Demasiada inestabilidad en el sistema de partidos
El Gobierno, tras haber escuchado a una serie de dirigentes pol¨ªticos durante varios meses -desde miembros de Alianza Popular hasta socialistas- se dispone a redactar ahora las normas por las que van a regirse las pr¨®ximas elecciones. importantes avances de las mismas se han filtrado ya; desconocemos todav¨ªa su alcance total. Sin embargo, parece claro el hecho de que el sistema electoral se encuentra pr¨¢cticamente terminado y listo para entrar en funcionamiento.?Ocurre lo mismo con el sistema de partidos? Una larga pol¨¦mica ha hecho depender del sistema electoral el n¨²mero y extensi¨®n de los partidos pol¨ªticos de un pa¨ªs. Parece cierto que el sistema mayoritario a una sola vuelta, como el brit¨¢nico, favorece la consolidaci¨®n de dos partidos; parece cierto que el sistema proporcional no cercena tanto las posibilidades de los diversos grupos, salvo que coarte artificialmente la transformaci¨®n de votos en esca?os, por medio de fuertes correctivos. Aun as¨ª, proporcional es el sistema italiano y proporcionales son los sistemas de pa¨ªses escandinavos, lo que prueba que los sistemas electorales no son los ¨²nicos responsables de los sistemas de partidos.
Alguna influencia tienen, sin embargo. Este es el caso, por ejemplo, de las listas de candidatos cerradas y bloqueadas. En el supuesto de que se establezcan, el elector no tendr¨¢ posibilidad de alterar el orden de los nombres que los partidos hayan colocado en las listas. La composici¨®n del fututo Congreso queda as¨ª indirectamente configurada por las direcciones de los partidos, puesto que la colocaci¨®n de los candidatos en uno u otro lugares de la lista es decisiva para su posible ¨¦xito electoral.
Esto puede deberse a lo que Maurice Duverger ha llamado ?la naturaleza olig¨¢rquica de los partidos?. En la medida en que ning¨²n candidato tiene la oportunidad de ser elegido sin el visto bueno de los comit¨¦s directivos, ¨¦stos desempe?an un papel esencial en la selecci¨®n de los aspirantes a diputados. De esta forma, una cuesti¨®n aparentemente interna de cada partido, como es el modo de confeccionar sus listas de candidatos, adquiere las dimensiones de un problema nacional, al marcar de antemano los l¨ªmites de la nueva clase dirigente espa?ola.
Las actuales circunstancias no son las mejores, como es l¨®gico, para una elecci¨®n democr¨¢ticamente perfecta y purificada de las personas que han de representar y, en su caso, gobernar a nuestra sociedad. De momento, se trata de llegar a las elecciones, como ¨²nica salida que la casi totalidad de las fuerzas pol¨ªticas vislumbran para la inestabilidad actual. Dentro de ese objetivo, la consecuci¨®n de listas cerradas y bloqueadas supone una garant¨ªa de funcionamiento de los grupos pol¨ªticos, reforzando su importancia frente a las personalidades aisladas, lo que tiene su inter¨¦s en un pa¨ªs donde se conoce a muy pocos hombres p¨²blicos por s¨ª mismos.
Ello no evita, sin embargo, una nueva peculiaridad del proceso espa?ol hacia la democracia: se intenta conseguir la coagulaci¨®n de un sistema de partidos por medio de las personas que ocupan las direcciones de grupos diversos.
Un sistema de partidos aut¨¦ntico debe constituir la expresi¨®n de las verdaderas fuerzas sociales de un pa¨ªs. Sin embargo, a tres meses vista de las elecciones, hay que reconocer que no se advierte en Espa?a, por ninguna parte, un sistema estable de partidos pol¨ªticos, que permitiera al electorado reflexionar sobre sus tendencias de voto y atender as¨ª las continuas llamadas a la responsabilidad que se hacen a los ciudadanos del Estado espa?ol.
Actualmente, la mayor parte de las organizaciones de izquierda que pretend¨ªan legalizarse han visto rechazadas por la Administraci¨®n sus solicitudes. Se abre un interrogante en torno a la decisi¨®n judicial sobre tales expedientes y, por tanto, sobre las posibilidades de participaci¨®n electoral de todo un sector de la vida pol¨ªtica espa?ola. Un rechazo definitivo del Partido Comunista de Espa?a y otros grupos de la izquierda -singularmente del primero- pondr¨ªa en un aprieto a la izquierda ya legalizada -Partido Socialista Obrero Espa?ol- y quiz¨¢ a alg¨²n dirigente del Partido Socialdem¨®crata.
Este ¨²ltimo forma parte del Centro Democr¨¢tico, agrupaci¨®n que, a las pocas semanas de su constituci¨®n, tiene una hipot¨¦tica amenaza de problema en su ala izquierda, con el mencionado tema socialdem¨®crata, y un problema ya materializado en su ala derecha, con la disputa entre algunos dirigentes de UDE y el Partido Popular. Por si fuera poco, el Equipo Dem¨®crata Cristiano no se sabe bien d¨®nde est¨¢: unas fuentes insisten en que acudir¨¢n en solitario a las elecciones; otros no excluyen alianzas; algunos parecen defenderlas abiertamente. En otras ¨¢reas todav¨ªa no se sabe si la operaci¨®n centro-izquierda est¨¢ cerrada o no.
?Es esto un sistema estable de partidos pol¨ªticos para afrontar unas elecciones a tres meses vista? Habr¨ªa que tener mucha fe para creerlo. Todo ello sin contar con atentados, f¨¢bricas de armas clandestinas y otras menudencias, que hacen pensar con preocupaci¨®n en la campa?a electoral; unas bombas o unos disparos en un mitin pueden poner en peligro las elecciones en cuesti¨®n de d¨ªas.
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