El Gobierno y la ponencia defendieron el sistema proporcional
El tema del sistema electoral, sobre el que los continuistas del franquismo han centrado su ofensiva frente al Gobierno, sigui¨® siendo en la sesi¨®n de la ma?ana del Pleno de las Cortes que debati¨® la reforma pol¨ªtica, celebrada ayer, el punto clave, no s¨®lo de las deliberaciones en el hemiciclo, sino de las negociaciones discusiones en el Palacio de las Cortes.La sesi¨®n matinal estuvo dedicada en su totalidad a la r¨¦plica, por parte de la ponencia, de las enmiendas y observaciones presentadas al articulado y defendidas por sus autores el d¨ªa anterior. Los cinco ponentes -se?orita Land¨¢buru y se?ores Su¨¢rez, Olarte, Primo de Rivera y Zapico- mantuvieron en sus intervenciones el texto de la ponencia, introduciendo tan solo una modificaci¨®n importante: las provincias insulares tendr¨¢n un representante m¨¢s en el Senado.
Cuando a las diez y diez de la ma?ana el presidente de la C¨¢mara, Torcuato Fern¨¢ndez- Miranda, abri¨® la sesi¨®n para conceder la palabra al primer ponente, Noel Zapico, el hemiciclo se encontraba semivac¨ªo y en el banco azul faltaban el presidente Su¨¢rez y cinco ministros. Ya desde primera hora de la ma?ana la atenci¨®n de los procuradores estaba m¨¢s en la batalla presentada al Gobierno por Alianza Popular, para que se apruebe el sistema electoral por ellos propugnado, que en los argumentos de la ponencia al defender su texto.
Los miembros de Alianza Popular no entraron en el hemiciclo hasta muy avanzada la sesi¨®n, al igual que muchos procuradores miembros de los grupos parlamentarios y varios ministros. Se negoci¨® durante toda la ma?ana y fueron muchas y frecuentes las reuniones sobre el punto en el que se centraba el tira y afloja: la concesi¨®n o no de una votaci¨®n por separado de la propuesta de Alianza Popular y las posibles modificaciones en el texto de la ponencia sobre el sistema proporcional.
El se?or Zapico, en su breve intervenci¨®n, mantuvo el texto del art¨ªculo primero, limit¨¢ndose a aceptar la propuesta del se?or Meil¨¢n de especificar, cuando se dice ?los derechos fundamentales son inviolables y vinculan a todos los ¨®rganos del Estado? que estos derechos fundamentales son de la persona.
Mantuvo tambi¨¦n los otros dos p¨¢rrafos del primer art¨ªculo: ?La democracia, en el Estado espa?ol, se basa en la supremac¨ªa de la ley, expresi¨®n de la voluntad soberana del pueblo,? y ?la potestad de elaborar y aprobar las leyes reside en las Cortes. El Rey sanciona y promulga las leyes?.
La argumentaci¨®n del ponente se bas¨® en que la ley deb¨ªa de afirmar el concepto de Estado democr¨¢tico y que para ello era necesario garantizar a toda costa los derechos fundamentales de las personas.
Defensa del bicameralismo
A continuaci¨®n, Bel¨¦n Land¨¢buru defendi¨® el texto del art¨ªculo segundo, en el que se establece que el sistema parlamentario ser¨¢ bicameral: Congreso con diputados elegidos por sufragio universal, directo y secreto de los espa?oles mayores de edad, y Senado, cuyos senadores ser¨¢n elegidos en representaci¨®n de las entidades territoriales y designados por el Rey en un n¨²mero no superior a la quinta parte de los elegidos.
La intervenci¨®n de la se?orita Land¨¢buru en defensa del texto presentado fue la m¨¢s larga de la sesi¨®n -tres cuartos de hora- y en ella fue respondiendo a los argumentos de cada uno de los enmendantes. Dijo, entre otras cosas, que las dos C¨¢maras deb¨ªan ser democr¨¢ticas y que no conven¨ªa mezclar las dos formas de democracia -org¨¢nica e inorg¨¢nica- en el proyecto que despu¨¦s iba a ser sometido al pueblo.
Lorenzo Olarte, tercer ponente, se ratific¨® en el texto del art¨ªculo tercero, que regula la iniciativa y el modo de la reforma constitucional. Rechaz¨® las sugerencias de que el Senado tenga tambi¨¦n la iniciativa de la reforma constitucional -junto al Rey y al Congreso- y defendi¨® la tesis de mayor¨ªa absoluta de los miembros del Congreso y del Senado para dicha reforma.
