Los tipos de inter¨¦ dividen a la gran banca
Cuestionario1. ?Cree que la libertad de tipos de inter¨¦s estimular¨ªa el ahorro?
2. Caso de estar a favor de la liberaci¨®n de los tipos de inter¨¦s, ?se inclinar¨ªa por una libertad completa y de una sola vez para todos los tipos de bancos y cajas, o preferir¨ªa una libertad parcial y paulatina, por ejemplo los tipos de activos y pasivos m¨¢s de un a?o primero, para pasar m¨¢s tarde a la liberalizaci¨®n general?
3. ?Opina que esa liberalizaci¨®n deber¨ªa extenderse tambi¨¦n a los fondos p¨²blicos e ir acompa?ada de una reestructuraci¨®n del actual cr¨¦dito oficial?
BANCO CENTRAL
ALFONSO ESCAMEZ PresidenteEl tema que se plantea es m¨¢s complejo que el del est¨ªmulo al ahorro, porque una medida de liberalizaci¨®n de los tipos de inter¨¦s tiene efectos m¨¢s amplios, que afectan a todo el sistema monetario.
Parece claro, y as¨ª ha sido confirmado por el Gobierno, que los objetivos de las actuaciones inmediatas m¨¢s aconsejables deben centrarse en moderar la inflaci¨®n, conseguir un equilibrio de la balanza de pagos, llegar al m¨¢ximo nivel de empleo y mejorar las condiciones de competitividad de nuestra econom¨ªa de cara a los mercados exteriores, lo cual comporta un aumento de productividad.
En este marco, hay que contemplar el encaje que tendr¨ªa una medida liberalizadora de los tipos de inter¨¦s y sus efectos a corto y medio plazo dentro de la realidad estructural del sistema productivo espa?ol.
Hay que enunciar, como primera premisa, que una medida liberalizadora de los tipos de inter¨¦s incidir¨ªa de modo inmediato, y para corto y medio plazo, en un alza importante de los tipos legales vigentes, tanto para operaciones pasivas como activas, de la Banca y entidades de cr¨¦dito.
Tambi¨¦n hay que enunciar, con un pleno convencimiento, que ninguna medida al alza de los tipos de inter¨¦s es capaz, en estos momentos, de incentivar o generar nuevas fuentes de ahorro en forma sensible, salvo las cantidades que pudieran desplazarse de otros canales, como el mercado primario y secundario de valores, con grave detrimento de ¨¦stos. Tendr¨ªa, eso s¨ª, de manera inmediata, un efecto directo para encarecer el costo del dinero en todos los circuitos financieros del sistema.
Encontramos que esta medida liberalizadora estar¨ªa en franca contradicci¨®n con los objetivos fijados, como se deduce contempl¨¢ndolos uno a uno, seg¨²n hacemos a continuaci¨®n.
Inflaci¨®n
Reconocido que, por sus ra¨ªces estructurales, nuestra inflaci¨®n es, fundamentalmente, de costes, y admitiendo, como es f¨¢cilmente demostrable, la dependencia de la financiaci¨®n externa general en toda la estructura empresarial espa?ola -m¨¢xime en ese cap¨ªtulo tan importante que es la financiaci¨®n de la corriente comercial a trav¨¦s del descuento bancario a corto plazo-, caben pocas dudas de que cualquier encarecimiento del dinero tiene repercusi¨®n directa sobre los costes de los productos y, como todo factor que incide en los costos, se convierte en un elemento multiplicador a la hora de determinar los precios finales, con lo que su influencia en la inflaci¨®n ser¨ªa muy significativa y estar¨ªa en abierta contradicci¨®n con el objetivo de moderarla, que a todos nos parece necesario.
Tendenc¨ªa al equilibrio de la balanza de pagos
Para ello, ser¨¢ precisa la productividad con un mayor nivel de competencia internacional, si se desea fomentar las exportaciones, hecho, por otra parte, que puede no depender solamente del nivel de precios, y s¨ª, en mayor medida, de la reducci¨®n de la capacidad de compra mundial, que nos afecta muy directamente por no tener productos b¨¢sicos en nuestra oferta internacional.
El encarecimiento del coste del dinero disminuye a corto plazo -creemos que con efectos a medio y largo plazo- las condiciones de competitividad de nuestra econom¨ªa, de cara a los mercados exteriores, y reduce, asimismo, sin duda alguna y en beneficio de no sabemos qui¨¦n exactamente, los ¨ªndices de productividad de las empresas.
