Ocultaci¨®n de cifras

YA RESULTA incre¨ªble: en la cuarta jornada del escrutinio los espa?oles desconocemos las cifras oficiales de la votaci¨®n del pasado d¨ªa 15. Todas las manejadas hasta el momento, tal vez demasiado abundantes, incoherentes e inconexas, no revisten car¨¢cter oficial, son lanzadas por los medios de informaci¨®n del Estado acumulando datos no acumulables, comparando otros sin excesivo significado y ocultando, en definitiva, las cifras reales. Los medios de informaci¨®n se ven obligados a recoger las cifras m¨¢s que confusas que el propio Gobierno lanza a trav¨¦s de sus canales acreditados: radio, televisi¨®n y agencia oficial de prensa, pero sin asumir oficialmente la responsabilidad. En un d¨ªa se procede al escrutinio de un cuatro o cinco por cien del censo: todo un r¨¦cord. Se habla de la ?complejidad? del escrutinio. Decididamente, contar parece algo complicado en este pa¨ªs que no lo ha hecho en cuarenta a?os. Pero hay m¨¢s: se acusa a los empleados de Correos, que protestan vigorosamente, sin que nadie hasta ahora haya desmentido sus protestas. El Gobierno cre¨® un centro de prensa para hacer p¨²blicos los resultados. No solamente no los ha hecho, sino que ha terminado cerrando dicho centro.El Gobierno est¨¢ obligado a anunciar p¨²blicamente -y con toda su responsabilidad oficial- las cifras definitivas, como tales, o las provisionales, sin especular, sin extrapolar, sin comparar cantidades heterog¨¦neas, sin ocultar las m¨¢s significativas magnitudes del voto popular, sin sustituirlas por los porcentajes de esca?os.

Este ins¨®lito escrutinio, in¨¦dito posiblemente en los anales de la democracia mundial, es una verdadera ceremonia de la confusi¨®n.