La realidad catalana
?Que el presidente Su¨¢rez haya podido, por fin venir a Barcelona y dirigirse por primera vez "al pueblo de Catalu?a" despu¨¦s del refer¨¦ndum- son conocidas las circunstancias de aplazamiento en v¨ªsperas del mismo y tras producirse el secuestro del se?or Oriol- tiene, si bien se mira, no pocas ventajas. Fuera ya del ambiente caldeado por la inquietud que precede al paso por unas urnas, el se?or Su¨¢rez ha encontrado la atm¨®sfera encendida pero ahora por la certidumbre de que el futuro ha comenzado ya, que Ias elecciones van a celebrarse y que el pueblo espa?ol y en el seno de la pluralidad hisp¨¢nica el pueblo de Catalu?a sabe bien lo que quiere: "cambio pac¨ªfico", evoluc¨ª¨®n "desde la normalidad" "elecciones libres, fiables y democr¨¢ticas para dar su representaci¨®n a quienes merezcan su confianza".(...)En cuanto a lo pol¨ªtico, hizo hincapi¨¦ el presidente en que si se liabl¨¢ de que sean los representantes -en este caso de Catalu?a principalmente diputados y senadores- "elegidos de acuerdo con el nuevo pturalismo" los que den respuesta a las demandas no se est¨¢ cayendo en una dejaci¨®n, sino expresando, por el contrario el m¨¢xinio respeto a la realidad y propiciand que tambi¨¦nen este terreno sea la soberan¨ªa popular la que tenga la palabra. El esquema serii que los representantes catalanes elegidos en las pr¨®ximas elecciones junto con algunos hombres procedentes de las diputaciones -es de suponer que tambi¨¦n representativos- decidieran que proyecto de Estatuto conviene -Catalu?a y lo presentaran a las nuevas Cortes para su aprobaci¨®n.
Hay que distinguir en el plan teamiento el haz y el env¨¦s. El haz la cara la luz es el principio de la soberart¨ªa popular y la elecci¨®n en 1977 de los hombres que tienen la confianza del pa¨ªs en 1977. para que ellos estudien el mejor Estatuto para la Catalu?a de hoy. El env¨¦s, la cruz, la sombra, la dificultad posible de cambiar un Estatuto que ya fue aprobado por un Parlamento espa?ol y funcion¨® el de 1932 por otro futuro sin plazo. Naturalmente la cosa se puede presentar del rev¨¦s y decir que el planteamiento inverso tiene como cara una realidad conocida la del Estatuto de 1932 y como cruz una realidad desconocida, qui¨¦n puede ostentar hoy leg¨ªtimamente la representaci¨®n de los hombres de hoy nacida en las urnas de hoy.
Pero como el tiempo habr¨¢ de ponderat todo lo ponderable conveniamos en que es perfectamente positiva la conclusi¨®n que sac¨® el se?or Su¨¢rez en cuanto al t¨¦rmino "autonom¨ªa". Ese principio supone, ni m¨¢s ni menos "la atribuci¨®n de un ¨¢mbito propio de decisi¨®n para Catalu?a". La autonom¨ªa, que puede extenderse a otros pueblos y regiones seg¨²n principios de universalidad, igualdad y solidaridad, no es ya, pues, por fortuna, una palabra suspecta."
21 de diciembre
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.