Una medida de largo alcance
CUANDO UN vicepresidente del Gobierno es relevado de la noche a la ma?ana y cuando el relevo se hace de teniente general a teniente general cuando todo ello sucede despu¨¦s de la reciente consulta del se?or Su¨¢rez con los altos mandos de las Fuerzas Armadas en torno a la reforma pol¨ªtica, y cuando el que llega al poder es un militar de las caracter¨ªsticas de Guti¨¦rrez Mellado, el presidente del Gobierno deber¨ªa explicar las razones de esta decisi¨®n. No es dramatizar decir que el nombramiento del nuevo viceprimer ministro tiene significados profundos e inalcanzables que se resumen en este solo hecho: sale un representante del generalato m¨¢s conservador y entra un militar de gran prestigio en el Ej¨¦rcito con simpat¨ªas entre los civiles, de probado talante liberal y de conocida fidelidad personaI al Rey. Estas cosas, por eso, no se deber¨ªan seguir haciendo como en tiempos de Franco, con un decreto en el Bolet¨ªn Oficial y una condecoraci¨®n al ministro saliente. Estas cosas en momentos como los que vive el pa¨ªs, hay que razonarlas si se quiere lograr la participaci¨®n del pueblo en las tareas de la naci¨®n. He ah¨ª una sugerencia que hacemos al presidente y al nuevo vicepresidente, en la esperanza de que no caiga en el vac¨ªo.
Por lo dem¨¢s, hay que decir que el valor de las acciones del Gobierno ha subido con el nombramiento del teniente general Guti¨¦rrez Mellado. Primero, porque ¨¦ste es un nombre que garantiza la sinceridad del proceso democr¨¢tico emprendido por el Gobierno y que tantas y tan razonables dudas sigue creando, Segundo, porque Su¨¢rez revaloriza su propia imagen como pol¨ªtico y adquiere credibilidad, aunque sea prestada, a los ojos de la opini¨®n. Tercero, porque s¨ª el Ej¨¦rcito es el garante institucional del proceso de cambio, el general Guti¨¦rrez Mellado es un hombre que goza de respeto y admiraci¨®n entre sus compa?eros de armas.
Ha sido una buena noticia la de este nombramiento. Una noticia que pone, adem¨¢s, de relieve que los rumores y dimensiones gubernamentales, ¨¢ventados por este peri¨®dico y apresuradamente, desmentidos por algunos ministros, no resultaban tan ilusorios. Decir que todos estaban unidos como una pi?a en torno al presidente, para que ¨¦ste acabe relevando al propio vicepresidente primero a los diez d¨ªas parece una exageraci¨®n. Cabe la pregunta de si el nombramiento de hoy constituye el primero o el ¨²ltimo de los remodelamientos que el presidente Su¨¢rez piensa hacer cara al refer¨¦ndum y a las elecciones. Creemos que si sus dotes de pol¨ªtico se corresponden con este paso, habr¨¢ que imaginar que el Gobierno que, presida el proceso electoral no puede ser exactamente ¨¦ste.
Al general Guii¨¦rrez Mellado se le considera de la escuela de D¨ªez Alegr¨ªa; fue un negociador temido por los americanos, en las discusiones sobre el tratado bilateral y se le tiene por hombre discreto, sin ambiciones personales y consciente del papel de un ej¨¦rcito moderrio en las democracias occidentales. Su trayectoria es as¨ª lo suficientemente estimulante para poder decir que su nombramiento ha sido todo un acierto y para suponer que en adelante va a jugar un papel primordial y de largo alcance en los asuntos del Estado.
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