Movilizaci¨®n popular en un clima de tensi¨®n
Vitoria vivi¨® ayer una jornada de duelo en recuerdo de los cinco obreros muertos el pasado a?o, despu¨¦s de un conflicto generalizado que se prolong¨® por espacio de dos meses. Cerca de 12.000 personas se dieron cita a las once de la ma?ana en la catedral nueva, pese a la ostensible presencia de brigadas antidisturbios que desde el d¨ªa anterior hab¨ªan creado un clima de temor en la capital alavesa.
Algunas fuentes cifraron en unos seiscientos el n¨²mero de polic¨ªas armados que patrullaban por las calles de Vitoria, aunque ¨¦stos c¨¢lculos fueron sobrepasados por otros informadores.Una tensa calma cab¨ªa apreciar en los accesos a Vitoria, despu¨¦s de haber superado dos controles rigurosos de la Guardia Civil en el trayecto desde Bilbao F¨¢bricas en paro y comercios en su mayor¨ªa cerrados constitu¨ªan la antesala hasta el centro de la capital alavesa.
Los asistentes al funeral hubieron de dividirse entre el interior de la catedral y la plaza. Cincuenta y seis sacerdotes oficiaron el funeral presididos por Andr¨¦s Ib¨¢?ez, vicepresidente del Consejo Presbiterial y decano de la facultad de Teolog¨ªa de Vitoria. Algunos familiares de los cinco fallecidos y los l¨ªderes de los obreros vitorianos ocupaban lugares visibles cerca del presbiterio.
La homil¨ªa pronunciada durante la misa, que hab¨ªa recibido previamente la aprobaci¨®n del Consejo Presbiterial, fue acogida con algunos murmullos de desaprobaci¨®n por su escasa contundencia. Se insisti¨®, en l¨ªneas generales, sin excesivo convencimiento, en la necesidad de clarificar los hechos ocurridos hace un a?o, como inicio de una sociedad que debe establecerse sobre los principios de la paz, la verdad, la justicia y la libertad. Si bien se reconoci¨® que el esclarecimiento de los hechos contribuir¨ªa positivamente a crear un clima de paz y concordia ciudadanana, el concelebrante se?al¨® que estos prop¨®sitos ser¨ªan inalcanzables ?si el esp¨ªritu de revancha se impone a la reconciliaci¨®n?.
Termina la misa, subi¨® al presbiterio Tom¨¢s Echave, uno de los l¨ªderes obreros del movimiento huelgu¨ªstico del pasado a?o. Despu¨¦s de manifestar que circunstancias de fuerza mayor hab¨ªan impedido la celebraci¨®n de una asamblea general, dio lectura a un comunicado elaborado por la coordinadora de asambleas de f¨¢brica. En ¨¦l se se?ala que los cinco muertos cayeron por el derecho de asamblea que hoy se niega.
Seg¨²n este manifiesto aquella huelga trajo consigo principalmente la unidad de la clase obrera y signific¨® la hora de un protagonismo que nunca hab¨ªa tenido (?lo ¨²nico que no pudimos hacer -dijo- fue resucitar a nuestros muertos?). La nota de la coordinadora se?alaba que se hab¨ªa ca¨ªdo posteriormente en la trampa de la legalidad, y se perdi¨® con ello parte de las conquistas alcanzadas hace un a?o, hasta el punto de que los despidos que entonces no fueron posibles, se han llevado a la pr¨¢ctica durante estos ¨²ltimos meses.
?Recordemos a los muertos -a?adi¨®-, pero organic¨¦monos; el mejor recuerdo que podemos ofrecerles es seguir la lucha que ellos empezaron y por la que murieron.? Termin¨® recordando el punto muerto en el que se encuentra la investigaci¨®n de aquellos hechos, pese a que todo el pueblo sabe qui¨¦nes fueron los culpables. ?Este silencio -dijo- es una incitaci¨®n a que el pueblo se torne la justicia por su mano.?
En fuerte aplauso cerr¨® el grito en favor de la unidad de la clase obrera.
Ya en el exterior del recinto sagrado, las brigadas antidisturbios- hab¨ªan tomado posiciones para impedir que pudieran agruparse los que sal¨ªan por las distintas puertas de la catedral. Med¨ªa docena de pancartas y una veintena de coronas de flores trataban de encabezar una manifestaci¨®n hasta la iglesia de San Francisco de As¨ªs, de Zaramaga, escenario del m¨¢s grave enfrentamiento ocurrido el pasado a?o.
En la misma plaza de la catedral, la Polic¨ªa Armada hab¨ªa adoptado posiciones para impedir toda manifestaci¨®n. Al finalizar el acto religioso se registraron unos quince minutos de enorme tensi¨®n, entre los manifestantes que pretend¨ªan iniciar una marcha y el cord¨®n formado por la Tuerza p¨²blica. Las posiciones se mantuvieron por espacio de algunos minutos hasta que final mente dos l¨ªderes obreros pidieron dialogar con la persona que mandaba las fuerzas. Tras una breve conversaci¨®n en la que les manifestaron que ten¨ªan ¨®rdenes estrictas de disolver cualquier intento de manifestaci¨®n, los dirigentes obreros pidieron un plazo de varios minutos para disolver la concentraci¨®n. Poco despu¨¦s, y mientras instaban a desalojar la plaza, las brigadas antidisturbios comenzaron a disparar botes de humo y pelotas de goma, ¨¦stas ¨²ltimas a escasos metros de los manifestantes.
Escaramuzas y detenciones
Una singular espantada se registr¨® en estos instantes, entre nubes de gases lacrim¨®genos, al tiempo que en la plaza de la Virgen Blanca arreciaban los gritos contra las fuerzas del orden.Estas escaramuzas se prolongar¨ªan por espacio de una media hora, en las inmediaciones de la catedral nueva. Como consecuencia de las mismas, diez personas tuvieron que ser atendidas en el hospital Santiago Apostol a causa de contusiones, lipotimias y lesiones causadas por pelotas de goma. S¨®lo dos de estas personas. quedaron internadas para ser sometidas a observaci¨®n.
Poco despu¨¦s de las tres de la tarde de ayer, y cuando se dirig¨ªa a un restaurante, fue detenido Tom¨¢s Echave, el dirigente obrero que hab¨ªa dado lectura en la catedral al manifiesto de la comisi¨®n coordinadora de las asambleas de f¨¢brica.
Otros l¨ªderes sindicales fueron detenidos en la noche del mi¨¦rcoles: Gonzalo Fontaneda, Julian Ir¨ªzar, Miquel Inchausti, Subier y una joven despedida de Gabil¨®n.
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