Un 'Western" diferente
El ?western? se ha ido enriqueciendo a lo largo de su breve carrera en el cine, desde Thomas H. Ince y WiIliam S. Hart hasta hoy, con sucesivas aportaciones, algunas de fondo, otras puramente superficiales, Marlon Brando trajo el mar hasta sus aventuras y tras ¨¦l, realizadores numerosos, una serie de elementos ambientales que modificaron, si bien no de un modo fundamental, la esencia de los relatos del Oeste. A esta generaci¨®n pertenece Andrew V. Mac Laglen, hijo del actor que fijara, hace ya unos a?os, cierto tipo entre t¨®pico y humano, erigido en protagonista gracias a su personaje de El Delator.La historia de estos ?¨²ltimos hombres duros? a que hace referencia el t¨ªtulo de la pel¨ªcula, parece orientarse en un principio en tal sentido; se dir¨ªa que va a explicarnos la influencia que los nuevos adelantos, los nuevos tiempos, tuvieron en un problema clave en las intrigas del Oeste: la b¨²squeda y captura de un hombre reclamado por la justicia. Autom¨®viles, tel¨¦fonos, trenes frigor¨ªficos, toda una sociedad en mutaci¨®n parece irse a mostrar ante nosotros en la persecuci¨®n del fugitivo, pero no sucede tal. De improviso la historia da un giro brusco y toda aquella promesa social y ambiental queda en embri¨®n, mientras la historia se centra, como siempre, en el duelo entre el bien y el mal, ambos a solas con sus problemas individuales, encarnados a ambos lados de la sutil barrera de la ley por Charlton Heston y James Coburn, el uno ataviado como un viejo patriarca del Oeste, el otro envuelto en abigarrados atav¨ªos de colores.
Los ¨²ltimos hombres duros
Seg¨²n la novela de Brian Garfield. Gui¨®n de Guerdon Trueblood. Int¨¦rpretes: Charlton Heston, James Coburn, Barbara Hersey, Jorge Rivero, Michel Parks, Larry Wilcox y Christopher Mitchuni. Direcci¨®n: Andrew V. Mac Laglen. Aventuras EE.UU. Color. Locales de estreno: Carlos III, Consulado y Princesa.
Parece como si el realizador hubiera tenido prisa por desembarazarse de la primera parte de cualquier planteamiento previo para lanzarse de lleno, con su larga y repetida experiencia en el g¨¦nero, a la acci¨®n por la acci¨®n y la muerte por la muerte. El personaje del capit¨¢n, bien trazado en un principio, con la nostalgia de su oficio y de su tiempo, su contraste con el nuevo sheriff, ya casi un ciudadano sedentario se convierte en un personaje m¨¢s, ya conocido de otras muchas narraciones similares. La llegada de la nueva ¨¦poca, del nuevo modo de entender el honor y la vida viene a simbolizarse en el joven pretendiente de su hija, menos apasionado, m¨¢s eficaz y pragm¨¢tico. Respecto al mestizo, encarnaci¨®n del mal, su primitiva personalidad se desmorona luego convirti¨¦ndose en caricatura, seg¨²n el filme avanza hacia esquemas tradicionales. La misma historia, en su segunda parte echa mano de la antigua gama de recursos que incluye desde el sadismo y la violencia carnal hasta escenas ralentizadas y racismo m¨¢s o menos encubierto. As¨ª esta pel¨ªcula, iniciada con cierto aire de renovaci¨®n, se acaba transformando en una antolog¨ªa de manidos efectos ya utilizados en otros filmes de ¨¦xito. Si en este no llegan a alcanzarlo no es desde luego, por falta de actores, ni pobreza de medios.
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