La muralla de los m¨ªnimos

Establecida por L¨®pez Bravo durante su etapa de ministro de Industria, bas¨¢ndose en la reducida dimensi¨®n de la empresa espa?ola, y en aplicaci¨®n del conocido principio de las econom¨ªas a escala, la legislaci¨®n de m¨ªnimos de capac¨ªdad se revel¨® r¨¢pidamente como una medida proteccionista destinada a santificar el oligopolio.Ese destino era, ciertamente, previsible, si se ten¨ªan en cuenta las limitaciones que la caracterizaban. En primer lugar, la legislaci¨®n de m¨ªnimos era demasiado global. Para resultar medianamente eficaz deb¨ªa haber descendido, a complejidad t¨¦cnica excesiva -acaso no sea exagerado el aventurar la cifra de 3.000 sectores. Ha de considerarse, adem¨¢s, que la citada legislaci¨®n no tiene en cuenta la enorme innovaci¨®n experimentada por la industria.

Ahora bien, la cr¨ªtica capital que se le puede hacer es que s¨®lo en sectores muy poblados, con gran dispersi¨®n de instalaciones, estar¨ªa justificado el m¨ªnimo de capacidad, pero entendiendo ¨¦ste como asesoramiento al peque?o empresario para ayudarle a seleccionar un proyecto con mejores elementos de juicio. Dada la actual estructura y falta de informaci¨®n de los Ministerios de Industria y Comercio, no es concebible llevar a cabo esa tarea. Como es natural, semejante deficiencia se suple, y de muy buena gana, con el ?estudio? del sector por los propios interesados, contando con el inapreciable soporte del correspondiente sindicato vertical.

En los ¨²ltimos a?os, cuando el cargo de ministro ha alcanzado una gran velocidad.de rotaci¨®n, la pol¨ªtica de m¨ªnimo se ha seguido una l¨ªnea titubeante, oscilando entre este enfoque y el de autorizaci¨®n previa. Actualmente se exige la autorizaci¨®n previa para: amon¨ªacos, fertilizantes, papel y cart¨®n, tubos de acero, trefiler¨ªa, electrodom¨¦sticos, fundici¨®n, acero moldeado y forjado.

Para concluir, se puede citar el ejemplo del sector de fundici¨®n y acero como muestra de la arbitrariedad a que puede conducir el sistema de m¨ªnimos. Como el Ministerio no pod¨ªa fijar dicho m¨ªnimo en t¨¦rminos de tama?o o unidades de producci¨®n, lo ha hecho en valor de la inversi¨®n. En el sector citado es de seiscientos millones de pesetas. O sea, para garantizar que la nueva inversi¨®n sea competitiva en tama?o y costes se obliga a gastar un m¨ªnimo de seiscientos millones de pesetas!