Puede buscarse el equilibrio de la balanza de pagos por el camino de la sustituci¨®n de importaciones, que parece m¨¢s eficaz y, sobre todo, m¨¢s a nuestro alcance. Para seguir esta l¨ªnea es necesario atender con prioridad a un mayor aprovechamiento de nuestros recursos naturales, y para ello se requiere inversi¨®n.
Parece que estamos todos de acuerdo en que la inversi¨®n en nuestro pa¨ªs lleva alg¨²n tiempo deprimida, con tendencia, cada d¨ªa m¨¢s acusada, en esta trayectoria. Un incremento de los costos financieros importante, como el que aqu¨ª se producir¨ªa, podr¨ªa llegar casi a anularla totalmente. Lo que, evidentemente, no har¨ªa es estimularla lo m¨¢s m¨ªnimo.
Existen, efectivamente, canales privilegiados de financiaci¨®n a trav¨¦s del coeficiente de inversi¨®n de la Banca e institucionis de cr¨¦dito y del acceso preferente al cr¨¦dito oficial. Sin pararnos a comentar lo que esto supone de contradicci¨®n con el sistema de libre empresa que el Gobierno propugna, por las profundas diferencias que crea entre cada sector de actividad, s¨ª puede destac airse que, junto a un volumen, recientemente ampliado, del porcentaje de los dep¨®sitos que se obliga a destinar a estos canales privilegiados, se pueda pretender ahora un aumento del costo del dinero para las otras actividades, estableciendo una mayor diferenciaci¨®n.
Los canales privilegiados suelen afectar solamente de un modo parcial a la financiaci¨®n global de cualquier empresa que se considere, y tendr¨ªamos as¨ª la paradoja de que, mientras se le facilita a un te¨®rico empresario financiaci¨®n barata para sus exportaciones, les recargamos el costo financiero de sus procesos de producci¨®n, de sus stocks de sus inversiones de mantenimiento y reposici¨®n, y, en definitiva, de la parte financiera posiblemente m¨¢s importante en cuanto a su incidencia en los costos del producto.
Si pensamos en inversiones nuevas con objeto de programar a medio plazo el aprovechamiento de nuestros recursos naturales y la sustituci¨®n de importaciones, el alza de los tipos de inter¨¦s, que se derivar¨ªa de su liberalizaci¨®n, en estos momentos, puede llegar a paralizar cualquier iniciativa en este sentido, ya que a¨²n en las tasas actuales el costo financiero es muy alto, incluso el del cr¨¦dito oficial, y unido a otros factores de riesgo condicionados, por el ambiente general del pa¨ªs, mantienen la inversi¨®n en una aton¨ªa s¨®lo rota aisladamente por la decisi¨®n de algunos grandes grupos industriales o de la actividad estatal.
El dinero caro fomentar¨ªa, sin embargo, inversiones especulativas, que son las ¨²nicas en las que el costo financiero tiene una menor ponderaci¨®n.
Nivel de empleo
La consecuci¨®n de este objetivo requiere una pol¨ªtica a medio plazo capaz de generar los puestos de trabajo y la reconversi¨®n t¨¦cnica del personal, que permita absorber la mano de obra disponible. Volvemos a encontramos aqu¨ª con la necesidad de acometer importantes inversiones, que s¨®lo pueden ser programadas si los costos de la financiaci¨®n hacen viables los proyectos. En este camino, el incentivo y apoyo a la inversi¨®n previstos por el Gobierno quedar¨ªan anulados ante un alza del tipo de inter¨¦s.
Decimos que la pol¨ªtica de empleo debe ser contemplada a medio plazo, vista como objetivo estructural, ya que a corto plazo s¨®lo tenemos el camino de incentivar el consumo con criterio m¨¢s o menos selectivo, y, aun cuando no es el fin de esta nota comentar las ventajas o inconvenientes de esta medida y de actuar en este sentido, caben pocas dudas de que la liberalizaci¨®n del tipo de inter¨¦s, al encarecer el costo del dinero, debe tener efectos restrictivos en el nivel de consumo, produciendo, sin embargo, al mismo tiempo, tensiones inflacionistas, ya que, como hemos puesto de manifiesto anteriormente, la inflaci¨®n depende de los costos mucho m¨¢s que de la demanda.
