Torrente Ballester leer¨¢ hoy su discurso de ingreso en la Academia
Gonzalo Torrente Ballester leer¨¢ hoy su discurso de ingreso en la Real Academia Espa?ola de la Lengua, discurso que ser¨¢ respondido por Camilo Jos¨¦ Cela. Pocas horas antes de su ?consagraci¨®n? como acad¨¦mico hemos hablado con ¨¦l en su domicilio salmantino.
M. M. R¨®sell: ?Qu¨¦ supone para usted el ingreso oficial en la Academia?Gonzalo Torrente Ballester: La emoci¨®n que pueda traer eso ya est¨¢ un poco aliviada porque fui elegido hace dos a?os. Ahora no es m¨¢s que un tr¨¢mite.
M. M. R: ?Todav¨ªa es importante ingresar en la Academia?
G. T. B: S¨ª. Hay quien lo confiesa y quien no lo confiesa, pero a todos nos gusta.
M. M. R: ?Por qu¨¦?
G. T. B.: La Academia es una instituci¨®n que tiene a su cargo la vigilancia del idioma que me parece muy importante -y en estos momentos m¨¢s que en otros-; que lo est¨¢ haciendo bastante bien, sobre todo, si se tiene encuenta que se encuentra desasistida de todo apoyo; que lo hace con un criterio muy amplio de apertura sin ser purista ni intransigente. Esto me parece suficiente como justificaci¨®n de su existencia. Por otra parte, es un lugar donde se trabaja mucho. En la Academia est¨¢n hoy los fil¨®logos y ling¨¹istas m¨¢s importantes de Espa?a, de manera que, en ese sentido, representa la reuni¨®n de un equipo de cient¨ªficos. Para los que no lo somos, significa un premio. Un premio a una obra, a un trabajo, a una paciencia.
M. M. R.: Algunos escritores parecen haber recobrado un creciente inter¨¦s por los medios de comunicaci¨®n.
G. T. B.: Los medios de comunicaci¨®n han sido siempre los instrumentos del escritor, lo que pasa es que ahora est¨¢n manipulados con un criterio totalmente distinto.
M. M. R.: ?De qu¨¦ manera?
G. T. B.: Ha cambiado el que la gente tenga pocas ideas y breves. Esto que han hecho las dictaduras de concretar el pensamiento pol¨ªtico en una frase, en un slogan como se dice en ingl¨¦s, empobrece enormemente las ideas del lenguaje.
M. M. R.: ?Considera usted que en el lenguaje informativo hacia el que ahora se tiende, puede encontrarse la ra¨ªz de ese empobrecimiento a que alude?
G . T. B.: En cuanto a periodista soy muy viejo. Yo no he aprendido ninguna t¨¦cnica. No he ido a ninguna escuela. Pero los peri¨®dicos de ahora est¨¢n muy mal escritos. Mucho peor que antes. Por otra parte, la noticia es ahora el mito del periodismo. La noticia se reduce al titular. Todas las noticias de un peri¨®dico podr¨ªan incluirse en una o dos columnas.
M. M. R.: ?Cu¨¢l ser¨ªa entonces la base del periodismo?
G. T. B.: La informaci¨®n. El resto debe ser el comentario. Porque lo que hace falta es orientar a la gente sobre lo que sucede. El peri¨ªdico, por definici¨®n, debe ser ideol¨®gico. La noticia en s¨ª no tiene entidad apenas.
M. M. R.: ?Qu¨¦ aportan los escritores que escriben en peri¨®dicos y revistas?
G. T. B.: Con una relaci¨®n fija est¨¢n Mars¨¦, Delibes, Cela... Goytisolo, menos. Algunos viven de eso. Otros tienen necesidad de comunicar cosas que no pueden hacerlo por la novela. Benet, por ejemplo, es un hombre que se prodiga poco. Unos lo dicen y otros se lo callan. Yo escribo todas las semanas en un peri¨®dico y digo bastante.
M. M. R.: ?Qu¨¦ dir¨¢ en su discurso ?Acerca de la novela y el novelista??
G. T. B.: Mi discurso no tiene importancia. Es un discurso breve concebido como discurso, no como trabajo erudito o cient¨ªfico. No va a descubrir nada y se limita a describir lo que es un novelista y lo que es una novela, aceptando la falacia de la generalizaci¨®n he buscando aquellas notas que coinciden en casi todas las novelas o, por lo menos, en la novela tradicional.
M. M. R.: ?Tienen los gallegos una especial capacidad imaginativa?
G. T. B.: No creo en la especificidad ni en la superioridad de la raza, porque no creo en las razas. Tal vez nuestra cultura campesina y popular, m¨¢s atrasada que otras, conservaba muchos elementos folkl¨®ricos excitantes de la imaginaci¨®n. Los gallegos que hemos vivido en el campo ten¨ªamos contacto con un mundo m¨¢gico, tradicional, n¨®rdico que ha excitado nuestra imaginaci¨®n.
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