Las Cortes parecen resignadas a aprobar la reforma
Tras las primeras cuatro horas escasas de debates en torno al proyecto de reforma pol¨ªtica, puede afirmarse, a tenor del ambiente y de la reacci¨®n de los procuradores, que la reforma de Gobierno Su¨¢rez pasar¨¢ por las Cortes sin mucha dificultad. La sesi¨®n de ayer, dedicada a la exposici¨®n del dictamen de la ponencia -por parte de Miguel Primo de Rivera- la defensa de las enmiendas a la totalidad -por Blas Pi?ar, Manuel Escudero Rueda y Jos¨¦ Mar¨ªa Fern¨¢ndez de la Vega- y la r¨¦plica de la ponencia, a cargo de Fernando Su¨¢rez, transcurri¨® sin incidentes notables y sin apenas reacci¨®n por parte de los procuradores, que parecen resignados a aceptar la evidencia.
Con siete minutos de retraso sobre la hora prevista y el hemiciclo casi completo, el presidente de las Cortes, Torcuato Fem¨¢ndez-Miranda abri¨® la sesi¨®n plenaria en la que va a debatirse el proyecto de ley de reforma pol¨ªtica. Sus primeras palabras fueron de ?recuerdo, sincero homenaje y de pesar hondo y verdadero? en memoria de los procuradores recientemente fallecidos, Miguel Angel Garc¨ªa Lomas, Juan Mar¨ªa de Araluce y Alejandro Rodr¨ªguez de Valc¨¢rcel.Con la condena ?al atentado movido por el odio que seg¨® la vida de un hombre al servicio del Pa¨ªs Vasco y de Espa?a?, el se?or Fern¨¢ndez-Miranda finaliz¨® su recuerdo necrol¨®gico con una cita de Antonio Machado: ?Ya m¨¢s que un hombre al uso... era, en el buen sentido de la palabra, bueno. ?
El presidente de la C¨¢mara, antes de iniciarse propiamente el debate y tras la jura de los nuevos procuradores -se?ores Castro Villaca?as, Cebri¨¢n, Gallego, Guti¨¦rrez Mellado, M¨¢rquez, Mart¨ªn Mateo, P¨¦rez Tahoces y Angel Vi¨¢n-, indic¨® que entre las consultas para el procedimiento de votaci¨®n hab¨ªa tres posibilidades -votapi¨®n global del proyecto; votaci¨®n por separado de diversos temas que abarquen todo el proyecto y votaci¨®n por separado de temas que no abarquen todo el proyecto; pero que la decisi¨®n no, se iba a tomar entonces, sino en su momento, es decir, cuando finalizasen las deliberaciones.
El se?or Fern¨¢ndez- Miranda, con esta explicaci¨®n, evit¨® com-, prometerse de antemano en tomo al procedimiento de las votaciones, dejando expl¨ªcito que la decisi¨®n la tomar¨ªa sobre la marcha y, presumiblemente, en vista de c¨®mo se desarrollen los debates.
Contra la obstinaci¨®n
Estos se iniciaron con la intervenci¨®n, en nombre de la ponencia, del procurador y consejero designado por Franco, Miguel Primo deRivera, sobrino del fundador de la Falange. Con *un discurso preciso, sin grandes concesiones, present¨® y defendi¨® ante el Pleno el dictamen del proyecto de ley para la reforma pol¨ªtica, elaborado por la ponencia -integrada por los procuradores Land¨¢buru, Olarte, Su¨¢rez (Fernando), Zapico y el propio Primo de RiveraEl razonamiento de la exposici¨®n del procurador se bas¨® en la necesidad de sustituir el sistema establecido por Franco, basado en un r¨¦gimen personal, por otro en r¨¦gimen de participaci¨®n, sin rupturas ni violencias y sin abjurar por ello del pasado y de la lealtad a lo que han significado estos ¨²ltimos cuarenta a?os.El orador, tras resaltar la importancia que para el dictamen de la ponencia ha tenido el informe emitido por el Consejo Nacional del Movimiento, se refiri¨® a la dificultad que ha entra?ado elaborar el mismo, dada la hipersensible situaci¨®n en que se encuentra Espa?a debido a los obst¨¢culos de orden pol¨ªtico surgidos.
