El dif¨ªcil gobierno desde el centro: Portugal / 3
Resulta sorprendente que desde hace algunos meses apenas si se habla de Portugal. Parece como s¨ª nuestros vecinos, tras haber. acaparado la atenci¨®n pol¨ªtica de nuestros comentaristas durante alg¨²n tiempo, hubieran desaparecido de la faz del mundo. Recordemos un' instante aqu¨¦llos hechos que parecen pertenecer a la prehistoria pol¨ªtica de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica: el 24 de abril de 1974 un levantamiento militar termin¨® con la dictadura de Caetano (continuador ilustrado de la obra de Salazar), que cay¨® como un castillo de naipes, sin que nadie se alzara en su defensa. Sigui¨® un per¨ªodo confuso en el que durante algunos meses no estuvo claro qu¨¦ tipo de autoritarismo iba a prevalecer: el del general Sp¨ªnola, perfectamente libre de toda contaminaci¨®n liberal y humanista, o el del se?or Cunhal, libre de las horrendas tentaciones,. del ?eurocomunismo?. Estas incertidumbres se despejaron finalmente hace un a?o, cuando el general Eanes (conservador) fue elegido como presidente de la Rep¨²blica y encarg¨® al se?or Soares (socialista moderado) el formar Gobierno.Desde que el se?or Soares form¨® su Gobierno y comenz¨® a abordar los problemas de fondo, pol¨ªticos y econ¨®micos, de la sociedad portuguesa, el tema portugu¨¦s ha desaparecido, como por arte de magia, de nuestro horizonte pol¨ªtico. ?Qu¨¦ l¨¢stima! Al contrario que sus predecesores, el se?or Soares ha recibido el mandato de reorganizar la econom¨ªa del pa¨ªs y administrarlo de forma duradera y estable. Su partido, de izquierda moderada, ha tenido que hacer frente a una grave situaci¨®n econ¨®mica en la que inflaci¨®n, paro y d¨¦ficit exterior alcanzan proporciones inusitadas y en las que adem¨¢s, como consecuencia de dos a?os de discusi¨®n pol¨ªtica intensa y de intenso olvido de la administraci¨®n econ¨®mica, las reglas de base del juego econ¨®mico han, quedado profundamente alteradas. A efectos pr¨¢cticos, la iniciativa privada ha dejado de existir; en parte a causa de las nacionalizaciones (algunas de las cuales eran sin duda necesarias), pero en parte tambi¨¦n porque durante muchos meses la organizaci¨®n de la econom¨ªa portuguesa pareci¨® orientarse hacia la planificaci¨®n integral, lo cual provoc¨® la emigraci¨®n de los t¨¦cnicos y la fuga de capitales hacia el extranjero. Por otra parte, de cara a un fuerte aumento del paro, los Gobiernos que precedieron al del se?or Soares prohibieron en la pr¨¢ctica el despido, con lo cual las escasas perspectivas de inversi¨®n que se ofrec¨ªan a la iniciativa privada terminaron por desaparecer.
Esta es la situaci¨®n que hered¨® el se?or Soares el verano de 1976. Desde entonces, este socialista moderado ha tenido que hacer frente a la dif¨ªcil tarea de restaurar en cierta medida los mecanismos de base de la econom¨ªa de mercado: se ha comprometido a no nacionalizar m¨¢s empresas, a permitir en la pr¨¢ctica los despidos, a limitar la intervenci¨®n del Estado a los casos en que se demuestre indispensable. Ha tenido que demostrar a los acreedores de Portugal (que son muchos) que poco a poco se ir¨¢n corrigiendo los desequilibrios existentes. Que la econom¨ªa portuguesa es viable. Que el pa¨ªs, por muy dif¨ªcil que sea hoy la situaci¨®n, tiene un porvenir. En una palabra, el se?or Soares ha tenido que gobernar. Por otra parte, el se?or Soares est¨¢ demostrando que en una situaci¨®n tan dif¨ªcil como la que Portugal atraviesa en estos momentos, un Gobierno de izquierda moderada puede resolver los problemas del pa¨ªs mejor que cualquier otro y especialmente que un eventual Gobierno de derechas.
Esta demostraci¨®n, este intento, deber¨ªan constituir para nosotros un objeto prioritario de discusi¨®n y econ¨®mica portuguesa dista mucho de parecerse a la nuestra. No debe olvidarse en efecto que Portugal atraviesa las secuelas de un proceso de descolonizaci¨®n que ha ocasionado un aumento repentino de la poblaci¨®n residente del orden del 10%, que la administraci¨®n econ¨®mica de Salazar-Caetano fue sin duda peor que la que nosotros conocimos (que ya es decir) y que el grado de desarrollo de Portugal es bastante inferior al nuestro.
A pesar de todo, el intento de Soares de gobernar Portugal desde el centro, canalizando un proceso de reforma de tal manera que sea viable a medio plazo, es un intento que merece ser seguido con atenci¨®n. La experiencia de una gesti¨®n socialista -y moderada- a nuestras puertas tal vez sea para nosotros m¨¢s importante que los vaivenes reacci¨®n- revoluci¨®n que marcaron los inicios de la experiencia portuguesa. Tanto m¨¢s cuanto que esta experiencia transcurre en un clima indiscutible de libertad.
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