Por primera vez, los norteamericanos pudieron hablar por tel¨¦fono con su presidente
Adem¨¢s de elegir un presidente cada cuatro a?os, los norteamericanos podr¨¢n, desde ahora, llamarle por tel¨¦fono una vez al mes. Y aunque las posibilidades que ten¨ªa la llamada de ser atendida eran de una contra 50.000, muchos lo intentaron ayer.Durante dos horas, el presidente Carter respondi¨®, desde el despacho oval de la Casa Blanca, a las preguntas de aproximadamente medio centenar de norteamericanos, que, armados con la paciencia de Job, marcaron durante horas un n¨²mero especial, libre de cargos, desde cualquier punto del pa¨ªs para comunicarse con su presidente.
La cadena de radio y televisi¨®n CBS fue la patrocinadora de este singular espect¨¢culo, retransmitido en directo por la radio y en diferido por la televisi¨®n, bajo el t¨ªtulo de ?Pregunte al presidente Carter?. Un complejo equipo t¨¦cnico para seleccionar las llamdas y la ayuda del veterano periodista Walter Cronkite, sentado junto a Carter en el despacho oval, contribuyeron a la realizaci¨®n del programa, que no tiene precedentes en la historia norteamericana.
La clara actitud populista de Carter, de la que hizo gala desde el d¨ªa mismo de su toma de posesi¨®n, alcanz¨® pr¨¢cticamente su c¨¦nit con este show radiof¨®nico, que s¨®lo podr¨¢ ser superado en espectacularidad por la ya anunciada intenci¨®n del presidente de alojarse en casas particulares durante sus viajes por el interior del pa¨ªs.
Si la iniciativa tiene el ¨¦xito que esperan los organizadores, nuevos programas radiof¨®nicos se repetir¨¢n una vez al mes. La cadena CBS tendr¨¢ que pagar 50.000 d¨®lares (m¨¢s de tres rnillones de pesetas) s¨®lo de las conferencias telef¨®nicas a larga distancia que se cargaron al n¨²mero especial, el 900-242-1611. Un centenar de selectores canaliz¨® las llamadas de todo el pa¨ªs hacia Washington, y aqu¨ª un complicado equipo electr¨®nico, manejado por veinte personas, eligi¨® a los afortunados.
Naturalmente, se tomaron precauciones. Como, por ejemplo, un bucle, que retras¨® en diez segundos la retransmisi¨®n, lo que dio tiempo a un censor de la CBS a cortar cualquier palabra malsonante o impropia.
Previamente, los ciudadanos que tuvieron la suerte de que su llamada fuera atendida por la centralita especial de la Casa Blanca, hubieron de dar sus datos personales y n¨²mero de tel¨¦fono, para ser posteriormente llamados, esperar un tiempo indeterminado y, por fin, o¨ªr al presidente Carter al otro lado del hilo.
El periodista Walter Cronkite se limit¨® a hacer una introducci¨®n al principio del programa y una despedida al final y a presentar a los comunicantes a Jimmy Carter. ?Se?or presidente, le va a hablar John Smith, de Nueva York?. ?Se?or Smith, al tel¨¦fono el presidente de Estados Unidos?. En una pantalla especial, situada ante Carter, aparecer¨ªan los nombres y apellidos del comunicante que se encontraba al tel¨¦fono en cada momento, lo que facilit¨® al presidente la labor de llamar a cada uno por su nombre.
Carter habl¨® a trav¨¦s de un micr¨®fono situado en su mesa, para evitarse estar dos horas sujetando el auricular del tel¨¦fono. Decenas de millares de norteamericanos no tuvieron esa suerte y se pasaron las dos horas marcando una y otra vez el m¨¢gico n¨²mero que podr¨ªa concederles una breve audiencia con su presidente, sin que la inmensa mayor¨ªa encontrara otra cosa que la se?al de que la l¨ªnea estaba ocupada.
Pese a lo perfecto del equipo empleado y a las precauciones tomadas, un directivo de una compa?¨ªa telef¨®nica reconoci¨® la posibilidad de que las comunicaciones normales pudieran verse afectadas por esta sobrecarga ins¨®lita. Quiz¨¢s por ello se eligi¨® realizar el programa en s¨¢bado, d¨ªa en que el tr¨¢fico telef¨®nico es muy inferior al habitual.
Despu¨¦s de su paseo desde el Congreso a la Casa Blanca el d¨ªa de su toma de posesi¨®n, de su primera ?charla junto a la chimenea?, de sus dos conferencias de prensa en un mes y de los discursos inespera dos durante sus visitas a las agencias federales, Jimmy Carter pre tende nuevamente con este show telef¨®nico apartar de la mente de sus ciudadanos la imagen de presidencia imperial que caracteriz¨® a varios de sus antecesores en el cargo.
Cuba
Entre las muchas preguntas que le fueron formuladas, Carter respondi¨® a una sobre Cuba. El presidente dijo que le gustar¨ªa hacer todo lo posible por suavizar las tensiones entre Estados Unidos y el r¨¦gimen de Fidel Castro.No obstante, el presidente precis¨® que aunque la retirada de las tropas cubanas en Angola no constituye una condici¨®n previa para iniciar conversaciones con La Habana en pos de la distensi¨®n, s¨ª lo ser¨ªa para el restablecimiento de relaciones normales. Tambi¨¦n lo ser¨ªa, seg¨²n Carter, la reafirmaci¨®n del respeto a los derechos humanos.
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