La formaci¨®n de un grupo de combate, objetivo prioritario
Toda la capacidad de planificaci¨®n de la Marina espa?ola empieza a estar embargada por la creaci¨®n de lo que los marinos llaman un ?grupo de combate para formar el coraz¨®n de la ?Fuerza Naval? (que ellos escriben con may¨²sculas). Ese ?grupo de combate ? estar¨ªa constituido por un nuevo portaeronaves que sustituya al avejentado D¨¦dalo, m¨¢s sus unidades de escolta. El grupo, seg¨²n esa concepci¨®n, tendr¨ªa una misi¨®n de control mar¨ªtimo, de presencia naval y de ofensiva.Otra nueva direcci¨®n del crecimiento de la Marina es la construcci¨®n (en marcha) de los nuevos submarinos Agosta, que son considerados como predecesores de la esperada generaci¨®n de submarinos de propulsi¨®n nuclear.
El ?grupo de combate ? y la propulsi¨®n nuclear absorber¨¢n los esfuerzos principales de la Marina durante el decenio de los ochenta. Ninguno de los dos supone la ir corporaci¨®n de conceptos revolucionarios, pero constituyen, al decir de los marinos, los requisitos m¨ªnimos para que las potencia navales peque?as, como la espa?ola, conserven su posici¨®n relativa. Por otro lado, no existen planes para la adquisici¨®n de una d las ¨²ltimas tecnolog¨ªas marciales, ¨²til tanto para la marina como para la aviaci¨®n: el misil crucero, que es un arma relativamente poco complicada.La Marina anda a la compra de los planos de ese portaeronaves que se construir¨ªa en Espa?a. Lo que busca es lo que los norteamericanos llaman ?sea control ship?, o barco de control mar¨ªtimo. Se trata de una plataforma para helic¨®pteros y aviones de despegue vertical. Esta mezcla le da una enorme versatilidad. Puede ser usado para la lucha antisubmarina, la lucha de superficie, el combate a¨¦reo y operaciones anfibias. Parece ser que la Marina lo requiere para el combate de superficie y la lucha en el aire. La capacidad antisubmarina se confiar¨ªa a las unidades de escolta. Acaba de regresar de los Estados Unidos un equipo de t¨¦cnicos de la Baz¨¢n, que han estudiado los planes del ?sea control ship?. Este barco no ha sido desarrollado a¨²n en USA; el congreso no ha votado los fondos. Por lo dem¨¢s, existe un proyecto franc¨¦s, de propulsi¨®n nuclear, otro ingl¨¦s, convencional (de la Vospers Thorneycroft), y un anteproyecto italiano. En cuanto a las escoltas del portaeronaves, la vista parece estar puesta inicialmente en as fragatas de la clase Perry, norteamericana, que llevan helic¨®pteros para la lucha antisubmarina. Ni en un proyecto ni en otro se ha encontrado a¨²n en fase de negociaciones.
En cuanto a los submarinos Agosta, Espa?a tropieza con los inconvenientes de no ser soberana in sistemas de armamentos. A la Marina le interesa construir para la exportaci¨®n, abaratando las series dando ocupaci¨®n a los astilleros. La batalla perdida por Espa?a en torno a la construcci¨®n de cuatro submarinos Daphn¨¦ para Libia se ha trasladado, seg¨²n se cree saber a los planes para los Agosta. En efecto, los cuatro Daphn¨¦s solicitados por Libia supon¨ªan una inversi¨®n, entre construcci¨®n y servicios (50/50) de 36.000 millones de pesetas. No hubo, sin embargo, banco o grupo financiero espa?ol que respaldase la operaci¨®n, que, por cierto, necesitaba tambi¨¦n mucho respaldo pol¨ªtico, y el pedido se deshizo. Ahora Libia quiere varios submarinos Agosta, de mayor porte y costo, pero Francia parece tan interesada como Espa?a en construir para la exportaci¨®n, y, adem¨¢s, se halla en posici¨®n dominante como propietaria de los planos.
El otro gran proyecto naval de los a?os ochenta ser¨¢ la base de Gando, en la isla de Gran Canaria, apuntando hacia el sur del tr¨®pico de C¨¢ncer (l¨ªmite sur de la OTAN), y hac¨ªa la ruta petrol¨ªfera que alimenta Europa. Gando ser¨¢ un plan de apoyo log¨ªstico que gozar¨¢ de prioridad. Parte del dinero necesario provendr¨¢ de las inversiones econ¨®micas del Gobierno en las Canarias.
Estos ambiciosos planes supondr¨ªan, de llevarse a cabo plenamente, una reversi¨®n de la actual tendencia, que es la reducci¨®n de la fuerza, ello, a pesar del aumento nominal de las dotaciones presupuestarias. para la modernizaci¨®n. Si no se corrige el actual declive producido por el aumento de costos, en 1983 la Marina contar¨¢ con 125.000 toneladas, frente a las 200.000 de media existentes en los ¨²ltimos quince a?os. Un 40% de las unidades tendr¨¢n una vejez inaceptable: 35 a?os. Renovar ese porcentaje requerir¨ªa aumentar en un 50% las inversiones previstas.
La Marina busca una nueva apreciaci¨®n de su peso e importancia en el conjunto de la defensa Busca, en el fondo, m¨¢s dinero. Por eso el ministro de Marina pide ?una amplia y profunda revisi¨®n de objetivos de la defensa nacional?, y se?ala que la ley de dotaciones presupuestarias para la modernizaci¨®n de las fuerzas armadas (ley 32/7 1) ?no puede considerarse respuesta suficiente?, sino ?soluci¨®n moment¨¢nea?, ?etapa de tr¨¢nsito atemperada a las dificultades econ¨®micas ?.
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