin contrapeso en nuestra Am¨¦rica Latina?. ?Invocando siempre el inapelable justificativo de la seguridad nacional se consolida m¨¢s y m¨¢s un modelo de sociedad que ahoga las libertades b¨¢sicas, conculca los derechos m¨¢s elementales y sojuzga a los ciudadanos en el marco de un temido y omnipotente estado policial?, a?adieron los obispos en una de las declaraciones m¨¢s en¨¦rgicas emitidas frente a la situaci¨®n chilena.
El episcopado debi¨® recurrir¨¢ la amenaza de excomuni¨®n, aplicada ya contra todos aquellos que participaron directa o indirectamente en la agresi¨®n a los tres obispos, para poner t¨¦rmino a la fuerte campa?a desatada en contra de la jerarqu¨ªa a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, los cuales centraron sus ataques especialmente en el obispo Carlos Camus, secretario general del Comit¨¦ Permanente del Episcopado. El prelado hab¨ªa comparado la situaci¨®n de Chile con la Alemania nazi, en lo que se refiere a la situaci¨®n de la prensa: ?Los cat¨®licos alemanes no supieron nada de los cr¨ªmenes de la Gestapo, de la matanza de millones de jud¨ªos, hasta despu¨¦s de la guerra, cuando les mostraron las pel¨ªculas. Yo creo que algo parecido pasa en Chile. Hay mucha gente que no sabe lo que est¨¢ pasando. Alg¨²n d¨ªa se sabr¨¢ la verdad, y entonces dir¨¢n c¨®mo estar tan enga?ados?.
El obispo Camus fue m¨¢s expl¨ªcito en sus cr¨ªticas y en la posici¨®n de la Iglesia, cuando en carta personal a un diario capitalino, la cual no se public¨®, dijo que ?si la Iglesia levanta su voz en situaciones contingentes es por que est¨¢n en juego principios que no son tan contingentes?, recordando que en los pa¨ªses democr¨¢ticos es la oposici¨®n la encargada de controlar los excesos gubernamentales, mientras que en las dictaduras, donde ?nadie puede expresar sus sufrimientos?, se requiere de ?una voz libre e independiente, con altura moral, que pueda hablar con valent¨ªa y claridad para evitar una cat¨¢strofe?.
En frases cargadas de dolor, Camus a?adi¨®: ?Mientras haya miles de chilenos sufriendo el hambre y la persecuci¨®n, la cesant¨ªa y la inseguridad, la humillaci¨®n y la desesperanza, los obispos no podemos callar?, ?aunque nos insulten y nos llamen subversivos?.
Pinochet intent¨® hace dos semanas limar las asperezas con la jerarqu¨ªa cat¨®lica e invit¨® a un almuerzo al Cardenal Ra¨²l Silva Henr¨ªquez y a los miembros del Comit¨¦ Permanente del Episcopado nacional. Por lo que se supo, el encuentro fue bastante agitado y, en definitiva, Pinochet no consigui¨® lo que esperaba. Un comunicado oficial s¨®lo pudo hablar de lo ?cordial? del almuerzo.
El ¨²nico apoyo de Pinochet dentro del seno eclesi¨¢stico lo constituye el obispo integrista Emilio Tagle Covarrubias -uno entre 29-, quien hace unos cuatro a?os se hizo famoso por prohibir los bikinis en las playas de Valpara¨ªso.
Partidos pol¨ªticos
La expulsi¨®n del pa¨ªs de los juristas Jaime Castillo y Eugenio Velasco, llevada acabo el pasado seis de agosto por el Gobierno, constituy¨® un factor unificador de la oposici¨®n pol¨ªtica a¨²n no proscrita -s¨®lo la izquierda lo est¨¢-, que permite esperar una mayor agitaci¨®n interna para dentro de las pr¨®ximas semanas. En este cap¨ªtulo, por primera vez los dirigentes pol¨ªticos, especialmente dem¨®cratacristianos y radicales de centro, lograron aprovechar la efervescencia y malestar causado por la medida oficial y la est¨¢n canalizando para desarrollar una oposici¨®n m¨¢s efectiva.La primera acci¨®n concreta fue la presentaci¨®n a la Corte Suprema de Justicia de una petici¨®n exigiendo su intervenci¨®n para poner t¨¦rmino a las ?detenciones sin justificaci¨®n?, a las injusticias, a los atropellos, a las trasgresiones a la constituci¨®n y a la ley.
La petici¨®n fue firmada por casi 500 personalidades encabezadas por el ex presidente Eduardo Frei, cada d¨ªa empujado a una oposici¨®n m¨¢s activa; Luis Bossay, l¨ªder de los radicales centristas; y Patricio Aylwin, presidente de la Democracia Cristiana. Tambi¨¦n firmaron destacados miembros de la inteligencia de derecha, como Enrique D'Etigny, ex prorector de la Universidad de Chile bajo el actual r¨¦gimen, y el ex parlamentario conservador, H¨¦ctor Correa Letelier.
Crecientes rumores circulantes en la capital chilena estaban se?alando en los ¨²ltimos d¨ªas que Pinochet reaccionaria frente a esta efervescencia pol¨ªtica con la ilegalizaci¨®n de todos los grupos pol¨ªticos.
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