Madrid para la democracia / y 2
Ante los graves problemas que venimos sintetizando, y frente a la irritante realidad de la Administraci¨®n no democr¨¢tica, los madrile?os, el pueblo de Madrid, se han organizado. Batalla a batalla, asamblea a asamblea, asociaci¨®n tras asociaci¨®n, ha ido surgiendo la respuesta popular, el movimiento ciudadano.El movimiento ciudadano es la lucha por la vivienda, por el pan sin fraudes, por los puestos escolares. Es tambi¨¦n el clamor por un mejor transporte p¨²blico, la exigencia de centros culturales y espacios verdes, la acci¨®n unitaria de comerciantes y vecinos contra el gigantismo comercial.
En su lucha en Orcasitas, Vallecas, Aluche, Moratalaz, San Blas, Villaverde, los Carabancheles, Getafe, y tantos y tantos otros distritos, barrios y pueblos del populoso Madrid de hoy, el movimiento ciudadano -formado por vecinos, amas de casa, comerciantes, jubilados y entidades culturales- ha ganado fuerza y conciencia. Ha pasado progresivamente de las reivindicaciones aisladas a toda una alternativa ciudadana de conjunto; de las primeras reivindicaciones sobre el nivel de vida, a plantear la exigencia global de un nuevo modo de vida.
?En qu¨¦ consiste esa alternativa?
Fundamentalmente en ir construyendo progresivamente una ciudad por y para los ciudadanos. Empezando por los problemas m¨¢s urgentes: la erradicaci¨®n definitiva del chabolismo; las medidas inmediatas de control de la especulaci¨®n urbana; la suspensi¨®n de derribos y desalojos, yendo a la rehabilitaci¨®n del casco antiguo para sus habitantes y para toda la ciudad; la escolarizaci¨®n gratuita y efectiva de todos los ni?os; el control de los focos de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica; el uso p¨²blico de espacios verdes privados que hoy monopoliza la oligarqu¨ªa.
A partir de esas primeras medidas de urgencia, tendr¨¢n que plantearse las ideas b¨¢sicas, para que cese el crecimiento de Madrid como algo canceroso, desordenado, con sufrimiento. Para transformarlo en un desarrollo humano, al servicio de la sociedad, y no en contra de ella, lo cual significa que ser¨¢ preciso cambiar el crecimiento capitalista autoritario por nuevas formas de desarrollo democr¨¢tico. S¨®lo en esa perspectiva de desarrollo global y democr¨¢tico adquieren su verdadero sentido las alternativas de detalle.
La primera de ellas se refiere a la fijaci¨®n de reglas estrictas de uso del suelo y de localizaci¨®n de actividades, en base al inter¨¦s general; con un patrimonio municipal de suelo urbano y urbanizable que habr¨¢ de formarse recurriendo a la expropiaci¨®n social y al derecho de retracto.
Tambi¨¦n habr¨¢n de extenderse y ampliarse las formas actuales de subvenci¨®n y gesti¨®n de la vivienda social; combin¨¢ndolas con una pol¨ªtica fiscal y de permisos administrativos que, de modo efectivo, imponga a las inmobiliarias privadas el cumplimiento de todas las exigencias que hoy son Inaplazables.
Renovar y preservar
Se renovar¨¢ el centro urbano, y se preservar¨¢ su n¨²cleo hist¨®rico, descentralizando actividades; y facilitando la reparaci¨®n y mantenimiento de las viviendas y de los edificios con fines p¨²blicos.
Se crear¨¢n nuevos puestos escolares, descongestionando las escuelas e institutos, que habr¨¢n de ser administrados con una gesti¨®n democr¨¢tica en cuyo marco la gratuidad habr¨¢ de respetarse escrupulosamente.
Se organizar¨¢ el sistema sanitario, poniendo el ¨¦nfasis en la medicina preventiva. Para ello, se multiplicar¨¢n los centros de salud a nivel de barrio, combin¨¢ndolos con cl¨ªnicas de distrito en la ciudad, o comarcales en el resto de la provincia.
