Duke Ellington, tercer aniversario de su muerte

Dentro de dos d¨ªas, el 24 de mayo, a los 75 a?os, pocos despu¨¦s de la muerte de su saxo tenor Paul Gonsalves, fallec¨ªa en Nueva York, en plena juventud creadora, Edward Kennedy Ellington, un hombre que hab¨ªa nacido el 29 de abril de 1899 en Washington, que hab¨ªa empezado a dar clases de piano con la se?orita Clinkscales en 1906, que hab¨ªa realizado su primera gira europea en 1933 por Inglaterra y Francia, que hab¨ªa dado una serie de conciertos en el Carnegie Hall en 1943, que hab¨ªa aparecido en la portada de la revista Time en 1956, mismo a?o en que realizara su primera grabaci¨®n con Ella Fitzgerald, que hab¨ªa escrito su primera banda sonora (para el Filme Anatom¨ªa de un asesinato) en 1959, que hab¨ªa grabado con Louis Armstrong y Count Basie en 1961 y con Charlie Mingus. Max Roach, Coleman Hawkins y John Coltrane un a?o despu¨¦s, que hab¨ªa compuesto la m¨²sica para la puesta en escena de una obra de Shakespeare (Timon de Atenas), en 1963, que estren¨® su Primer Concierto Sacro en San Francisco en 1965, que un a?o despues recibi¨® la Medalla de Oro del presidente, que en 1967 es elegido Doctor honorario en M¨²sica, por la Universidad de Yale, etc.Enamorado de las composiciones de larga duraci¨®n, escribi¨® suites de la categor¨ªa de Black, Brown and Beige (estrenada en 1943 en el Carnegie Hall), la Liberian Suite, encargada por el Gobiecno de Liberia para conmemorar su centenario, A Tone Parallel to Harlem y Such Sweet Thunder, inspirada por la obra de Shakespeare, entreotras muchas.

El corto espacio de esta secci¨®n impide glosar, ni siquiera brevemente, la carrera musical de un compositor, pianista, director de orquesta y arreglador que ha ido siempre unos diez a?os por delante de los dem¨¢s m¨²sicos de su generaci¨®n. En la elemental cronolog¨ªa que acabamos de hacer, hemos prescindido de la cita de sus m¨¢s importantes y conocidos temas (a lo largo de su vida compuso m¨¢s de 2.000) pero todo aficionado ha escuchado los m¨¢s importantes e incluso podr¨ªa cantar alguno de ellos. Quede constancia, aqu¨ª, de que pasado ma?ana har¨¢ tres a?os que la m¨²sica de jazz se qued¨® un poco sola, como hu¨¦rfana, porque Duke muri¨® en Nueva York.