Denunci¨® ?la obstinaci¨®n de algunos miembros de la clase pol¨ªtica, al no querer comprender que lo que se pretende es hacer una nueva Constituci¨®n basada en la legalidad de la Constituci¨®n vigente, los cuales, ante cualquier soluci¨®n que se proponga, la tachan de ruptura y de traici¨®n al pasado?, y tambi¨¦n denunci¨® la de otros que ?intentan negar la legalidad vigente y exigen una ruptura?.
Afirm¨® que, afortunadamente, la mayor¨ªa de la clase pol¨ªtica y del pueblo espa?ol exig¨ªan ante estas posturas la de la evoluci¨®n. Al preguntarse el por qu¨¦, el se?or Primo de Rivera dijo: ?Porque saben que la irrepetible autoridad pol¨ªtica de Francisco Franco -al que desde aqu¨ª proclamo mi lealtad y sin renunciar a mi devoci¨®n personal por ¨¦l, a cuya sombra crec¨ª y viv¨ª en paz, lo mismo que tampoco renuncio a mi condici¨®n joseantoniana- es indiscutible que hay que sustituirla por otra autoridad pol¨ªtica.?
Ni perjuro ni traidor
Tras esta definici¨®n, como franquista y falangista, el procurador hizo firme promesa de respetar los resultados de la consulta al pueblo espa?ol y pidi¨® que al tiempo fuera respetada su opini¨®n. ?Quiero dejar muy claro -dijo- que si en atenci¨®n a estas nuevas instancias que se produzcan, tuviera que re negar de aquella memoria o de los hombres que tan generosamente le sirvieron, admitir¨¦ lo que el pueblo diga, pero que no cuenten conmigo, pues por ellas no dejar¨¦ de ser joseantoniano, ni abdicar¨¦ de mi devoci¨®n a Franco, ni abjurar¨¦ de mi lealtad a mi Rey don Juan Carlos. Esta es mi opci¨®n. Por lo que de ning¨²n modo permitir¨¦ que con habilidades dial¨¦cticas o juicios temerarios me insin¨²en ser pejuro o traidor.?Insisti¨® en que la ponencia no pod¨ªa admitir la tesis de que en estos ¨²ltimos cuarenta a?os todo se ha hecho mal y por ello hay que empezar de nuevo, y que los espa?oles nos lo hemos, tragado todo y somos unos perfectos idiotas. ?No lo admitimos -dijo- Se ha hecho muy bien y nosotros no somos unos idiotas. Sin embargo, somos conscientes de que tenemos que pasar de un r¨¦gimen personal a un r¨¦gimen de participaci¨®n, sin rupturas ni violencias. ?
Aludi¨® a continuaci¨®n a la necesidad de que cualquier reforma constitucional en las futuras Cortes se aprobara por la mayor¨ªa absoluta de las dos c¨¢maras, y mostr¨® su conformidad con la facultad plebiscitaria del Rey y con que sea el Gobierno quien regule las pr¨®ximas elecciones. ?Y debe regularlas -dijo- con los criterios que aqu¨ª se aprueben, pero nunca proponer elevar a las Cortes una ley electoral, pues significar¨ªa una demora a la vez que restar¨ªamos a las pr¨®ximas una de sus m¨¢s urgentes y principales misiones que es elaborar la nueva ley electoral. ?
Seguidamente, el se?or Primo de Rivera defendi¨® los criterios electorales de sistema proporcional ?porque creemos que es el m¨¢s id¨®neo para conocer la realidad pol¨ªtica de Espa?a?, pero con ciertas limitaciones ?para impedir la atomizaci¨®n de grupos pol¨ªticos?. ?Un sistema mayoritario -a?adi¨®- har¨ªa un mal o equ¨ªvoco reflejo de la situaci¨®n pol¨ªtica de la naci¨®n; un r¨¦gimen proporcional puro har¨ªa un flaco servicio a una Patria incipiente en un planteamiento pol¨ªtico pluralista.?
