Perico Fern¨¢ndez defiende hoy su t¨ªtulo de Europa
Vuelve Perico Fern¨¢ndez. A las doce de esta noche, en Bilbao, defender¨¢ su t¨ªtulo europeo de los ligeros ante el italiano Giancarlo Usai, en combate que ser¨¢ televisado en directo.
Usai es un aspirante cuyo aspecto hace pensar en un enfermo reci¨¦n dado de alta; pasar¨ªa m¨¢s f¨¢cilmente por un an¨¦mico que por un encajador. Con los boxeadores ocurre a menudo algo similar, pero en el mundo de los p¨²giles la cara no es el espejo del alma. Ni la pegada es directamente proporcional al desarrollo muscular, ni un asesino del cuadril¨¢tero tiene por qu¨¦ parecerlo.En el caso de Usai, las apariencias no son del todo enga?osas: no vuelve del hospital, aunque s¨ª ha estado en ¨¦l. Se puso frente a Ken Buchanan, ex campe¨®n mundial y europeo de la categor¨ªa, y acab¨® frente al m¨¦dico.
Los aficionados se preguntar¨¢n si un aspirante que ha bajado del ring en brazos de las asistencias est¨¢ en condiciones de aspirar a algo. Y la pregunta es buena: con toda seguridad Usai no es ya un hombre entero, aunque puede asegurarse que es un boxeador muy disciplinado. Todos los p¨²giles en forma tienen un mismo aspecto en la lucha por ajustar el peso pierden a un tiempo los gramos y la viveza de expresi¨®n. Las facciones se hacen violentas, y la mirada indica una suprema fatiga. Basta observar cualquier imagen del Usai actual para saber que est¨¢ preparado para hacer quince asaltos ante un saco. Se sabe tambi¨¦n que, salvo tres derrotas, su historial es brillante.
Perico es un boxeador a la fuerza. A ¨¦l lo que le gusta es leer tebeos, escuchar el ¨²ltimo disco de Adriano Celentano y perseguir a los gorriones con su carabina de aire comprimido. Es un temible boxeador colegial. Le preocupa que los rivales sean altos, y le da lo mismo que sean estilistas o pegadores. Teme los cent¨ªmetros, no los directos. Sus razonamientos antes de un combate por el t¨ªtulo europeo, son equivalentes a los de un ni?o que est¨¢ a punto de pelear por una canica con el l¨ªder de la pandilla contraria. Perico no boxea: se pega.
En su concepto de la profesi¨®n de pelear est¨¢n su secreto y su servidumbre. Ahora, como sucedi¨® en otras ocasiones, ha vuelto a enfadarse con su preparador en v¨ªsperas de un combate. Mart¨ªn Miranda, que ha estado en su esquina desde que le sac¨® del hospicio, le ha pasado -seg¨²n declaraci¨®n propia- un completo informe sobre Usai, y Perico lo ha calificado inmediatamente con todo el rigor de crueldad infantil; ha dicho que sigue sin saber ni una palabra del italiano. Es sincero: no sabe nada de lo que le interesa, y probablemente s¨®lo tiene inter¨¦s en buscar una manera de que no le pase nada. Tiene miedo y est¨¢ nervioso.
Perico Fern¨¢ndez es, en definitiva, un peque?o milagro. En semanas se proclam¨® campe¨®n de Europa de los superligeros, con una victoria por KO sobre Tony Ortiz, y campe¨®n mundial (WBC) de la misma categor¨ªa, tras un equilibrado combate con el japon¨¦s Furuyama en Italia. Su victoriosa defensa ante el brasile?o Joao Henrique en Barcelona, su abandono del t¨ªtulo ante Muangstirin en Bangkok y su derrota por puntos ante Fanali (?Ya le hab¨ªa dicho a Mart¨ªn Miranda que con los altos no quiero nada?) constituyeron el final de una etapa.
Despu¨¦s habr¨ªa alguna que otra pelea intrascendente y tras un discutido enfrentamiento con Dum Dum Pacheco, que termin¨® en doble descalificaci¨®n, baj¨® al peso ligero para disputar el t¨ªtulo al belga Roelants. Tardar¨ªa dos minutos en proclamarse campe¨®n ahora defiende ese t¨ªtulo.
Y debe ganar por KO, si bien es impropio asegurar que va a producirse este resultado. Una vez m¨¢s no quiere saber nada de m¨¦todos o estrategias.
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