La ponencia negocia con Alianza Popular
Tras la intervenci¨®n del se?or Olarte, el presidente Fern¨¢ndez-Miranda concedi¨® unos minutos de descanso solicitados por la ponencia para deliberar, minutos que se convirtieron en una hora de tensas negociaciones.
Los cinco miembros de la ponencia se reunieron durante media hora con los presidentes Su¨¢rez y Fern¨¢ndez-Miranda, mientras los miembros del Gobierno charlaban con los procuradores en el bar y en los pasillos del Palacio, en su campa?a de conseguir votos positivos.
La ponencia se reuni¨® tambi¨¦n con los seis l¨ªderes de Alianza Popular -se?ores Fern¨¢ndez de la Mora, De la Fuente, L¨®pez Rod¨®, Mart¨ªnez Esteruelas, Thomas de Carranza y Silva, el s¨¦ptimo, Manuel Fraga, no es procurador-. No puede asegurarse que se llegara entonces a un pacto, ya que el Gobierno parece decidido a no ceder en el sistema proporcional, limit¨¢ndose a negociar los dispositivos correctores.
En los pasillos, los procuradores cercanos a ¨¢reas gubernamentales ,comentaban que el Gobierno est¨¢ decidido a hacer frente a la ofensiva de la Alianza, ya que si cede ante esta presi¨®n, le ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil continuar su programa reformista y perder¨ªa la credibilidad democr¨¢tica que intenta mantener. ?En estos momentos est¨¢ en juego -dir¨ªa uno de ellos- la credibilidad de la reforma. Si se cede en el sistema mayoritario, se concede a los franquistas m¨¢s inmovilistas la posibilidad de permanecer en sus esca?os en las nuevas Cortes, que no seguir¨ªan siendo org¨¢nicas, pero menos a¨²n democr¨¢ticas.?
Su¨¢rez, ausente en los debates
A las doce y media se reanud¨® la sesi¨®n, con escasa asistencia de procuradores y la ausencia del presidente Su¨¢rez y siete ministros -entre ellos, Osorio, Lavilla, Oreja, Mart¨ªn Villa y Reguera- La negociaci¨®n segu¨ªa fuera del hemiciclo, ya que faltaban tambi¨¦n los ponentes Primo de Rivera y Su¨¢rez.
Noel Zapico volvi¨® a tomar la palabra para ratificar la decisi¨®n de la ponencia de no variar la redacci¨®n del articulo cuarto, relativo a la tramitaci¨®n de los proyectos de ley ordinaria. Defendi¨® la preeminencia del Congreso sobre el Senado, por ser m¨¢s representativo de la voluntad del pueblo, y afirm¨® que no se hab¨ªa intentado disminuir el prestigio del Senado, que tiene su funci¨®n como ?c¨¢mara del equilibrio?.
A continuaci¨®n, Bel¨¦n Land¨¢buru defendi¨® la redacci¨®n del ¨²ltimo art¨ªculo, en el que se dice que el Rey podr¨¢ someter directamente al pueblo una opci¨®n pol¨ªtica de inter¨¦s nacional, para que decida mediante refer¨¦ndum. ??Hay algo m¨¢s l¨®gico -dijo- que quien personifica la soberan¨ªa nacional, quiera saber qu¨¦ piensa el pueblo?? A?adi¨® que Franco tambi¨¦n ejercit¨® durante su mandato la consulta directa a la naci¨®n en aquellas leyes de mayor trascendencia.
Cerca de la una de la tarde se entr¨® en el debate de la disposici¨®n transitoria primera, Clave del proyecto, pues es donde se contemplan los criterios proporcionales para la elecci¨®n de los diputados. El procurador canario Lorenzo Olarte habl¨® en nombre de, la ponencia, y su intervenci¨®n provoc¨® la reacci¨®n el hasta entonces mudo hemiciclo. Con una oratoria fr¨ªa, distante y dejando caer las palabras, sin inmutarse en ningun momento, el se?or Olarte emplaz¨® a los procuradores a que dieran su voto al Gobierno como hab¨ªan hecho estos ¨²ltimos cuarenta a?os de sumisi¨®n al poder.
Tensi¨®n y protestas ante la intervenci¨®n de Olarte
Comenz¨® diciendo que se trataba s¨®lo de regular las pr¨®ximas e inmediatas elecciones, y que, la C¨¢mara deber¨ªa delegar en el Gobierno para que las regulase. Estas palabras provocaron los primeros murmullos desaprobatorios en el hemiciclo. Afirm¨® a continuaci¨®n que este tema era excesivamente complejo para un Parlamento, y dada la urgencia del momento, el Gobierno podr¨ªa abordarlo mejor y m¨¢s r¨¢pidamente.