El ponente finaliz¨® su medida intervenci¨®n con una alusi¨®n a la necesidad de entrar en el futuro con optimismo, pero sin renegar de la lealtad al pasado, citando las palabras de Alejandro Rodr¨ªguez de Valc¨¢rcel en la jura del Rey: ? Desde el emocionado recuerdo de Franco, y por nuestra lealtad al Rey, os pido vuestro voto favorable.? La intervenci¨®n del se?or Primo de Rivera -de veinte minutos de duraci¨®n- fue rubricada con un breve aplauso generalizado.
Cinco minutos nada m¨¢s
El procurador familiar por Guip¨²zcoa, Manuel Escudero Rueda, fue el primero de los enmendantes que subi¨® al estrado, tras la presentaci¨®n de la ponencia, para defender su enmienda a la totalidad, que, a diferencia de las otras dos, no va contra la reforma en s¨ª. El se?or Escudero fue brev¨ªsimo. Habl¨® tan solo durante cinco minutos para ratificarse en los argumentos presentados en su escrito de no considerar v¨¢lido elconcepto de regi¨®n y provincia contenidos en el proyecto de ley. A?adi¨® que no pensaba perder tiempo en volver a argumentar, pues consideraba que era urgente que el pueblo espa?ol hablara cuanto antes. ?Aunque no deseo que el proyecto del Gobierno salga tal como est¨¢ -dijo-, espero volver a intervenir en el curso del debate si se aceptan algunos de mis argumentos.? ?Deseo cuanto antes -finaliz¨®- que haya elecciones en la paz y en la libertad. ?
Coherencia anti
Seguidamente tom¨® la palabra el procurador y consejero designa-' do por Franco Bias Pi?ar, presidente del grupo de ultraderecha Fuerza Nueva. Con l¨®gica coherencia a su postura pol¨ªtica pidi¨® la devoluci¨®n del proyecto al Gobierno en base a tres argumentos: pol¨ªtico, moral y jur¨ªdico.Afirm¨® en primer lugar que el proyecto estaba en contradicci¨®n con la ley de Principios del Movimiento Nacional ya que ?el sistema de sufragio universal como cauce de representaci¨®n- y la democracia inorg¨¢nica no tienen nada en absoluto que ver con el ordenamiento constitucional que descansan en los Principios?. Tras citar a Jos¨¦ Antonio, a Balmes y a Franco, afirm¨® que el proyecto de reforma se hallaba en conflicto con la ?filosof¨ªa pol¨ªtica que surgi¨® de la Cruzada?.
Admiti¨®, a continuaci¨®n, que no era enemigo de la reforma constitucional, sino que la deseaba y la quer¨ªa. ?Pero no precisamente de esta reforma -a?adi¨®-, porque tal como la quiere el Gobierno y la defiende la ponencia no es de verdad una reforma, es la ruptura, aunque la ruptura quiera perfilarse sin violencia y desde la legalidad.?
Tras referirse a varios tipos de reforma -la que modifica y la que primero destruye y luego construye sobre un solar vac¨ªo; la de Santa Teresa y la de Lutero...- indic¨® que en todo caso este tipo de modificaciones constitucionales no deb¨ªan hacerse con procedimiento de urgencia, sino con ?sosiego, reflexi¨®n y madurez de juicio ?.
Aludi¨® a continuaci¨®n a la ley de Principios del Movimiento afirmando que no era del mismo rango que las otras Leves Fundamentales y que por su propia naturaleza era permanente e inalterable y por tanto no se pod¨ªa modificar sin incurrir en contrafuero. En cuanto al argumento moral se?al¨® que su voto no pod¨ªa ser m¨¢s que negativo ya que hab¨ªa jurado ?unos principios inamovibles y un orden constitucional s¨®lo modificable en funci¨®n de aqu¨¦llos? y que entend¨ªa que la reforma que se propon¨ªa s¨®lo pod¨ªan aprobarla aquellos que nunca juraron estos principios.
