Sat¨¦lites artificiales para el control de la superficie terrestre
?La observaci¨®n de la Tierra desde sat¨¦lites artificiales supone beneficios para todas las naciones.? Con estas palabras se expresaba W. Tapley Bennett, embajador de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, con ocasi¨®n de la presentaci¨®n de un informe sobre los usos pac¨ªficos del espacio exterior.
Pero el embajador a?adi¨® que llevar a la pr¨¢ctica un programa serio de investigaci¨®n terrestre desde sat¨¦lites es algo que requerir¨ªa prescindir de las fronteras. ?Realmente —dijo—gran parte de la valiosa informaci¨®n geol¨®gica e hidrol¨®gica, para dar solamente dos ejemplos, exige una observaci¨®n regional que quedar¨ªa gravemente perjudicada aunque fuera pr¨¢ctico realizarla a escala nacional. Pero es que, adem¨¢s, el costo que supone, tanto humano como econ¨®mico, es de tan gran cuant¨ªa que pocos ser¨ªan los que pudieran esperar conseguir beneficios excepto mediante programas abiertos de cooperaci¨®n regional y mundial.?
Observaci¨®n terrestre
Gracias a un sat¨¦lite artificial de este tipo, el Landsat se est¨¢ consiguiendo observaci¨®n directa del 90% de la superficie de nuestro planeta. Investigadores y cient¨ªficos de m¨¢s de 125 pa¨ªses obtienen datos para los m¨¢s variados fines que van desde la prospecci¨®n geol¨®gica a las investigaciones s¨ªsmicas, pasando por la b¨²squeda de recursos energ¨¦ticos y de todo tipo.
Se denomina a este tipo de investigaciones bajo el t¨¦rmino de tecnolog¨ªa sensorial: exploraci¨®n en el campo de los cambios de condiciones y usos de la superficie terrestre: en el de los pron¨®sticos agr¨ªcolas como ayuda a la producci¨®n y de la distribuci¨®n: en el levantado de mapas geol¨®gicos pata facilitar la prospecci¨®n mineral: en los estudios hidrol¨®gicos: para la confecci¨®n de planos relativos a la contaminaci¨®n, y en los estudios de terrenos para el desarrollo planificado.
Seg¨²n la citada intervenci¨®n en la ONU del embajador norteamericano, ?estos diversos usos son de inter¨¦s tanto para las naciones desarrolladas c¨®mo para las que est¨¢n en v¨ªas de desarrollo? afirmando que aunque se pudiera lograr un sistema de observaci¨®n sensorial a distancia, a nivel mundial, con sat¨¦lites como el Landsat, disponiendo de quince estaciones terrestres ?todo el sistema depende de la disponibilidad de datos sin condiciones y sin discriminaci¨®n?.
Actualmente en Argentina, Brasil, Canad¨¢, Chile, Ir¨¢n. Italia y Zaire, se proyectan estaciones donde se reunir¨¢n datos regionales. Mediante acuerdos bilaterales se obliga a los administradores de los puestos de observaci¨®n a suministrar datos en condiciones razonables, y sin discriminaci¨®n alguna, a todos los estados interesados en poseer esos datos, tanto en la vecindad como en zonas alejadas. Se trata —¨¦sa es la intenci¨®n al menos— de crear una red mundial de observaci¨®n que sirva a la investigaci¨®n y al desarrollo no al control de unos pa¨ªses por parte de otros.
Sat¨¦lites cazadores
Seg¨²n expertos de los servicios de inteligencia norteamericanos la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha puesto en orbita sat¨¦lites cazadores. Siguiendo las mismas fuentes informativas se tratar¨ªa de los sat¨¦lites Cosmos 881 y Cosmos 882.
Este tipo de sat¨¦lite ser¨ªa un modelo perfeccionado desarrollado en los ¨²ltimos cinco a?os. Se trata, seg¨²n el Pent¨¢gono, de una nave espacial no tripulada que puede disparar un rayo laser de gran intensidad que destruye cualquier objeto situado a distancias variables, seg¨²n el tipo de modelo. B¨¢sicamente ir¨ªan destinados al acercamiento a objetos espaciales y otros sat¨¦lites de otras potencias para, tras el disparo del rayo laser, dejarles inutilizados. Pueden ser, por tanto, valiosos instrumentos de defensa frente a sat¨¦lites de bombardeo nuclear o de espionaje sobre el propio territorio.
Rayos ?laser?
Los sat¨¦lites que acaba de lanzar la URSS, al parecer con estos fines de investigaci¨®n para la defensa, fueron lanzados y volvieron a la Tierra antes de haber dado una sola vuelta al planeta. Esto es interpretado como un intento de evitar que la China pueda seguir a estos sat¨¦lites con su radar, ya que, seg¨²n el informe norteamericano, iban orientados precisamente a una acci¨®n frente a la China. Este pa¨ªs acababa de poner en ¨®rbita un sat¨¦lite de dos toneladas llamado China— 7 Los sat¨¦lites lanzados por la URSS, seg¨²n pudo detectar el mando de la defensa a¨¦rea norteamericana, realizaron una funci¨®n desconocida, pero se piensa que uno actu¨® de blanco para el otro. El segundo se aproxim¨® y tom¨® fotograf¨ªas del primero con t¨¦cnicas similares a las de lanzamiento de rayos laser. Es decir, si t¨¦cnicamente se pudo obtener una buena foto de un sat¨¦lite desde el otro, se podr¨ªa, por el mismo procedimiento, haberle atacado con un rayo ¨®ptico.
La inteligencia norteamericana cree que la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha realizado diecis¨¦is experimentos de este tipo hasta la fecha durante los ¨²ltimos nueve a?os Sat¨¦lites cazadores habr¨ªan seguido la pista a otros sat¨¦lites, coloc¨¢ndose lo suficientemente cerca de ellos como para poder inspeccionarlos, separ¨¢ndose despu¨¦s y autodestruy¨¦ndose en el vac¨ªo sin dejar rastro alguno, evitando de ese modo que su reingreso en la atm¨®sfera terrestre fuese percibido por los servicios de detecci¨®n de cualquier potencia
En el a?o 1971 habr¨ªan acabado esas experiencias, permitiendo suponer que el programa ya ?estaba a punto? entonces. Pero los experimentos se reanudaron en febrero pasado, tras el lanzamiento por parte de los chinos de China -5 y China -6 . Esto habr¨ªa obligado a los sovi¨¦ticos a relanzar sus sat¨¦lites cazadores. Porque lo cierto es que tanto el tama?o, las caracter¨ªsticas de la ¨®rbita como la duraci¨®n de la experiencia que acaban de realizar los sovi¨¦ticos, es diferente de las anteriores. Por otra parte, la posibilidad de que los dos sat¨¦lites sovi¨¦ticos cayesen a tierra por fallo de posibles misiones lunares o planetarias fue descartada por los expertos del Pent¨¢gono, ya que en esta ¨¦poca del a?o, la URSS no tiene ?ventana? para lanzar nav¨ªos espaciales ni a la Luna ni a Marte o Venus, los planetas m¨¢s cercanos.
Los sat¨¦lites artificiales del futuro inmediato se utilizar¨¢n, como todas las conquistas de la ciencia la tecnolog¨ªa humanas, tanto para fines de cooperaci¨®n y desarrollo internacional como para fines b¨¦licos.
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