Argument¨® que existe un amplio sector de la opini¨®n que pensaba que no conviene retrasar la entrada en vigor de la normativa electoral para que cuanto antes fuera conocida por los partidos y los electores.
Cit¨® seguidamente a Cruz Mart¨ªnez Esteruelas, al que dedic¨® comentarios elogiosos tras los cuales se?al¨® que discrepaba con su pretensi¨®n de que la ley Electoral pasara por las Cortes. Los murmullos desaprobatorios volvieron a producirse cuando el se?or Olarte insisti¨® en que se delegara en el Gobierno la regulaci¨®n electoral, ?actitud que no es nueva para esta C¨¢mara, que se ha caracterizado por su subsidiariedad?. En ese momento, los murmullos crecieron y volvieron a repetirse cuando dijo que la lealtad y consideraci¨®n que el Gobierno estaba teniendo ante la C¨¢mara deb¨ªa ser correspondida.
El malestar de un cierto grupo de procuradores, a los que el ponente estaba recordando que el Gobierno hab¨ªa tenido la deferencia de contar con las Cortes para llevar a cabo su reforma, se hizo a¨²n m¨¢s patente con alg¨²n grito de fuera, fuera cuando el se?or Olarte se?al¨® que el Gobierno ?podr¨ªa habernos sorprendido con un decreto-ley al amparo de lo que establece la ley de las Cortes.
El presidente de la C¨¢mara intervino para acallar los murmullos, y pidi¨® paciencia y buenos modos a los procuradores.
Cuando el ponente -que no abandon¨® en ning¨²n momento la serenidad- record¨® que esas mismas Cortes hace un a?o hab¨ªan delegado en el Gobierno un tema de su competencia que incid¨ªa sobre la soberan¨ªa nacional: el de la descolonizaci¨®n del Sahara, le interrumpieron de nuevo con muestras de protesta. El se?or Fern¨¢ndez-Miranda pidi¨® entonces al ponente que se ci?era al tema, siendo aplaudido. El se?or Olarte pas¨® entonces a la segunda parte de la disposici¨®n, en la que se contempla el sistema electoral. Rebati¨® la tesis del se?or Esteruelas en cuanto a que el sistema proporcional representaba un peligro de atomizaci¨®n parlamentaria, aduciendo que eso se solucionaba con las disposiciones correctoras introducidas por la ponencia. A?adi¨® que en el sistema proporcional matizado pod¨ªa crearse una mayor¨ªa suficiente sin que dejen de estar representadas las minor¨ªas.
Tras hacer una distinci¨®n ?entre minor¨ªas y grup¨²sculos pol¨ªticos extremistas, las primeras deben tener asiento en la C¨¢mara; los segundos, seria nocivo?, argument¨® que el sistema proporcional permit¨ªa que se votaran a ideas o programas y no a individuos.
Nuevas protestas se oyeron cuando el ponente indic¨® que el ?sistema mayoritario da todo al que gana y nada al que pierde; pero el que pierde sigue existiendo?. En ese momento, el presidente volvi¨® a intervenir para se?alar que el se?or Olarte s¨®lo estaba emitiendo juicios apod¨ªcticos de la pol¨ªtica? y para advertir a los procuradores que aquellos que no pudieran mantenerse en el sosiego pod¨ªan abandonar la sala". ?Esta presidencia -a?adi¨®- se encuentra en desventaja, ya que no puede irse durante los debates.?
El se?or Olarte finaliz¨® su intervenci¨®n, entre escasos aplausos, manifestando, entre otras cosas, que con el sistema que defend¨ªa la ponencia se producen menos alteraciones y renovaciones en el Parlamento, y el electorado conoce a quien vota.
Tras la defensa de la disposici¨®n transitoria segunda por parte de Miguel Primo de Rivera, relativa a las comisiones que se firmar¨¢n en las futuras Cortes, intervino en ¨²ltimo lugar Fernando Su¨¢rez, quien se mostr¨® contrario a incluir una cl¨¢usula derogatoria dada ?la complejidad jur¨ªdica?, as¨ª como de establecer de antemano una ley de incompatibilidades.
El se?or Su¨¢rez manifest¨® seguidamente que la ponencia hab¨ªa estudiado con atenci¨®n la petici¨®n de una mayor representaci¨®n de las provincias insulares y hab¨ªa decidido introducir una modificaci¨®n en su texto, de forma que en vez de 204 senadores se proponen 207, es decir, un senador m¨¢s por cada una de las provincias insulares (Baleares, Las Palmas y Tenerife). Tras esta intervenci¨®n, que fue muy aplaudida, se levant¨® la sesi¨®n hasta las cinco y cuarto de la tarde.
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