Finalmente explic¨® su argumentaci¨®n legal aduciendo que la reforma que se propone no se hace ?desde la legalidad constitucional vigente? sino en abierta contradicci¨®n con ella. ?No se nos invita -a?adi¨®- a una ruptura desde la legalidad, bautiz¨¢ndola de reforma, sino a una ruptura de. la propia legalidad.?
Demagogia sin rigor
La intervenci¨®n del se?or Pi?ar fue aplaudida sin gran entusiasmo, tomando a continuaci¨®n la palabra el tercer de los enmendantes a la totalidad, Jos¨¦ Mar¨ªa Fern¨¢ndez de la Vega, presidente del Sindicato de la Ganader¨ªa, quien dijo hablar en nombre de los diez firmantes de la enmienda.Comenz¨® afirmando que no deb¨ªa su esca?o de procurador a favor alguno de Franco, sino que estaba all¨ª ?en leg¨ªtima representaci¨®n del pueblo espa?ol?. Protest¨® por el procedimiento de urgencia y afirm¨® que el Gobierno con este proyecto no intentaba una ?reforma institucional, sino que, pura y simplemente, pretende acabar con el R¨¦gimen?. Es claro que el proyecto de ley -a?adi¨®- significa la ruptura total y absoluta. Los elementos b¨¢sicos de la abierta Constituci¨®n org¨¢nica espa?ola caen bajo el hacha del m¨¢s absoluto revanchismo ideol¨®gico?.
Tras referirse al ?decidido prop¨®sito de eliminar al R¨¦gimen ? critic¨® duramente a los grupos pol¨ªticos que han colaborado con el franquismo, pero sin estar identificados con sus principios y atac¨® a aquellos que, desde dentro, han desatado lo que qued¨® atado y bien atado.
Argument¨® que para esta operaci¨®n de desmontaje se hab¨ªa inventado una oposici¨®n irreal ?que convirtiese en concesiones gubernamentales lo que en realidad eran deseos propios? y cit¨® a la opini¨®n de Europa como condicionante.
Critic¨® posteriormente la democracia liberal y finaliz¨® descalificando el proyecto por trasnochado ?ya que ni en el siglo XIX, con el general Narv¨¢ez en el poder, habr¨ªa supuesto ninguna importante novedad; por antisocial y reaccionario ?al privar a los sindicales de representaci¨®n en las Cortes?; por disolvente ?al admitir la pol¨ªtica partidista?; por antihist¨®rico ?la democracia liberal est¨¢ superada? y por antinacional ?por mimetismo a Europa se niega la originalidad pol¨ªtica?.
Como colof¨®n puso en duda el que esta reforma no llegase a atacar no s¨®lo a la forma de Gobierno sino a la propia forma de Estado, es decir, afirm¨® que la reforma pod¨ªa poner en cuesti¨®n la propia Monarqu¨ªa.
Tras el turno de intervenci¨®n de los enmendantes a la totalidad, tom¨® la palabra Fernando Su¨¢rez, procurador por designaci¨®n -real, quien en una brillante exposici¨®n rebati¨® los argumentos de los oradores que les hab¨ªan precedido. Bas¨® su r¨¦plica en la creencia de que el ordenamiento constitucional era perfectamente modificable ,y que esta actitud no deb¨ªa interpretarse como una violaci¨®n de la ley. Calific¨® de firme y brillante la impugnaci¨®n de Blas Pi?ar y de firme y malhumorada la del se?or Fem¨¢ndez de la Vega.
Afirm¨® que nos encontr¨¢bamos ante una Constituci¨®n abierta y perfectible y que la ley de Principios -esgrimida por el se?or Pi?ar- no ten¨ªa una jerarqu¨ªa mayor que otras leyes constitucionales. Se?al¨® el se?or Su¨¢rez que si el ordenamiento constitucional se puede modificar, no se puede hablar de violaci¨®n de leves, pues se estaba siguiendo un procedimiento riguroso, al hacerlo pasar por el acuerdo de las Cortes y el refer¨¦ndum de la naci¨®n.
