Con el turismo hemos topado
Manuel Ferrand ha escrito una novela picaresca en la que como en los cl¨¢sicos del g¨¦nero, se dan cita el relato autobiogr¨¢fico y la s¨¢tira de las costumbres contempor¨¢neas, en este caso relacionadas con los negocios tur¨ªsticos. Constituyen ¨¦stos la realidad a que alude el t¨ªtulo de su novela, en el doble sentido de tratarse del negocio m¨¢s reciente y reluciente de los que cuajaron el boom desarrollista espa?ol, sino tambi¨¦n en el sentido de tratarse de un negocio ping¨¹e, si los hay, o m¨¢s bien, si los hubo, porque la novela de Ferrand se pliega a la realidad de muchos de los negocios de este g¨¦nero, m¨¢s ¨¢vidos de explotar, como fuese, una coyuntura excepcional, que de crear una industria seria y resistente.Con alguna leve excepci¨®n, la novel¨ªstica de Manuel Ferrand no se hab¨ªa metido tan abiertamente en los vericuetos de la s¨¢tira o, por mejor decir, del humor sat¨ªrico. S?, como sus compa?eros de narrativa andaluza, en la transcripci¨®n novelesca de unas realidades sociales, pero el examen de las que hall¨® alrededor (como otros novelistas, tal que Alfonso Grosso en La buena muerte) ten¨ªa que toparse con la realidad del turismo, fuente de una transformaci¨®n social y de un tipo de vida espec¨ªfico modificador del existente en un pueblo de un modo radical. Sobre esta realidad, que no solo se da en Andaluc¨ªa, pero que se fij¨® con volumen importante en el sol y las playas de la regi¨®n, Ferrand ha montado su observatorio y ha enfocado su atenci¨®n sobre las tripas del negocio de una promoci¨®n tur¨ªstica.
Manuel Ferrand
El negocio del siglo Editorial Planeta, S.A. Barcelona, 1977. 255 p¨¢ginas
Aparte de las dos grandes fuentes que confluyen sobre la novela picaresca, el talante p¨ªcaro-honesto del narrador en primera persona, tan subjetivo revelador de lo m¨¢s profundo del pensamiento del autor en toda su autenticidad y la mirada con el mundo en tomo con el que convive el p¨ªcaro, a la vez que se siente interiormente moralista e incontaminado, ?El negocio del siglo? lleva impl¨ªcitas dos partes en su trama. La primera es la urdimbre del negocio promocional basado en la mixtificaci¨®n, la promesa y la capacidad de despertar, m¨¢s que la ilusi¨®n, los intereses de aquellos ante cuyos ojos espejea la codicia del negocio desmesurado secular efectivamente. La promoci¨®n prende fuego a la p¨®lvora de los intereses para convertirlos en intereses creados y que sean la primera realidad tangible en donde s¨®lo hab¨ªa prestidigitaciones e ilusionismo. Una vez levantado el tinglado que har¨¢ de Calvieja un lugar de atracci¨®n de extranjeros, la mirada de Ferrand se posa en la transformaci¨®n que esta operaci¨®n efect¨²a en las vidas de aquellos sobre cuyos hombros se monta el tinglado de la gran ilusi¨®n de mejorar. No hay mejora para el pueblo cuando la oleada del turismo llega a su bajamar. Hay cambio de postura ¨²nicamente,y si no les alcanza la sentencia final del busc¨®n don Pablos de que ?fu¨¦le peor?, no salen de su pobreza y de su servidumbre cuando llega el crack del fen¨®meno. La moraleja de Ferrand es pesimista y el libro termina con la impresi¨®n de un paisaje devastado en todos sus componentes, un cambio en el que s¨®lo ganaron los que jugaron a ganar en la cresta de la ola del negocio del siglo. La novela gira hacia la caricatura, pero su humor sat¨ªrico, manejado con destreza y convicci¨®n, conserva en sus rasgos abultados, exagerados, de las deformidades m¨¢s a la vista, la posibilidad de reconocerlos en sus l¨ªmites reales dentro de las franjas picarescas del fen¨®meno tur¨ªstico en el que antes que el vive como quieras se dio el gana como puedas, bajo el sol espa?ol. Es un libro divertido, pero no alegre, porque junto a la gran bulla, la procesi¨®n moral y social anda por dentro. El fondo moral del relato picaresco se cumple fatalmente.
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