Hemos hablado de la subordinaci¨®n de la financiaci¨®n externa por parte de la empresa espa?ola. Ello indica que la modificaci¨®n del tipo de inter¨¦s al alza afectar¨¢ muy directamente a la cuenta de explotaci¨®n de gran n¨²mero de empresas. Ante una situaci¨®n de crisis, se debe pensar seriamente si es oportuno introducir un nuevo elemento que tender¨ªa ¨¢ complicarla a¨²n m¨¢s y, sobre todo, se debe decidir previamente si se est¨¢ dispuesto a aceptar el cierre de las actividades industriales que quedar¨¢n marginadas, puesto que es muy f¨¢cil dar este dato como una consecuencia l¨®gica de la libertad empresarial en un plano te¨®rico, pero la experiencia nos demuestra que, cuando llegan a plantearse las circunstancias, el Gobierno acaba, por una u otra v¨ªa, haci¨¦ndose cargo de la explotaci¨®n deficitaria.
La liberalizaci¨®n del tipo de inter¨¦s en una onda larga puede llevar el germen, en el estado actual de la cuesti¨®n empresarial en Espa?a, de una crisis estructural de grandes proporciones, que podr¨ªa acelerar las tendencias estatificadoras o socializadoras de todo el sistema econ¨®mico.
No se nos oculta que en el mercado existen pr¨¢cticas anormales realizadas por algunos bancos que, por la v¨ªa de lo que hemos dado en llamar el extratipo, han creado un mercado pasivo y activo de tipos ilegales de inter¨¦s que, de hecho, son preludio de una liberalizaci¨®n.
No parece que sea preciso argumentar demasiado, para que aqu¨ª no se confunda, una justificaci¨®n ante la falta de autoridad para imponer el cumplimiento de las normas legales por parte de los organismos competentes, con las necesidades de modificar la estructura misma del mercado del dinero.
Estamos tratando, en definitiva, de una decisi¨®n pol¨ªtica. El pa¨ªs requiere inversi¨®n, creaci¨®n de puestos de trabajo, competitividad de sus productos, y uno de los medios de conseguirlo es el que las empresas y los empresarios dispongan de financiaci¨®n en condiciones adecuadas, m¨¢xime en el escaso nivel de capitalizaci¨®n que caracteriza a las empresas.
Para que el dinero est¨¦ en estas condiciones convenientes, es posible que hasta ahora se haya venido sacrificando al ahorro, pero obs¨¦rvese que no al ahorro que corre el riesgo empresarial, sino al que se remansa a trav¨¦s de las instituciones de cr¨¦dito y juega la baza de la seguridad. Primar a este ahorro en detrimento de la inversi¨®n puede llevar impl¨ªcita una iniciativa de extraordinaria gravedad como hipoteca de nuestro futuro.
Estamos condicionados, adem¨¢s, por la ejecutoria de muchos a?os en que la inversi¨®n ha sido factible gracias a emisiones de renta fija y canalizaci¨®n de ahorros por medio de las Bolsas de comercio. Las carteras de bancos, cajas de ahorro, sociedades de inversi¨®n, compa?¨ªas de seguros y otras instituciones de cr¨¦dito y financiaci¨®n, y los m¨¢s de cinco millones de inversores burs¨¢tiles que hay en la actualidad en nuestro pa¨ªs, avalan el grado del esfuerzo que se ha realizado.
Como este proceso es irreversible, una medida liberalizadora de los tipos de inter¨¦s que no contemplara esta situaci¨®n supondr¨ªa un grav¨ªsimo perjuicio para todos estos ahorradores e inversores, que quedar¨ªan defraudados de una forma bastante definitiva.
Creemos que aqu¨ª hay otra decisi¨®n pol¨ªtica. Si las autoridades se decidieran por la liberalizaci¨®n de los tipos de inter¨¦s, deben ser conscientes de que est¨¢n optando por la anulaci¨®n del mercado de capitales y de las bolsas de comercio.
Por ¨²ltimo, y aunque sea un tema m¨¢s estrictamente bancario, ser¨ªa preciso considerar la situaci¨®n en que se encontrar¨ªan las inversiones obligatorias en el coeficiente de inversi¨®n, tanto, en su modalidad de fondos p¨²blicos, cuya desproporci¨®n entre la retribuci¨®n actual y el costo financiero ya es muy acusada y tender¨ªa a agravarse a¨²n m¨¢s, como en las operaciones de cr¨¦dito especiales, donde se producir¨ªa el mismo fen¨®meno.
Una reforma del sistema monetario espa?ol tan importante como la que supondr¨ªa la liberalizaci¨®n de los tipos de inter¨¦s no puede ser una medida aislada, y, si se siguiera por este camino, aparte del criterio de oportunidad que en estos momentos es absolutamente negativo, deber¨ªa plantearse la reforma global del sistema econ¨®mico en una nueva concepci¨®n que compensara y encauzara los efectos de cada medida aislada.
