La imagen viva de Jimi Hendrix
Jimi Hendrix no s¨®lo fue uno de los mejores m¨²sicos que haya dado el rock, sino tambi¨¦n, y en la misma medida que Janis Joplin, la imagen de unas ilusiones, de unas desesperanzas y de una caida. Por ello, la pel¨ªcula que sobre su vida se proyecta ahora en Madrid es el resumen de una ¨¦poca en que muy ingenuamente se pretendi¨® cambiar el mundo mediante el solo amor.Esa ¨¦poca pas¨® (para otros: la hicieron pasar) y lo que ahora queda son ejemplos anecd¨®ticos, costumbres aceptadas ya por todos; una cierta amargura en el recuerdo y los recuerdos mismos, que, como entonces, poseen una imagen fisica. Esto es Jimi Hendrix, mucho m¨¢s que un rato de magn¨ªfica e irrepetible m¨²sica, una pel¨ªcula que supera todas las hechas anteriormente en este terreno (Woods tock, Monterrey, Gimme Shelter, etc¨¦tera) porque en cierta forma viene a constituirse en recopilaci¨®n de todas.
La pel¨ªcula discurre en dos planos, el de las entrevistas a famosos amigos de Jimi (Pete ToWnsend, Eric Clapt¨®n, Lou Reed, Mick Jagger, Germain Greer, ¨¦tc¨¦tera) y el que se desarrolla sobre las actuaciones, de ¨¦ste (Monterrey Woodstock, isla de Wight, etc¨¦tera). El primero de ellos sirve tanto para comprender a Hendrix como a esos famosos que vivieron su misma ¨¦poca como protagonistas e ¨ªdolos; el segunda, para exponer todas sus contradicciones a trav¨¦s de la m¨²sica.
El filme no contiene excesivas lagunas de comercialidad, en tanto no se recrea,en la necrofilia que acompa?a, todav¨ªa hoy, el recuerdo de este hombre. Tampoco pretende pontificar o sacar moralejas en un sentido u otro, de tal forma que el espectador que acuda al cine con el solo bagaje de los prejuicios anti o pro hippies que han circulado entre nosotros, posiblemente salga desorientado o confuso. Tal vez no entienda c¨®mo el mismo hombre puede pasar de actuar como un clown (Monterrey, 1967) a permanecer quieto, terriblemente concentrado en su m¨²sica, sin la menor concesi¨®n al show que le hizo famoso (Wight, 1970)
Hendrix se convierte as¨ª en una cr¨®nica descarnada, que, finalmente, no s¨®lo se relaciona con tal o cual movimiento, sino con un proceso que se repite constantemente en cualquier ¨¦poca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.