Sigue la improvisaci¨®n en la industria del turismo
En contra de lo que pueda parecer, la mayor¨ªa de hoteles espa?oles se encuentran clasificados en las categor¨ªas m¨¢s bajas y, en conjunto, ofertan un n¨²mero de plazas notablemente inferior al de los pa¨ªses europeos, cuyos habitantes son los principales clientes de la industria tur¨ªstica espa?ola.
Aunque la avalancha de visitantes —en su mayor¨ªa espa?oles— que se ha producido esta Semana Santa servir¨¢ para tranquilizar las expectativas de los hoteleros, lo cierto es que la industria tur¨ªstica espa?ola est¨¢ afectada de importantes y graves problemas estructurales, a los que se une la creciente competencia de otros pa¨ªses mediterr¨¢neos, como es el caso de Grecia. Turqu¨ªa, Yugoslavia. Argelia, Marruecos, T¨²nez e incluso Portugal. Son m¨²ltiples las consecuencias del crecimiento r¨¢pido, desordenado y triunfalista de los a?os sesenta, durante el que numerosos promotores aplicaron la regla de m¨ªnima inversi¨®n y m¨¢ximo beneficio.
No es preciso comentar los cuadros adjuntos, en los que se aprecia claramente el desequilibrio zonal y, sobre todo, la preponderancia de establecimientos clasificados en las categor¨ªas m¨¢s bajas. A pesar de ello, el precio medio de los hoteles espa?oles rebasa ampliamente el de los competidores citados y se acerca peligrosamente a los que rigen en los pa¨ªses centroeuropeos.
Se da la circunstancia de que, al dispararse los precios, hemos eliminado el principal atractivo de nuestra oferta. Los tour operators monopolizan la canalizaci¨®n de demanda tur¨ªstica y sus intereses no responden en absoluto a esos lugares comunes de nuestra propaganda: el sol y la simpat¨ªa de los espa?oles. Por ello, comienzan a diversificar sus programas de vacaciones, ofreciendo a sus clientes atractivas posibilidades de pasar un mes de esparcimiento en cualquiera de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo que aspiran a emular el indiscutible milagro espa?ol.
Nuestra oferta hotelera est¨¢ todav¨ªa muy por debajo de la que ofrecen aquellos pa¨ªses de gran tradici¨®n tur¨ªstica, en cuyo grupo deber¨ªamos habernos integrado. Italia, Francia, Rep¨²blica Federal de Alemania e Inglaterra rebasan ampliamente las cifras espa?olas. Al mismo tiempo, el nivel medio de ocupaci¨®n de los hoteles espa?oles apenas rebasa el 35%.
El gran pecado tur¨ªstico espa?ol es, junto al desequilibrio zonal —claramente apreciable en el cuadro 2—, la ausencia total de coordinaci¨®n entre los distintos estamentos y factores que concurren en el fen¨®meno tur¨ªstico. En un plano empresarial, nos hallamos con una total falta de uni¨®n, no ya a nivel interzonal—que ya es grave—, sino incluso en el reducido contexto de un mismo n¨²cleo o enclave tur¨ªstico.
A punto de iniciar el verano de 1977, todav¨ªa no nos hemos puesto de acuerdo sobre qu¨¦ tipo de turismo interesa desarrollar y potenciar: no se ha emprendido una aut¨¦ntica pol¨ªtica de equilibrar oferta y demanda. con lo que persisten concentraciones demenciales como la de Baleares —casi el 30% del total de plazas hoteleras nacionales—; no se ha planificado adecuadamente el incontrolado mercado de apartamentos y bungalows; y no se han adoptado unos criterios m¨ªnimos de calidad tur¨ªstica
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