Fascistas en Burgos
Escribo esta carta para dar cuenta de uno de los espect¨¢culos mas denigrantes y vergonzosos que he visto en mi vida: la agresi¨®n de que fue objeto la caravana de hinchas bilba¨ªnos que el domingo regresaban de Madrid, a su paso, por Burgos.En torno a un sem¨¢foro se fue formando un numeroso pelot¨®n de borregos, camorristas y alg¨²n que otro fascista que comenzaron a abuchear, insultar y provocar a los coches bilba¨ªnos que pasaban. Naturalmente, ¨¦stos contestaron insultando a la gente que all¨ª se encontraba, y a medida que esto ocurr¨ªa y pasada el tiempo, los ¨¢nimos se fueron calentando y los susodichos energ¨²menos acabaron por dar patadas a los coches, golpearles, apalearles y arrebatar las ikurri?as y banderas atl¨¦ticas que llevaban. Tard¨® mucho en hacer su aparici¨®n un jeep de la Polic¨ªa Armada y la primera reacci¨®n de algunos de los que all¨ª se encontraban fue correr, pero viendo la actitud ?pac¨ªfica? de la polic¨ªa, volvieron a reagruparse. Aunque los insultos y las provocaciones continuaban y se present¨ªa que aquello iba a m¨¢s, la polic¨ªa se fue de all¨ª en el preciso momento en que algunas personas eran agredidas por mostrar su indignaci¨®n con lo que estaba pasando, y s¨®lo quedaron dos viejos polic¨ªas municipales que nada pod¨ªan hacer para contener las agresiones.
Ya por la tarde la situaci¨®n se fue agravando: pude ver c¨®mo ,energ¨²menos armados con palos aporreaban a los coches que contestaban a sus provocaciones, les arrancaban las banderas y quemaban algunas de ellas; si alg¨²n bilba¨ªno osaba salir del coche, ten¨ªa que volver a entrar r¨¢pidamente, entre patadas y pu?etazos, ante el riesgo de ser materialmente linchado. A un coche le rompieron la luna de atr¨¢s en el preciso momento en que llegaba de nuevo un jeep de la Polic¨ªa Armada. Llegaron m¨¢s jeeps, y en lugar de disolver a la gente que all¨ª se encontraba, como tan contundentemente hacen en otras ocasiones, se limitaron a ?ordenar? la agresi¨®n; los coches bilba¨ªnos pod¨ªan pasar ya con un poco menos de riesgo, pero continuaban siendo insultados, amenazados con palos, les arrojaban innumerables objetos y ve¨ªan como de vez en cuando ard¨ªa alguna ikurri?a ante los ojos complacientes de los ?agentes del orden p¨²blico?.
En fin, se hablaba de cierta provocaci¨®n por parte de los bilba¨ªnos; es posible, borregos hay en todas partes. Lo cierto es que los que all¨ª se encontraban, m¨¢s que responder a las supuestas provocaciones, provocaban ellos para poder poner en juego su vandalismo.
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