El mundo period¨ªstico, con drama al fondo
La editorial Salt¨¦s, ha reeditado la novela El luchador, de L¨®pez Pinillos, autor casi totalmente desconocido para el p¨²blico de hoy pero que bajo el sobrenombre de ?Parmeno? alcanz¨® una gran popularidad en las primeras d¨¦cadas del siglo como novelista, autor teatral, y sobre todo, periodista. Su firma fue habitual en los peri¨®dicos de la ¨¦poca -El Globo, El Liberal, El Heraldo, entre otros-.Es precisamente la descripci¨®n de este medio, el period¨ªstico, y por ende, el literario y el pol¨ªtico, lo que constituye El luchador, la ¨²ltima de sus novelas., Novela urbana, casi excepci¨®n en su producci¨®n literaria m¨¢s inclinada, y tal vez aqu¨ª m¨¢s fruct¨ªfera, hacia los temas rurales. El luchador -Adolfo Ure?a-, llega a Madrid para emprender la carrera period¨ªstica, ?cae? en la redacci¨®n de La Independencia, donde no sin dificultades y peripecias entra en contacto con el mundo deseado cada vez menos deseable. Pero la realidad deja, milagrosamente, de serle hostil, por el ¨²nico milagro de su noviazgo con Rosa, la cu?ada del accionista gerente del peri¨®dico. Adolfo es, en dos meses, un individuo bien considerado y mejor situado. Pero bajo el milagro yac¨ªa el enga?o: la noche de bodas descubre que su mujer est¨¢ embarazada. Horrorizado ante el hecho de deber su posici¨®n a la culpabilidad de su mujer, la repudia violentamente y se entrega a una vida franciscana. Poco a poco llega a la reconciliaci¨®n, pero su destino est¨¢ tr¨¢gicamente marcado: el ex amante de su mujer -el cu?ado y socio del peri¨®dico-, rechazado por ella, la mata. Ser¨¢ Adolfo quien cargar¨¢ con este crimen. De vuelta a casa, de donde ha estado ausente mientras se realizaba el forcejeo y subsiguiente asesinato, duerme, por completo ajeno a la tragedia que ya se ha cernido sobre s¨ª, al lado de su mujer muerta.
El luchador, de J
L¨®pez Pinillos.Editorial Salt¨¦s. 1976
Este argumento melodram¨¢tico se superpone a la descripci¨®n del ambiente period¨ªstico neutralizando la posible carga social de la novela con rasgos de follet¨ªn tremendista.
El mayor m¨¦rito consiste en el continuado esfuerzo estil¨ªstico que hace de L¨®pez Pinillos un escritor casi ¨²nico. Heredero del esp¨ªritu modernista, cultiva un culteranismo arcaizante, mezcla abigarrada de arcaismos, cultismos y habla popular que Casinos Anssens, coet¨¢neo suyo, calific¨® de preciosismo grosero. Su lenguaje rebuscado, su estilo forzado, configuran una realidad agobiante, opresora, en la que el protagonismo se debate y que finalmente acaba con ¨¦l. Los lugares en los que transcurre: la redacci¨®n de La Independencia, la pensi¨®n, la casa de Rosa, el fugaz nido de amor, descritos prolijamente, son profundamente desagradables. Los personajes, f¨ªsicamente repulsivos, malviven como pueden, condenados a la mediocridad, al recelo, la envidia, las bromas pesadas. La acci¨®n se centra en dos escenas sangrientas: la noche de bodas y la noche del crimen, como si esa realidad hostil y opresora s¨®lo pudiera manifestarse de una forma brutal, violenta. El protagonista es completamente impotente ante ella, los cambios en su vida no se producen por m¨¦ritos o desm¨¦ritos propios sino por hechos ajenos a ¨¦l, a¨²n m¨¢s: totalmente ignorados por ¨¦l. Un primer enga?o -el embarazo de su novia- produce su ascenso social. Pero ni siquiera ser¨¢ el art¨ªfice de su propia ca¨ªda, y seguramente ignorar¨¢ siempre quien fue el autor de la muerte de su mujer, como ignor¨® quien fue el amante. La realidad es inaccesible para, ¨¦l. No s¨®lo inaccesible sino brutal, despiadada. Claro que cuando ¨¦l participa de una forma activa en ella, o mejor ser¨ªa decir contra ella -en la terrible noche de bodas en que descubre el enga?o- se muestra igualmente cruel y despiadado. No hay lugar sino para la violencia.
Todo pues, confluye en la novela para la presentaci¨®n de una realidad torturante, esperp¨¦ntica: -el lenguaje rebuscadamente arcaizante, el barroquismo del estilo, las escenas de tremendismo violento en la que ni siquiera hay lugar para el humor, y en donde los personajes, que nunca llegamos a conocer, se pierden y se nos pierden.
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