La obra teatral de un torero
Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas, cuya obra dram¨¢tica -tres piezas breves, Sinraz¨®n, Zaya y Ni m¨¢s ni menos- acaba de editarse al cuidado de Antonio Gallego Morell, no es el ¨²nico torero intelectual que ha tenido este pa¨ªs -habr¨ªa que recordar a Domingo Ortega-, pero s¨ª el que tuvo una vocaci¨®n literaria m¨¢s aut¨¦ntica. Si a ello se une el que su muerte, cogido por un toro en la plaza de Manzanares el 12 de agosto de 1934, iba a inspirar una de las m¨¢s hermosas eleg¨ªas de toda la poes¨ªa espa?ola -el Llanto por Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas, de Garcia Lorca, su gran amigo-, no es extra?o que su figura se haya convertido, como escribe Gallego Morell, en su excelente pr¨®logo a la edici¨®n, en un verdadero mito.S¨¢nchez Mej¨ªas no era el andaluz gitano, sino "el andaluz cl¨¢sico, grave, perfilado y severo de la Sevilla de Trajano", tal como lo recuerda otro de sus grandes amigos, Rafael Alberti, en sus Memorias. El propio Lorca, en su eleg¨ªa, no olvida se?alar lo que le separa del gitano: ?Aire de Roma andaluza / le doraba la cabeza.? Nacido en Sevilla, en 1891, el mismo a?o que Pedro Salinas, hijo y hermano de m¨¦dicos, prefiri¨®, desde muy joven, la poes¨ªa y los toros a la medicina. En los primeros a?os veinte se inici¨® su relaci¨®n con los poetas de la generaci¨®n del 27, y su amistad con todos ellos, sobre todo con Lorca, Alberti y Fernando Villal¨®n. Fue S¨¢nchez Mej¨ªas quien pag¨® los gastos del famoso viaje a Sevilla de los poetas de la generaci¨®n en diciembre de 1927, para que leyeran sus poes¨ªas en el Ateneo sevillano. Pocos meses despu¨¦s, en marzo de 1928, estrenaba S¨¢nchez Mej¨ªas su primera pieza dram¨¢tica, Sinraz¨®n, representada por la compa?¨ªa de Mar¨ªa Guerrero en el teatro Calder¨®n de Madrid. Todos sus amigos poetas, admiradores del torero escritor, fueron a aplaudirle el d¨ªa del estreno, y al d¨ªa siguiente aparec¨ªan cr¨ªticas favorables en la prensa madrile?a, firmadas, entre otros" por Melchor Fern¨¢ndez Almagro y Enrique D¨ªez Canedo. Este ¨¦xito -la obra fue tambi¨¦n representada en provincias- favoreci¨® el estreno de su segunda obra, Zaya que tuvo lugar en el teatro Pereda de Santander en agosto del mismo a?o, pero ya con escaso ¨¦xito por ser pieza muy inferior. S¨¢nchez Mej¨ªas se hallaba entonces retirado de los toros, pero en 1934, ya al filo de los 45 a?os, decide volver a torear, y reaparece en la plaza de C¨¢diz el 15 de julio. Verano fat¨ªdico. El 12 de agosto, en la plaza de Manzanares va a torear S¨¢nchez Mej¨ªas su ¨²ltima corrida. Una tremenda cornada del primer toro acaba con su vida, que se extingue al d¨ªa siguiente en Madrid, tras una operaci¨®n ya in¨²til por la mucha p¨¦rdida de sangre. Lorca se entera en Santander de la muerte de su amigo y escribe su famosa eleg¨ªa, casi al mismo tiempo que otro gran amigo del torero, Rafael Alberti, navegando por el mar Negro, escribe la suya, con el t¨ªtulo Verte y no verte. Ambas eleg¨ªas ven la luz en 1935. La de Lorca en las Ediciones de Cruz y Raya que dirig¨ªa Jos¨¦ Bergam¨ªn con espl¨¦ndidos dibujos del pintor Jos¨¦ Caballero. La de Alberti, en M¨¦xico, editada por Miguel N. Lira, con dibujos de Manuel Rodr¨ªguez Lozano, y reeditada por Bergam¨ªn, al a?o siguiente, 1936, en sus Ediciones de Cruz y Raya.
Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas:
Teatro. Edici¨®n de A. Gallego Morell.Ediciones del Centro. Madrid. 1976.
Una lectura actual de las tres piezas teatrales de S¨¢nchez Mej¨ªas deparar¨¢ al lector no poca sorpresa. La misma que produjo a los espectadores que fueron al estren¨® de la primera, Sinraz¨®n, en 1928. Cuando esperaban una obra sobre el tema de los toros, se encontraron con un juguete tr¨¢gico -as¨ª la subtitula el autor- cuya edici¨®n transcurre en un manicomio, con un planteamiento muy en la l¨ªnea del sicoan¨¢lisis freudiano. Oportunamente recuerda Gallego Morell en su pr¨®logo que S¨¢nchez Mej¨ªas se anticipa con su Sinraz¨®n a otra obra que aborda el tema del sicoan¨¢lisis: Las adelfas, de Antonio y Manuel Machado, que se estrena en Madrid el mismo a?o, pero siete meses despu¨¦s. Y tampoco olvida Gallego Morell se?alar que el tema de la locura, con su doble cara de farsa y tragedia, es abordado por otros dos autores de la vanguardia de entonces: Valent¨ªn Andr¨¦s Alvarez, en Tarari, y Claudio de la Torre, en Tic-Tac, una y otra posteriores a Sinraz¨®n, farsa de locos que hoy podr¨ªa representarse con ¨¦xito, por su excelente t¨¦cnica dram¨¢tica y su evidente teatralidad, Subraya tambi¨¦n el prologuista la importacia de la penetraci¨®n de las teor¨ªas de Freud en la creaci¨®n literaria espa?ola -poes¨ªa, novela, teatro-, que se debi¨® sin duda a la temprana traducci¨®n de las obras del gran sicoanalista vien¨¦s, realizada por Luis L¨®pez Ballesteros, empresa impulsada y prolongada por Ortega y Gasset.
Menos interesante me parecen las otras dos piezas de S¨¢nchez Mej¨ªas reunidas en el volumen, que hasta ahora hab¨ªan permanecido in¨¦ditas en libro: Zaya y Ni m¨¢s ni menos. La primera cuenta la historia de un torero retirado de los toros, que resiste a la tentaci¨®n de volver a ellos, aunque sea como espectador presionado por su mujer. Parece probable el fondo auto biogr¨¢fico de esta comedia andaluza, cuya acci¨®n transcurre en la finca de campo del ex torero, y cuyo conflicto. se nos antoja hoy un tanto ingenuo.. En cuanto a la ¨²ltima de las obras, Ni m¨¢s ni menos, -una farsa de ultratumba, como la llama Gallego Morell-, vuelve S¨¢nchez Mej¨ªas a un teatro de vanguardia mucho m¨¢s atrevido que el de Sinraz¨®n. El protagonista tiene una doble vida: el elegante Lord Lister, de la aristocracia londinense, es al mismo tiempo el ladr¨®n Raffles. Pero este: comienzo de comedia policiaca se transforma pronto en un ?auto infernal a lo divino? con aparici¨®n de lo maravilloso del m¨¢s all¨¢, culminando con la resurrecci¨®n de la carne en el tercer acto. Se comprende que la obra pese a la audacia de su concepci¨®n y a su calidad literaria, no se representase en su tiempo. ?Merecer¨ªa representarse hoy, como afirma Gallego Morell en su pr¨®logo? Pienso que s¨®lo en un teatro experimental ser¨ªa posible. Su comercialidad me parece absolutamente nula en un escenario de hoy.
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