Tras citar a una serie de constitucionalistas que han mantenido la tesis de que toda Constituci¨®n es perfectible rebati¨® la tesis del se?or Pi?ar en torno a la inalterabilidad de la ley de Principios por su propia naturaleza alegando que cualquier ley podr¨ªa modificarse ?si la voluntad del pueblo as¨ª lo expresaba? ya que las leyes est¨¢n al servicio de los hombres y no al contrario. Cit¨® a Mu?oz Alonso y a Herrero Tejedor como defensores de la voluntad popular como lei¨ªtimadora de las leyes y record¨® que la defensa de la integridad de los principios del Movimiento Nacional no correspond¨ªa a los enmendantes sino al Consejo Nacional que ya hab¨ªa asentido.
El se?or Su¨¢rez puso como ejemplo de la voluntad reformadora, el mensaje de la Corona y cit¨® varias de las frases del mismo, en especial las referidas al futuro como una situaci¨®n de concordia nacional y a la voluntad popular como definitoria de la futura Constituci¨®n.
Finalmente se?al¨® que era l¨®g¨ªco que los enmendantes trataran de convencer a sus compatriotas para que votaran negativamente, pero que no era l¨ªcito ?intentar convencer a los espa?oles de que voten en uno u otro sentido, despu¨¦s de haber defendido la tesis de que no se les pregunte?. ?Porque al votar aqu¨ª contra esta ley -a?adi¨®- no se est¨¢ decidiendo -en contra de la democracia org¨¢nica; se est¨¢ decidiendo que no se consulte al pueblo la democracia que prefiere. ?
El ponente termin¨® su intervenci¨®n afirmando que si alguien vota en contra de la ley, no atribuyera su voto negativo como una lealtad a Franco, lo cual equivaldr¨ªa a un monopolio de la figura hist¨®rica del Caudillo. ?Negar al pueblo la posibilidad de decidir este asunto -finaliz¨®- se podr¨¢ hacer desde las propias instancias personales, pero no deber¨ªa hacerse invocando el nombre de Francisco Franco. ?
Tras un breve descanso inici¨® el turno de contrarr¨¦plica a la ponencia el se?or Pi?ar quien, con un parlamento m¨¢s exaltado que el anterior, se ratific¨® en la diferencia existente entre la ley de Principios y las dem¨¢s Leyes Fundamentales. Tras indicar que no pon¨ªa en duda la lealtad de cada uno, afirm¨® que si se aceptan los Principios Fundamentales, este proyecto significaba una ruptura de la legalidad.
Pidi¨® que se preguntara al pueblo si quer¨ªa la democracia org¨¢nica o la inorg¨¢nica; si prefer¨ªa el r¨¦gimen de Franco u otro distinto y finaliz¨® diciendo: Prefiero un per¨ªodo constituyente que esta m¨¢scara est¨²pida de la reforma democr¨¢tica.
La segunda intervenci¨®n del se?or Fern¨¢ndez de la Vega estuvo en l¨ªnea con la anterior y con una exposici¨®n algo confusa reiter¨® sus argumentos de cr¨ªtica al proyecto, apoyando al tiempo las tesis mantenidas por Blas Pi?ar.
Su menci¨®n a que este Gobierno que hab¨ªa hecho la reforma no .pod¨ªa dirigir el proceso electoral, caus¨® ciertos murmullos entre los asistentes, as¨ª como su frase de que no entend¨ªa muy bien lo que estaba all¨ª pasando.
Finalmente, el se?or Su¨¢rez (Fernando) contest¨® las contrarr¨¦plicas de los enmendantes con parecidos argumentos a los utilizados en su anterior exposici¨®n, y desechando la f¨®rmula de ple6ls-cito propuesta por el se?or Pi?ar. ya que este sistema no est¨¢ previsto en la Constituci¨®n.
A las nueve menos cuarto dela noche se levant¨® la sesi¨®n.
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