BANCO HISPANO
ALBERTO OLIART Consejero director general1. El tipo de inter¨¦s es uno de los determinantes fundamentales del ahorro, adem¨¢s del nivel de la renta y de la variaci¨®n de los precios. El efecto se dejar¨¢ sentir sobre todo a medio plazo. Los pa¨ªses que en la ¨²ltima d¨¦cada procedieron a una elevaci¨®n de los tipos de inter¨¦s
reales han conseguido aumentos muy importantes en sus niveles de ahorro e inversi¨®n. Los ¨²ltimos avances en las teor¨ªas que ligan el sistema financiero con el desarrollo econ¨®mico prueban irrevocablemente la necesidad de acercar los tipos de inter¨¦s al coste de oportunidad del capital para elevar el crecimiento econ¨®mico y el nivel de empleo.
En cualquier caso, el dilema no est¨¢ en elegir entre dinero caro o barato, sino que se pague por el dinero el precio necesario en cada momento o resignarse a su inevitable racionamiento.
2. Me inclinar¨ªa por una liberalizaci¨®n paulatina pero decidida. Ahora bien, como dec¨ªa en mi carta EL PAIS del d¨ªa 13 de este mes, somos partidarios de un aumento progresivo y gradual de los tipos de inter¨¦s de las c¨¦dulas de inversi¨®n, en las que hoy est¨¢ invertido el 13 % de los dep¨®sitos bancarios y tambi¨¦n una subida de los tipos de inter¨¦s de los cr¨¦ditos del coeficiente de inversi¨®n, excepto los destinados a exportaci¨®n.
La contrapartida de esta medida era de ampliar la liberalizaci¨®n de los tipos de inter¨¦s de activo y pasivo, entre uno y dos a?os.
3. El cr¨¦dito oficial realiza dos importantes funciones: subsidiar ciertas empresas a trav¨¦s de tipos de inter¨¦s especialmente bajos y suministrar cr¨¦dito a sectores o plazos de vencimiento desatendidos por las instituciones financieras privadas y semioficiales. La primera funci¨®n no tiene justificaci¨®n l¨®gica. Es cierto que existen sectores o empresas cuya importancia desde el punto de vista de toda la sociedad justifica la necesidad de otorgarles subsidios. Pero tanto por razones de justicia social, como para fomentar la eficiencia del sistema econ¨®mico, ¨¦stos subsidios deben hacerse directa y abiertamente con cargo al erario p¨²blico y no a trav¨¦s del tipo de inter¨¦s. La necesidad de la segunda funci¨®n -suministrar cr¨¦dito a sectores o plazos de vencimiento desatendidos- proviene en parte de las propias distorsiones administrativas impuestas sobre los tipos. de inter¨¦s. Cuando, como ha ocurrido durante a?os, los tipos de inter¨¦s son irreales en determinados comportamientos de la actividad econ¨®mica, se produce un exceso de demanda de cr¨¦dito. Las instituciones privadas se ven entonces obligadas a racionar el cr¨¦dito libre y a suministrarlo al menor plazo posible. Pero al liberalizar los tipos de inter¨¦s se paliar¨ªan las tensiones por exceso de demanda y las instituciones crediticias podr¨ªan adecuar en mayor medidael cr¨¦dito a los sectores y plazos necesarios.
En un momento como el actual, lo l¨®gico, dentro de un sistema que funcionara sin distorsiones, ser¨ªa que el cr¨¦dito a corto plazo fuera algo m¨¢s caro de lo que es, y el cr¨¦dito a largo plazo, que es el cr¨¦dito normalmente destinado a la inversi¨®n, fuera algo m¨¢s barato.
BANCO DE SANTANDER
Las tres preguntas est¨¢n relacionadas y giran todas ellas alrededor de la normalizaci¨®n y liberaci¨®n de los tipos de inter¨¦s, tema que es objeto de estudio en estos d¨ªas por parte del Ministerio de Hacienda. Por ello, cuando conozcamos las medidas podremos opinar con rnayor conocimiento de causa.Ahora bien, nosotros creemos que la liberalizaci¨®n de los tipos de inter¨¦s no ser¨ªa conveniente en ¨¦stos momentos para Espa?a. Tendr¨ªa efectos perjudiciales en la Bolsa, en el mercado monetario, en el coste de los cr¨¦ditos de las empresas,etc¨¦tera.
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