Los espacios verdes y las ¨¢reas naturales -el monte de El Pardo, el pinar de Oriol, el soto de Vi?uelas, Guadarrama y Gredos- se preservar¨¢n. Adem¨¢s, deber¨¢n hacerse accesibles a los madrile?os en combinacion con una adecuada visi¨®n ecol¨®gica.
Se pondr¨¢ en marcha una nueva pol¨ªtica de transportes p¨²blicos, con un uso m¨¢s racional del autom¨®vil, y basada en el desarrollo prioritario del Metro, de los ferrocarriles suburbanos, y de las l¨ªneas de autobuses; con horarios y recorridos adecuados. Grandes zonas de la ciudad habr¨¢n de ser declaradas islas peatonales.
Se har¨¢ un esfuerzo especial en la animaci¨®n cultural, y en la recreaci¨®n del tejido asociativo de la vida de barrios, tanto del centro como de la periferia. Y no s¨®lo mediante centros c¨ªvico -culturales, sino estimulando, al tiempo, el desarrollo de fiestas y actividades sociales de todo tipo, protegiendo la conservaci¨®n e implantaci¨®n de locales populares, comercios de barrio y centros de reuni¨®n; preservando las plazas p¨²blicas, limitando el tr¨¢fico y aparcamiento de veh¨ªculos, y respaldando activamente las iniciativas de las asociaciones ciudadanas, culturales y recreativas.
Hacienda aut¨®noma
El conjunto de todas las medidas que proponemos requiere una hacienda local aut¨®noma, con mayores recursos, en el marco de la reforma fiscal general que Espa?a necesita. Y la gesti¨®n de los cambios que planteamos, habr¨¢n de ser la obra de las instituciones p¨²blicas provinciales y municipales, democr¨¢ticas y descentralizadas. Y lo que es importante: sometidas, siempre que sea posible, a un control popular con capacidad legal de cr¨ªtica y con participaci¨®n activa en las decisiones de la Administraci¨®n.
Los Ayuntamientos -el de Madrid /capital y los de los pueblos de la provincia- ser¨¢n ¨®rganos de gobierno democr¨¢tico; con todas sus facultades en el pleno en Madrid-capital, conjuntas municipales de distrito, y, en todo caso, con los servicios bajo la permanente supervisi¨®n de los concejales elegidos por el pueblo.
El ¨¢rea metropolitana, se configurar¨¢ como una mancomunidad supramunicipal, de todos sus ayuntamientos, para desarrollar una actuaci¨®n com¨²n para las cuestiones que afectan al conjunto; y todo ello con recursos fiscales. propios.
La provincia, cuyo ¨®rgano de gobierno efectivo ha de ser la Diputaci¨®n -y no la autocr¨¢tica figura del gobernador civil- equivaldr¨ªa a una mancomunidad de las comarcas en que habr¨¢ de diferenciarse la provincia.
Finalmente, el ¨®rgano de la administraci¨®n global para Madrid-regi¨®n ser¨¢ el resultado de una serie de planteamientos m¨¢s complejos, relacionados con la idea de la regi¨®n Centro, en la que Madrid es el n¨²cleo que condiciona el desarrollo.
Todas las propuestas que se han resumido en estas l¨ªneas son alternativas para los madrile?os, para su discusi¨®n por el pueblo de Madrid. Pensamos que son propuestas realistas y realizables; y que su puesta en pr¨¢ctica podr¨¢ transformar la vida cotidiana de los madrile?os, al crear las condiciones pol¨ªticas y urbanas para ir hacia una nueva ciudad en donde todos vivamos mejor.
Vivir mejor en Madrid es posible. Todo depende de que la fuerza popular, despertada por el movimiento ciudadano se transforme en voluntad pol¨ªtica, para lograr una reforma urbana democr¨¢tica. Y en ese amplio frente de acci¨®n, todas las fuerzas democr¨¢ticas deben unirse.
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