Los veinte a?os de TVE
A los veinte a?os de la fundaci¨®n de RTVE se podr¨ªa decir de nuestra televisi¨®n algo parecido a lo que se dijo del cine franquista en las conversaciones de Salamanca: es industrialmente obsoleta, econ¨®micamente pr¨®diga, intelectualmente reaccionaria, culturalmente in¨²til, pol¨ªticamente estrecha, gerencialmente antidemocr¨¢tica y tendencialmente caprichosa.Tenemos, pues, la televisi¨®n que mejor se ajusta a los defectos del r¨¦gimen pol¨ªtico que ha tenido el pa¨ªs. Es in¨²til, por consiguiente, que se le pida a RTVE que sea un reflejo del pa¨ªs real en tanto deba ser el reflejo de un sistema pol¨ªtico. Nada se puede hacer, pues, para tratar de arreglar la televisi¨®n sin democratizar todas las instituciones. No puede existir una televisi¨®n abierta, progresista y democr¨¢tica que conviva con un sistema cerrado, reaccionario y dictatorial. Pero no por la misma regla de tres, a una sociedad en cambio le debe corresponder una televisi¨®n con voluntad de cambio.
Ocurre, sin embargo, que para que un pa¨ªs tenga una buena televisi¨®n es preciso que afronte la b¨²squeda de un determinado modelo de sociedad. Los Estados Unidos tienen una magn¨ªfica televisi¨®n capitalista, basada en el consumo, en el ¨¦xito, en la capacidad heroica de los grandes mitos. Los mexicanos y los espa?oles tenemos una mediocre televisi¨®n porque copia las mismas pautas ideol¨®gicas en una sociedad que se resiste sin m¨¢s ni m¨¢s a la integraci¨®n, a la aceptaci¨®n de los valores morales del capitalismo. El drama de RTVE es que ha sido espa?ola s¨®lo de nombre. Y no me refiero, ahora, al torpe y demag¨®gico intento de suprimir los telefilmes extranjeros. Esa es una reacci¨®n elemental y sin ninguna base. Me refiero a que Espa?a no es solo Madrid ni much¨ªsimo menos s¨®lo el Gobierno. De ah¨ª que se haya producido el drama de un pa¨ªs colonizado por una televisi¨®n que ni siquiera era propia. De una televisi¨®n que entendida intelectualmente como medio de comunicaci¨®n ha acabado por ser tan solo un medio de propaganda.
Yo no quisiera criticar con demasiado ¨¦nfasis el sucesivo fracaso de quienes han tratado in¨²tilmente de enderezar la nave. Ni era posible en aquellos tiempos ni ser¨¢ posible con estas ideas. A RTVE no le hacia falta un consejo asesor con todos los subsecretarios con que cuenta la Administraci¨®n espa?ola. La soluci¨®n que necesita no depende del pluriempleo de los altos ejecutivos de la Administraci¨®n. Depende pura y simplemente de su capacidad para recoger la curiosidad o los problemas de los espa?oles. Y para tratarlos desde una perspectiva de convivencia y relaci¨®n. Como medio de informaci¨®n y cultura. Hacia el interior del pa¨ªs y hacia el exterior.
Los veinte primeros a?os de RTVE se celebran dentro de una sensaci¨®n de fracaso colectivo. No pod¨ªa ocurrir de otro modo. Para que hoy existiera un palmar¨¦s de ¨¦xiyos habr¨ªa sido preciso que el pa¨ªs contara con otra pol¨ªtica exterior y, otra manera de entender la diplomacia. Ahora, cuando afrontamos la democracia e Hispanoam¨¦rica deja de ser una entelequia para convertirse en un horizonte de colaboraci¨®n, RTVE tiene ante s¨ª un reto viable: el pa¨ªs real y su testimonio en el mundo. Una cultura entendida como humanismo, como preocupaci¨®n y compromiso, como lucha, y no como sedante de conciencias y somn¨ªfero de multitudes.
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