Una antolog¨ªa de Bakunin
Bakunin era un hombre de acci¨®n. Tambi¨¦n un ide¨®logo, y muy importante (contra lo que piensan Woodcock o E. H. Carr), pero con el inconveniente, en este terreno, de ser un escritor desastroso: sus producciones fueron siempre de ocasi¨®n, prolijas, apasionadas, desordenadas; un an¨¢lisis de la Comuna de Par¨ªs se ve inevitablemente interrumpido en la segunda p¨¢gina por un largo inciso sobre la inexistencia de Dios..., con el que el escrito termina, porque las circunstancias no permitieron continuarlo. De ah¨ª la importancia de una buena selecci¨®n. Y la de Sam Dolgoff, lanzada por Tusquets Editor (*). lo es. Frente a las Oeuvres, de Stock, que tradujo y edit¨® en su d¨ªa Abad de Santill¨¢n, recopilaci¨®n repetitiva y agotadora, y, adem¨¢s, imposible de encontrar, incluso, en bibliotecas, ahora disponemos de un amplio y a la vez conciso volumen, bien seleccionado -incluso en los p¨¢rrafos intercalados de otros contextos, que refuerzan la coherencia- y bien anotado, por todo lo cual resulta m¨¢s eficaz que cualquiera de las anteriores antolog¨ªas de Bakunin -por otra parte, fuera del alcance del p¨²blico espa?ol-.Es l¨¢stima, quiz¨¢, que no se incluya m¨¢s que una somera referencia de la Confesi¨®n, que merecer¨ªa algunas p¨¢ginas, y que se hayan suprimido, en la edici¨®n espa?ola, los pr¨®logos del propio Dolgoff y de Paul Avrich, interesantes ambos. Especialmente atractivo es el texto de Federalismo, Socialismo y Antiteologismo, verdadero compendio donde Bakunin expone ?razonablemente? -seg¨²n advierte- sus ideas ante los liberales de la Liga de la Paz y de la libertad. Tambi¨¦n deben destacarse los ?Catecismos revolucionarios? y las obras pertenecientes a la etapa pre-anarquista de Bakunin, as¨ª como el importante fragmento titulado Estatismo y, Anarqu¨ªa, pues ni ¨¦ste ni aqu¨¦llos figuraban en la edici¨®n de Stock, aunque los Catecismos ya fueron incluidos por Daniel Gu¨¦rin en su cl¨¢sic¨® Ni Dieu, ni Maitre. Igualmente debe elogiarse la idea de incluir la biograf¨ªa de Bakunin escrita por James Guillaume y el folleto aqu¨ª titulado, La creaci¨®n de un nuevo orden social, del mismo Guillaume, prolongaci¨®n perfecta del pensamiento bakuniniano. Pero -y aqu¨ª empiezan los peros, referidos todos a la traducci¨®n- es un error anunciar de este ¨²ltimo que ?es su primera publicaci¨®n en castellano? (P. 437). Las ideas sobre la organizaci¨®n social, de Guillaume, se publicaron en espa?ol en 1876, fechadas falsamente en Nueva York, y tuvieron una fuerte difusi¨®n entre los c¨ªrculos internacionalistas clandestinos del momento, hasta el extremo de que este es uno de los textos fundamentales de introducci¨®n del bakuninismo en Espa?a. Traducir ?this is its first publication in English? por lo mismo, pero en castellano, es, aparte de hacer una versi¨®n que no s¨¦ si llamar demasiado literal o demasiado libre, desconocer que la tradici¨®n libertaria espa?ola es muy superior a la anglosajona.
La anarqu¨ªa, seg¨²n Bakunin
Edici¨®n de Sam Dolgoff. 471 p¨¢ginas. Tusquets Editor. Barcelona, 1976.
Toda la versi¨®n adolece del efecto de ser una re-traducci¨®n, es decir, traducci¨®n de ingl¨¦s, si¨¦ndolo ¨¦sta a su vez del franc¨¦s, idioma en que Bakunin escribi¨® la mayor¨ªa de sus obras (y, por supuesto, no se han consultado los originales franceses), por lo que se producen, a veces, frases alambicadas e incomprensibles. Pero no s¨®lo eso, sino que hay defectos tambi¨¦n de traducci¨®n del ingl¨¦s: m¨¢s de un lector se va a quedar perplejo al leer que Bakunin propone la abolici¨®n de la monarqu¨ªa y la instauraci¨®n del bienestar para todos, cuando lo que propone es la rep¨²blica (?a Commonwealth?, p. 86); o que la moral del Estado se caracteriza por la compli (sic, p. 149), cuando el revolucionario ruso cre¨ªa que se caracterizaba por los faits accomplis, o hechos consumados; o que los delegados, en pol¨ªtica, ?sustituyen su propia voluntad por la de los afiliados? (qu¨¦ maravilla), cuando es lo contrario (p. 292; en ingl¨¦s se invierten sujeto y complemento en el verbo sustituir); o cuando se confunde La, ?Asociaci¨®n Internacional? con la ?Alianza Internacional? (su rival precisamente, si la Internacional se identifica con el Consejo General, dominado por Marx; p. 347n.); ?conscientemente? con "inconscientemente? (353); ?est¨¢tico? -inm¨®vil, inmutable, en castellano- con ?estatal?, ?estatista? o referente al Estado (371 y otras); ?poca demanda? con lo contrario, ?poco abastecimiento? (451); la ?flor innata? del proletariado (?) con la ?flor y nata? del mismo (3541, tres veces); y otros muchos errores menores, pero que demuestran igual descuido. Bakunin se hubiera divertido.
Otros problemas, de impresi¨®n esta vez, son el ¨ªndice y la separaci¨®n de apartados, casi incomprensibles (sobre todo si se a?ade la errata de fecha en ?Dios y el Estado? -1879 por 1871- en un ¨ªndice cronol¨®gico); y el absoluto caos -que no anarqu¨ªa- que reina en las citas de las p¨¢ginas 51 a 54, todas bailadas; p¨¢ginas ilegibles.
En resumen, muy buena antolog¨ªa, deficiente traducci¨®n y edici¨®n s¨®lo aceptable. Pero tampoco es para asustarse de lo dicho: ni traducci¨®n, ni edici¨®n son peores de lo habitual, y domina, en definitiva, el cuidadoso trabajo de Dolgoff. Recomendamos la lectura de este compendio, no s¨®lo por la frescura e inter¨¦s evidente de los textos de Bakunin, sino tambi¨¦n por desmitificarle: por verle abandonar la ?pureza? cuando es necesario y proyectar ?autoridades revolucionarias? o ?dictaduras? de los revolucionarios (p. 226, 209), o proponer al sus correligionarios italianos, contraviniendo el posterior dogma bakuninista del antipoliticismo, que se presenten como candidatos a diputados, alegando la vulgaridad de que los tiempos son ?cr¨ªticos? y que la libertad est¨¢ "amenazada? (257)... Y ello no es grave. No se trata de Textos Sagrados. Entre sus seguidores, afortunadamente, las pol¨¦micas casi nunca se han zanjado con un Bakunin dixit.
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