Zanjas, socavones y baches
El d¨ªa 30 de diciembre de 1976 circulaba con mi ?mini? a las doce de la noche por la avenida de Oporto procedente de la glorieta El¨ªptica y en direcci¨®n a General Ricardos. A la altura de la iglesia existente en dicha calle not¨¦ un fuerte golpe en los bajos de mi autom¨®vil, al tiempo que yo mismo me golpeaba tambi¨¦n fuertemente el pecho con el volante del mismo, hasta el punto de casi perder el conocimiento. La causa de este impacto, que destroz¨® la caja de cambios de mi veh¨ªculo y los frenos era una zanja abierta en el centro de la calle, sin se?alizar, que no era visible a causa de la lluvia.Personalmente considero deplorable que hechos de una patente desidia como el que denuncio se produzcan a menudo en nuestra ciudad que soporta un tr¨¢fico tan considerable de autom¨®viles. Si se tratase de un caso aislado cabr¨ªa atribuirlo a la mala suerte. Lamentablemente, sin embargo, existen casos similares en cantidad alarmante. Como simple ejemplo citar¨¦ un respetable bache existente en el paseo de lo Mel¨¢ncolicos, en su confluencia con el puente elevado de San Isidro-paseo de los Pontones, conocido por los que circulan por el lugar desde hace m¨¢s de un a?o. Al cruzar dicho puente de San Isidro y ya en el paseo de San Ill¨¢n se tropieza con dos, no menos respetables y de la misma antig¨¹edad.
Conozco varios pa¨ªses de Europa y se bien que de un hecho de ¨¦sta, ¨ªndole se hace responsable el ayuntamiento correspondiente. Entiendo tambi¨¦n que pediro en mi propia ciudad responsabilidades de este tipo es poco menos que ut¨®pico. Espero sin embargo que, en un momento dado, se tomen medidas para solucionar este problema que admite, en los responsables, la calificaci¨®n de imprudencia temeraria.
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